Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



sábado, 25 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!

¡Chic@s!
Esta no es capitulo, obviamente XD, pero es una entrada con mis mejores deseos;)
Espero que tengan una MUY Feliz Navidad.(:
Ojala que TODAS y TODOS tengan todo lo que quieren y se merecen :D Cualquier cosa que sea, desde una piedra hasta dominar el mundo 8-) Aunque creo que esa ultima soy solo yo (:
Espero que se la pasen genial con sus familiares, amigos, novios o novias y hasta sus mascotas :D
Decía mi mama que lo importante es estar en familia y todos juntos y tenia razón, pero seamos realistas, los regalos también son de una GRAN importancia para todos por mas que ellos digan que no. (:

No lo haré muy largo por que después se aburren (;
Ojala que este año que viene, rían, lloren, griten, besen, abracen, coman, corran, brinquen, hablen,amen y encuentren todo eso que quieren y se merecen (aunque dudo que alguien les pueda regalar el mundo(L) )
Gracias x todo el apoyo que me han dado a mi y al blog. No saben cuanto significa eso para mi. (‘:
Mis mejores deseos para todas.
Besos.
Biancaa(:

miércoles, 15 de diciembre de 2010

10.2 Perfección

Me desperté de golpe. Con la frente sudada y el cuerpo temblando. Las sábanas de mi cama se sentían pesadas sobre mi piel, y todo se sentía frío. Realmente frío. El cuerpo entero me dolía horriblemente y solo sentía el susurro del viento entrar por las ventanas entreabiertas.

Claro. Solo a mí se me ocurría dejar las ventanas de mi habitación abiertas cuando las temperaturas eran menores a 10 grados centígrados estando enferma. Me quité el sudor de la frente y me estiré un poco para tomar las gruesas mantas a mis pies.

-Ya sal de ahí, Lucas.- suspiré.

Miré la esquina más alejada de mi habitación y efectivamente, ahí estaba el. Dio un paso al frente y la luz de la luna lo bañó suavemente con su luz. Se veía cansado, y con frío. Temblaba ligeramente y aún así, logré ver como se sonrojaba. Me sentí culpable de que estuviera en esas condiciones, cansado, débil y muriendo de frío, ya que el que estuviera ahí, significaba que era precisamente por mí y porque le importaba más de lo que creía después de hablar con Jake.

-¿Cómo supiste que estaba aquí?- preguntó. Se le escapó un bostezó y cubrió su boca con su mano.

-Vamos, Lucas,- suspiré. Me pasé una mano por la frente para uitarme el cabello del rostro y también bostecé.- No eres tan difícil predecir.

-No sé si eso debería ser un insulto o un halago.- suspiró e intentó sonreír.

Lo miré un instantes, de pie frente a mi cama, abrazando su abdomen firmemente para protegerse del frío, despeinado, desgarbado, y me sentí triste.

Todavía no olvidaba lo que había sucedido en la escuela. No me había mirado más de cinco segundos. No me había hablado. Ni si quiera se había sentado en el almuerzo conmigo cuando me vio sola y pasó junto a mí con Emily. Nada. fue como si para él, mientras estaba con ella yo no existiera.

Nunca me había puesto a cuestionarme cómo sería mi vida sin él; cómo sería realmente, no solo si discutiamos un par de días.

Me había acostumbrado tanto a su presencia que estaba segura de que si me quedaba sin él, no lo soportaría. Y ya lo había sentido. Ese día sentí lo que sería estar sola, sin nadie que me sonriera solo porque quería hacerlo y en esa misma sonrisa me dijera lo mucho que me quería; nadie que me mirara con la adoración que el hacia; nadie que estuviera simplemente ahí, conmigo.

Así que me tragué mi orgullo y palmeé el lugar junto a mí. Vaciló un poco, me miró con cierta desconfianzá e hice mueca de dolor. Rápidamente suavizó la expresión y se sentó juntó a mí.

-¿Sigues molesta?

Lo pensé un poco. No tenía la certeza de que lo que Jake había dicho era verdad, pero tampoco estaba completamente segura de que fuera mentira.

Las únicas referencias que tenía eran su pasado en el que había salido con tantas chicas que no creía que hubiera número para contarlas, y los constantes coqueteos que le había visto antes de salir con él; y siendo sincera, no era mucha evidencia para dictar "condena". Y desde hacía mucho, no lo había visto coquetear con ninguna chica además de mí.

-¿Crees que soy bonita?- pregunté tímidamente. Tomé un mechón de mi cabello entre mis dedos y lo retorcí ahí sin verlo, porque no quería ver su expresión.

Explotó en sonoras carcajadas y la cama se movió con su risa. Fruncí el ceño y lo vi retorcerse de la risa en mi cama. Esperé pacientemente a que dejara de burlarse de mí.

-No era para que te rieras.- refunfuñé molesta después de que vi que su risa no cedería.

-Dios, Dest, ¿qué esperabas que hiciera?

-No sé. Tal vez responder un simple "si" o "no" como la gente normal.- gruñí.

Me miró de una forma que por un segundo me hizo pensar que tal vez había dicho la cosa más tierna del mundo, y al cabo de unos minutos sin decir absolutamente nada, volvió a sonreír. Me pasó una mano suavemente por mi mejilla izquierda, mientras que tomaba mis manos entre su mano libre.

-¿Y desde cuando yo soy normal?- bromeó. Lo fulminé con la mirada aunque tuviera razón y se encogió de hombros.- No pienso que seas bonita.- suspiró.- Pienso que eres hermosa. Simplemente perfecta.

-No soy perfecta.- espeté bruscamente.

Me miró seriamente mientras sopesaba mis palabras, probablemente también mi reacción, pero solo se pasó una mano por el cabello y se recostó en mis almohadas, con las manos detrás de su cabeza y las tiernas estiradas hacia mi. Suspiré. Estaba completamente segura de que estaba esperando una respuesta a mi comentario, pero, ¿cómo podía explicarle eso sin resultar ridículamente patética?

Tomé aire y jugué un poco con mis manos cuando tuve una idea un poco más clara de lo que quería.

-¿Puedes cerrar las ventanas?- pregunté quedamente. Asintió y de un ligero movimiento de mano desde mi cama, estas se cerraron.

Volvió a asentir y clavó su mirada sobre mí.

-Bien. ¿Por donde empiezo?- se encogió de hombros y me pidió que continuara.- Mmm… Mi cabello siempre es un desastre; no me maquillo; soy muy testaruda; estoy mimada; mis calificaciones no son nada del otro mundo; sé que a veces te mueres de ganas de salir corriendo y alejarte de mí.- tomé aire y lo boté rápidamente.- Soy celosa e ingenua. Te amo, y te he lastimado muchas veces. Dios, Lucas, no sé que pienses tú, pero eso no es ser perfecta.

-Dest, la perfección es relativa. Cada quién tiene su propia definición de ella.- Sonrió débilmente y suspiró.- Pero yo tengo mi propia definición. Y yo jamás hablé de que fueras perfecta para el mundo. Sé que te equivocas y cometes muchos errores, pero eso es lo que te hace ser tu misma y créeme, es lo más maravilloso que hay. Yo solo dije que tú eras perfecta para mí.

Me sentí repentinamente avergonzada de mi misma; de jamás poder decirle todo lo que sabía que le gustaría oír de mí. Odiaba no poder ser la típica novia romántica y dulce que todos los chicos quieren. Suspiré. Me odiaba por eso.

Esperé a que sonriera, pero jamás lo hizo. Estiró su mano y tomó la mía suavemente. Después, la soltó y elevó su mano dejando la palma hacia arriba. No dejó de observarla, y yo esperaba pacientemente, hasta que lo vi.

El mismo fulgor que una vez me había enseñado a hacer, apareció en su palma; solo que la diferencia esta vez, fue que no necesitó de mi ayuda. Aparté mi mirada de mi antiguo sol, y lo miré a él. Una profunda tristeza carcomía sus facciones, mezclado con dolor y arrepentimiento.

-¿Sabes? Esto deberías poder hacerlo conmigo.

-Pero no puedo.- concordé. Me miró ceñudo un instante y después cerró su palma y el sol desapareció. – Debe de haber una forma.

-Creo que la hay.

-¿Y cuál es esa?- chillé. Mis manos comenzaban a temblar de la emoción de saber que al fin podríamos revertir esto. Mi boca formó una perfecta “O” y el negó con la cabeza.

-Estuve investigando un poco.- confesó.

-¿Y que encontraste?- cuestioné, ansiosa y al mismo tiempo desesperada por que me dijera lo demás.

-Solo una persona ha sobrevivido a eso que tu hiciste.- logré ver como se ponía tenso.- Me refiero a transferir poderes y salir ileso de ello.

-¿Y que pasó con él o ella?

-El consejo la asesinó.
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Perdón.
BiancaaB':$

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sorry :C

Hola, Chicas.:D
Esta es Caddy c; Soy amiga de Bianca . Me pidió que les dijera que: "PERDON!" por no haber podido publicar el capítulo que les prometió hoy, pero que enserio se sentía mal. Al parecer ella me va a estar pasando los capítulos y yo los publicaré. La nena anda un poquitín mal de salud :s

Jaja, espero caerles bn (:
Bueno, mañana les publico los capítulos que me pase o si se siente bien y me lo pasa en un rato, en un rato pubblico ^.^
Cuidense.
Caddy<3

domingo, 7 de noviembre de 2010

9.2 Chica Nueva


Y ahí me tenían, sentada en el sillón de mi sala, con cuatro miradas furiosas sobre mí. No podía dejar de llorar y eso no parecía importarles. De hecho, ni siquiera sabía por qué estaban tan enojados conmigo, solo sabía que lo estaban. Por un momento llegué a pensar que les daba gusto verme así; que se regodeaban de mi pesar. Pero Ev y Damen no eran así. Ellos jamás se alegrarían por mis desgracias.

Los miré a los ojos. Lo único que quería era que dijeran algo que me hiciera sentir aún peor para así terminar castigada y poder ir a llorar sola a mi habitación hasta quedarme dormida y despertar diciéndome que todo lo había soñado. Pero no, solo se quedaron callados observándome.

La cabeza me zumbaba y sentía mi piel demasiado caliente como para ser normal, pero, ¿Qué más daba? Con suerte me internaban en el hospital un mes, sin derecho a visitas ni a salir.

Ev me miró fijamente y caminó hacia mi lugar. Se arrodilló frente a mí y me abrazó. Me sentía cansada y estar entre sus brazos, me hizo sentir bien. Extrañaba sentirme con esa seguridad que solo ella y Dam me proporcionaban. Ese calor que me recordaba a mi hogar y que prometía el bienestar de todo.

-Shh. Shh.- dijo, calmándome mientras frotaba mi espalda. La aún húmeda ropa se pegó a la piel de mi espalda y me hizo estremecer del frío.- Todo va a estar bien.

Me sentí como una niña pequeña. La abracé con fuerza, reacia a alejarme y ella me siguió confortando. Me tomó de la mano e hizo que me levantara de mi asiento. Alguien pareció querer protestar, pero ella lo ignoró y me arrastró al segundo piso.

Cuando nos vimos en mi habitación, me hizo sentar en la orilla de mi cama y cerró los ojos para que mi cepillo volara a su mano desde el baño. La miré boquiabierta y deseé poder hacer eso que ella, pero para mí ya no era posible. No dijo nada, se sentó detrás de mí y cuidadosamente comenzó a cepillar mi húmedo y enmarañado cabello.

Vi mi pijama flotar desde un cajón que se abrió por si solo hasta sus manos y me la extendió.

-Toma.- dijo suavemente.- Vístete en lo que te traigo algo de comer. ¿Está bien?

Asentí. Me regaló una dulce sonrisa antes de salir de mi habitación y dejarme sola para que me vistiera. Me quité la ropa mojada y la coloqué dentro del cesto de la ropa sucia. Me puse una blusa de algodón y un pantalón de la misma tela; ambos suaves y frescos, justo lo que deseaba. Ella volvió a los pocos minutos, con una humeante taza y algo en un plato que no supe identificar.

-Ten. Chocolate caliente. Tiene malvaviscos. – sonrió, a sabiendas de que era mi bebida favorita. Me extendió la taza y la tomé entre ambas manos.- Y aquí te traigo algo de pan tostado para acompañarlo.

Los tomé y comencé a comer. Sentí el líquido caliente al bajar por mi garganta lentamente, como en cámara lenta, y me gustó. De una forma extraña y torcida me gustó sentir el pequeño dolor en mi garganta. No era nada comparado con lo que me dolían otras cosas, pero me gustaba.

-Ahora sí. ¿Quieres contarme que sucedió?- preguntó ella calmadamente. A pesar de su máscara de serenidad, sabía que ella se moría de la curiosidad.

Vacilé.

No sabía si realmente debía contarle lo que había sucedido. A final de cuentas era mi prima y seguramente iría a contarle a Damen, que lo más probable fuera que quisiera romperle la cara a… bueno, a él, pero también era mi mejor amiga, y quería contarle. Así que solté la bomba. Le conté todo lo que había sucedido, obviamente omitiendo detalles como mi falta de magia y/o poderes, pero de allí en más, conté lo que Jake me había dicho, como me había sentido, lo que había pasado a la hora de contarle a Lucas, lo que había hecho al oírlo y demás.

Negó con la cabeza cuando terminé. No quería creerlo. Ella tenía demasiada confianza en Lucas como para creerse algo así.

-¿Lo dejaste terminar?- preguntó ella, nerviosa de la que pudiera llegar a ser mi reacción.

-Mmm. Yo—no lo pensé. – admití. Me miró con los ojos abiertos de par en par.

-¡Ves! Ahí lo tienes. Siempre sacas conclusiones apresuradas. ¡Dale la oportunidad de explicarte!- gritó animadamente.

-Yo--No puedo.- respondí tristemente. No sabía si estaba triste porque realmente sentía que Lucas me había usado o por que Ev tenía un punto.- No es la primera vez que lo hago. Además no estamos seguras, Ev.

Abrió la boca, lista para protestar y negué con la cabeza, dándole a entender que no tenía caso. Posiblemente lo había arruinado. Probablemente no, pero la mayor parte de mi cerebro me decía que si debí haberlo dejado terminar.

Ev miró a un lado, justo al calendario junto a mi cama y oí como tragó saliva ruidosamente.

-Dest, ¿recuerdas que día es mañana?- preguntó quedamente, cambiando radicalmente de tema.

Revisé la fecha y no pude evitar tragar saliva de igual manera. Las lágrimas me quemaron los ojos cuando recordé que acontecía al día siguiente.

-Si.- anuncié.- Claro que lo recuerdo.





Las nubes cubrían el cielo, dándole un aspecto lúgubre al lugar. Las flores en mis manos parecían más frágiles que nunca antes. Todo lo que veía parecía extrañamente pintado con algún tipo de tinta gris, como en las películas que todo parece triste y desolado. Solo que no era así. Gris tal vez, más no desolado.

Caminé a mi destino, sin detenerme por el llanto de las personas que pasaban a mi lado. Me miraban de forma condescendiente, como si sintieran lástima de ver a una chica de mi edad caminando sola por un lugar así.

Por un segundo me detuve y me pregunté si no había sido mala idea pedirles a Ev y Dam que me dejaran ir sola. Tragué saliva y me dije que no, que debía ser fuerte.

Vislumbré a alguien de espaldas justo donde mi destino estaba. Gruñí. No quería que nadie me viera ni me acompañara. No necesitaba la lástima de nadie. ¿Lo peor de la lástima? Que la mayoría de las personas se sienten mal por ti, pero no hacen nada para ayudarte. Te ven miserablemente, como si esperaran con ansias a que te derrumbaras para poder seguir con sus propias vidas y dejarte ahí. Yo no necesitaba nada de eso y realmente nunca lo hice.

Odiaba que me dijeran: "Oh, cariño, sentimos lo de tu hermano" ó "¿Te encuentras bien?" AÚn cuando podían ver mis ojos rojos e hinchados por llorar. ¿Cómo se le explica a una niña de 11 años que su hermano ha muerto? Simplemente no me lo dijeron. Lo descubrí yo misma cuando lo vi en el ataúd el día de su velorio.

Ver una pequeña sonrisa en sus labios me hizo sentir tranquila. Ya habían pasado dos días desde había sucedido el choque, y yo acababa de salir del hospital cuando tuve que asistir a aquel lugar. Al principio pensé que solo dormía, pero cuando moví su brazo, lo llamé y lo jalé, para que nada sucediera, comprendí que algo no andaba bien. Y fue ahí cuando Ev llegó llorando y me explicó todo. Nunca nada volvió a ser igual.

Caminé hasta que estuve a unos cuantos metros de mi destino. Me quedé viendo a la persona que observaba la tumba; ese cabello claro, alborotado y esa forma de pararse fueron lo único que necesite para saber de quién se trataba. Lo ignoré y me arrodillé frente a la tumba. Deposité las flores con cuidado para después leer el grabado:


En memoria a Trevor Boudelair.
Hijo, hermano, primo y amigo.
Siempre estarás en nuestros corazones.
Descanse en paz.



Esas pocas palabras me partieron el corazón en mil pedazos, igual que los últimos tres años. Justamente ese día, se cumplían cuatro años si él. Cuatro años sin mi hermano.

No pude evitar romper en un silencioso llanto. Me sentía sola. Sola en mil maneras diferentes. No sabía cómo debía de sentirme realmente después de cuatro años, pero sabía que no era así. No tenía sentido llorarle a un pedazo de piedra, duro y frío, si eso no me lo iba a devolver, pero al menos significaba algo dentro de mí. Los recuerdos comenzaron a llenarme lentamente, hasta que no pude más.

Una rabia inmensa comenzó a llenarme por dentro. Ya no lloraba de tristeza, ahora lloraba de odio y coraje. Odio por haberse ido, y coraje por no haberlo evitado. Di un golpe a la lápida y me sorprendí al no sentir nada de dolor en mi mano. No me di cuenta cuando comencé a golpearla. Lanzaba golpes frenéticos y caóticos a la lápida, como si ese acto de alguna forma fuera a devolvérmelo.

-¡Basta!- gritó la persona que trataba de ignorar. Pero no distinguí bien las palabras, lo único que quería era sacar todas esas emociones que se arremolinaban en mi pecho a toda costa.- ¡Dest! ¡Detente!

Deslizó sus brazos por mi cintura y me jaló fuertemente lejos de la tumba. Forcejeaba y gritaba constantemente, mientras las lágrimas me quemaban las mejillas, pero Lucas no me soltaba y no lo haría hasta que me calmara.

-¡Suéltame!- grité a todo pulmón, pero no sirvió de nada, no dejaba de “abrazarme”.

Me mantuve un momento así, llorando, gritando y pataleando, hasta que todos los sentimientos negativos fueron liberados y el cansancio me llenó por completo. Lucas me puso en el suelo, pero seguía abrazándome por si acaso. Ya que vio que no seguí intentándolo, me fue liberando de su agarre lentamente. Lo abracé con fuerza. Necesitaba que me abrazaran, ¿y quién mejor que él?

-¿A qué viniste?- pregunté entre los sollozos que emanaba.

-A ver a Trevor.

-¿Por qué?

-Porque era mi amigo.- suspiró.- Y porque sabía que te iba a encontrar aquí.

Podía sentir su aliento entre mi cabello, sus manos en mi cintura y sus brazos rodeándome, protegiéndome de mi misma. Lo quería todo. Quería todo de él. Sus besos, sus abrazos, sus caricias, su voz… tanto que me dolía. Me aferré más a él y recargué mi cabeza en su pecho una vez que deje de llorar.

Elevé mi rostro para verlo a los ojos y jalé el cuello de su camisa hacia abajo hasta que logré besarlo. Sus labios se movieron insistentemente contra los míos, con necesidad, hambre. Sonreí y me alejé un poco.

-¿Ya no estás enojada?- preguntó confundido.

Volví a darle un rápido beso y respondí:

-¿Qué tal si dejas que me preocupe por eso mañana? Hoy solo quiero estar contigo, niño bonito.

Y realmente quería que fuese así.






Cuando entré al salón y me deslicé en mi asiento, solo esperaba que las clases comenzaran rápido para no tener que hablar con nadie. La mesa que siempre compartía con Lucas, estaba vacía, y agradecí eso. El profesor entró a los pocos segundos, con el ceño ligeramente fruncido y rastros de su sudor que oscurecían el cuello de su camisa.

-Buenos días, chicos.- dijo con ese usual tono de voz paciente.- El día de hoy, tenemos a una nueva estudiante. Démosle una cálida bienvenida a la señorita Emily Follet.

El profesor señaló la puerta y todos nos quedamos perplejos. Una pelirroja sumamente hermosa entro al salón. Su cabello era lacio y caí sobre su espalda y hombros hasta un poco más arriba de su cintura. Tenía los ojos de un color azul celeste precioso y unas largas pestañas que los adornaban. Tenía un suave rubor en las mejillas, dándole un poco de color a su nívea tez. Las facciones delicadas y perfectas la adornaban. Tenía un aire de timidez que llamó mi atención, pero no le presté demasiada atención.

Su mirada se conectó con la mía por una fracción de segundo y creí ver una pequeña sonrisa burlona en sus labios. Algo en sus ojos no estaba bien, me hacían sentir desprotegida, y no podía apartar la mirada de ellos. No denotaban lo mismo que su físico y andar. Me estremecí ligeramente y parpadeé, deshaciéndome de ese momentáneo trance que me había infringido, pero cuando volví a verla, ya no encontré nada. Parpadeé una vez más, y me dije que lo había imaginado.

-¿Gusta decirnos algo sobre usted, señorita?- preguntó el profesor.

-Mi nombre es Emily, tengo 16 años y vengo de la costa oeste del país.- respondió ella. Siguió contándonos un poco sobre su vida, y en todo el discurso no alejó su mirada de mí.

-¿Puedo pasar?- preguntó Lucas desde la puerta. Como de costumbre, el simple hecho de estar en la misma habitación de él, me hizo sentir un poco acalorada.

-Claro. Tome asiento.- dijo el profesor. Lo miró un segundo mientras cerraba la puerta y vaciló un poco antes de decir:- Señor Russo, ¿le molestaría mostrarle la escuela a la señorita Follet?

Lucas me buscó con la mirada y me regaló una sonrisa dulce y encantadora al mismo tiempo; mi sonrisa. Por más enojada que estaba con él, no pude evitar sentirme feliz y llena por dentro. Pero, la miró a ella, a la tal Emily.

Se sonrojó notablemente y casi tropieza con sus propios pies cuando se acercó para presentarse. Se sentó junto a ella y así transcurrió el resto de la clase, sin siquiera mirarme una sola vez.



Una hora después, agradecí internamente que el timbre hubiera sonado. Tomé mis libros y miré fijamente a donde Lucas estaba con Emily. Ambos reían animadamente y no pude evitar sentir una incómoda sensación en todo mi ser. Quería alejarla de él, a mil kilómetros y aun así, sentí que no sería suficiente. Como si alguien me hubiera puesto una antorcha por dentro y lentamente me estuviera quemando. Me sentía más celosa de lo que alguna vez había estado.

Me acerqué a donde ellos estaban y me detuve para oír la conversación. Lucas atropellaba las palabras, como si estuviera nervioso o avergonzado sobre algo. Movía las manos torpemente y movía la cabeza de un lado a otro, aún sonrojado.

Recordé la última vez que lo había visto comportarse así. Me congelé cuando lo recordé. La última vez que se había comportado de aquella manera, había sido justamente el día en que me conoció, el día que me vio por primera vez. Había sido el día que juró haberse enamorado de mí.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

8.2 Como?

Lucas POV

Caminé a la entrada de Instituto, arrastrando los pies. Me sentía extraño; como si mi cuerpo estuviera sumamente cansado, pero mi mente estuviera perfectamente despierta. No sabía de dónde venía aquello y de no haber sido por que ya no me había sentido mal en varias semanas, hubiera pensado que Megan estaba cerca.

Megan.


Tensé la mandíbula cuando la recordé a ella, a Taylor y todo lo que nos habían hecho. ¿Cuánto podía alguien odiar a otra persona? No lo sabía, porque cada segundo que pasaba, odiaba más y más a Megan.

Suspiré y seguí arrastrando los pies hasta llegar a mi destino y fue ahí cuando nada importó. En el momento en que la vi, la tormenta cesó y todo volvió a su lugar. Le sonreí a Dest, pero estaba tan inmersa en sus pensamientos que pareció no notarlo del todo.

Cuando estuve lo suficientemente cerca, tomé su bolso y me lo colgué en el hombro para ayudarla. Ella no dijo nada, ni siquiera me miró. Oh-oh. Pensé. Algo anda mal.

Abrí la puerta de mi novia y ella se introdujo en él. La volví a cerrar y suspiré, me sentía nervioso por cualquier cosa que pudiera llegar a pasar, ya que con ella no se sabía.

-¿Cómo te fue hoy?- pregunté después de que me subí y ambos nos encontramos bajo el resguardo de mi auto.

No me respondió.

Encendí el auto y por el rabillo del ojo pude ver como se estremecía ligeramente. Sonreí. La adoraba.

Intenté acercarme para besarla, pero ella echó su cabeza hacía atrás para evitarlo. La miré con una mezcla de dolor y sorpresa; de alguna forma, ese simple gesto me dolió más de lo que alguna vez pensé, pero no dije nada.

Recordé lo que mi mamá solía decirme cuando era pequeño: "Cuando alguien esté molesto contigo, déjalo solo un momento. Ya que si lo hablas al instante, no terminará nada bien para ninguno de los dos, incluso puede que el problema se haga mayor." Así que me quedé callado, listo para que fuera lo que fuera que la tuviera así, se marchara.

Sabía que algo le sucedía y no sabía que. Algo se encendió en mi cabeza e intenté entrar en su mente, pero topé con pared al hacerlo. Ya sabía que lo iba a intentar.

El maldito silencio nos rodeó, separándonos momentaneamente. Manejé en silencio, poniendo más atención de la necesaria a cada detalle en la carretera; a cada movimiento en el bosque. Manejé por un largo periodo de tiempo, pues supuse que a como se sentía, seguramente lo peor que podía hacerle era llevarla a su casa, y no era tan cobarde como para eso.

Ya las nubes impedían ver bien el precioso cielo crepuscular, lo que indicaba que una tormenta se desataría pronto. Finalmente, me decidí por ir a cenar algo, ya que moría de hambre, y aunque Dest no dijera nada, sabía que ella también. Las luces de la ciudad nos bañaron cálidamente con su fulgor mientras entraba al centro de Wake Forest y el silencio reinaba.

-¿Es cierto lo que me dijeron?- preguntó ella de pronto, mirando al vacío, como si no hubiera dicho nada en realidad.

El corazón comenzó a golpearme duramente el pecho, como si temiera que algo malo fuera a pasar pronto. Sentí un fuerte palpitar en las sienes, y por un instante lo único que puede oír fue eso, mis latidos. El malestar me ganó y me estacioné frente a una acogedora cafetería que había cerca.

Miré por la ventana para calmarme. La lluvia caía copiosamente y me pregunté si no causaría estragos en un pueblo tan minúsculo como este, pero lo descarté diciéndome que ya debían estar acostumbrados a eso.

Me giré para verla, pero ella miraba hacia afuera, sentada de tal forma que me daba la espalda. Suspiré. No me quedaba más que afrontar cualquier cosa que viniera. Coloqué mis manos suavemente en sus frágiles hombros y reaccionó a mi toque con un suave estremecimiento.

-Depende. ¿Qué te dijeron de mí?- le pregunté con los ojos cerrados.

-Que solo me querías para acostarte conmigo.- acusó. La voz se le quebró en la última palabra y con ello, también mi corazón.

-¿Enserio piensas eso de mí?

-¿Cómo se supone que sepa?- me respondió con otra pregunta; típico de ella.

Se abrazó a sí misma y me pregunté el por qué de ese gesto; se veía tan débil y vulnerable que lo único que quería era abrazarla y protegerla.

Gemí. Un sonido áspero y lleno de frustración cuando me retó con la mirada a que lo negara. Miró al frente y elevó la barbilla retadoramente, pero podía ver los primeros atisbos de llanto en sus ojos; rojos, brillosos.

¿Cómo alguien -en especial ella- podía pensar algo así?

-Mírame. Mírame a los ojos, por favor.- supliqué, pero solo negó con la cabeza.

-Por favor.- volví a intentar, pero no se quedó a escuchar.

Abrió la puerta y se echó a correr por la calle, llorando. Me quedé sentado, viéndola marcharse. Cuando estuvo fuera de mi vista, cubrí mi rostro con mis manos y solo pude pensar:

“¿Por qué a mí?”




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Chicas, lo siento, enserio lo siento. Pero no he andado bn de salud ultimamente.
Se qe esta miseria de cap no es nada comparado con lo que les debo, pero no me siento nada bien. :(
Como le dije a Susej && a Giselle, durante una semana(si se pueden 2)pubblicare todos los dias. El blog cumple un año en Enero y mi meta era que para ese entonces ya ir en la 3era temporada :$
Mañana jueves empiezo, si? :$
Cuidensee;;
xoxo♥

miércoles, 20 de octubre de 2010

7.2 Correr


-¡Jake!- grité en el pasillo de la escuela.

Miró sobre su hombro y cuando vio que se trataba de mí, aceleró el paso. Otra puñalada en el pecho. ¿Qué pasó con el chico que dijo que sería mi amigo pasara lo que pasara? Demonios. Tenía que dejar de creer en todo lo que me decían pues a estas alturas ya debía de saber que no todo lo que te dicen las personas es verdad todo el tiempo.

-¡Deja de ignorarme!- volví a gritar. Todos a mi alrededor se voltearon a verme, con expresiones de: “¿Y a esta loca que le pasa?”. Siguió caminando y solo se me ocurrió una cosa para llamar su atención.- ¡¿O sea que así terminas conmigo?! ¡No puedes terminar conmigo porque yo termino contigo!

Y todo a mí alrededor se detuvo. Las personas me miraron sorprendidas como preguntándose qué rayos pasaba ahí. El buen chisme jamás pasaba desapercibido para nadie y mucho menos si se trataba sobre los guapos Jake Adams y Lucas Russo. Oí risitas jocosas a mi lado, de chicas interesadas en alguno de ellos y las fulminé con la mirada, mostrándoles que no había camino libre para ninguna. Mis buenos modales ya se habían acabado. Haría que me escuchara costara lo que costara.

Jake se detuvo en seco y dio media vuelta para caminar hacia mí. Los ojos le chispeaban y tenía la mandíbula más tensa de lo que jamás había visto. No se detuvo frente a mí. Me tomó del brazo y me jaló afuera del edificio sin darme oportunidad de mirar por donde caminaba para no tropezarme; en vez de eso, solo aplicaba más presión a mi brazo y me levantaba cuando estaba a punto de caer.

Me llevó así un buen tramo, ignorando mis protestas y jaloneos con tanto ímpetu que me pregunté si realmente no oía. Por fin, nos detuvimos lo suficientemente lejos de la escuela como para que nadie oyera nuestra próxima “discusión.”

-¡¿Qué demonios te pasa?!- gritó después de un momento de silencio incómodo.
No me quitaba los ojos de encima y en ese momento desee como loca volver a sentir su cálida mirada sobre mí. Entornó los párpados y bufó ruidosamente cuando no respondí nada. Solo me quedé ahí, viendo como toda la furia era descargada; como la tormenta destruía todo.

-¿Quieres que piensen que salimos? ¿Qué Lucas se entere de tu mentira?- ladró.
Me hizo pensar en lo que había hecho. Me había metido en un gran problema al tratar de resolver uno menor pero no de menos importancia. Si Lucas se enteraba de lo que yo había gritado a la mitad del pasillo, sería casi - si no que completamente- imposible convencerlo de lo contrario.

-Lo siento.- fue lo único que pude decir, aunque no estaba segura de si lo decía por la mentira o por lo que había sucedido fuera de mi casa días antes.

Me miró directamente a los ojos y pude percibir un rastro de tortuoso dolor en ellos. Quería confortarlo, hacerlo sentir tan bien que aquello desapareciera de su mirada. Fui una pésima amiga con él. Desde que había comenzado a salir con Lucas, me había olvidado de mis amigos y de que fuera de él también tenía una vida aparte. En cambio mis amigos no, ellos habían intentado procurarme todo lo posible y jamás habían cuestionado mi horrible monopolización. Simplemente me aceptaban como era.

-No. No lo sientes.-suspiró cubriéndose el rostro con el brazo.- Si lo sintieras no habrías dejado que Lucas se saliera con la suya y se quedara con todos tus poderes.
-Jake, no me digas que esto es sobre...

-¿Celos? Si. Estoy celoso. Odio ver como se abrazan. Como se besan. Como sonríes cuando lo ves, por más triste que estés.- podía ver el odio y el rencor en su mirada, como ácido quemándolo por dentro.- Odio la idea de qué probablemente ya hicieron el amor.

No lo dejé seguir con sus quejas. Hice volar su rostro a un lado con la fuerte cachetada que le propiné con todas mis fuerzas. Esperaba que le doliera hasta el alma aquel golpe, pero solo sonrió socarronamente, como si le hubiera hecho cosquillas.

-¿Realmente crees que Lucas seguirá contigo una vez que logre seducirte y te lleve a la cama?- preguntó, frotando su mejilla que llevaba marcada mi mano.

Lo miré horrorizada y al borde de las lágrimas.

-Sé lo que te digo.- se mofó.- Ya tiene lo que más quería; tus poderes. Una vez que logre acostarse contigo, te abandonará como a un juguete viejo.

Y eso bastó para hacerme dudar de todo lo que Lucas alguna vez me había dicho.

...


-¿Cómo te fue hoy?- preguntó Lucas una vez que estuvimos dentro de su auto.
Extrañaba mi auto. Extrañaba estar molesta y poder conducirlo a cualquier lugar menos a casa; sentir el viento golpear mi cara y revolverme el cabello con fiereza. Pero desde que fui "raptada" por Megan y Taylor, lo había perdido por completo. Ahora, tenía que pedirle a Lucas o Ev y Damen que me llevaran a donde tuviera que ir. Y lo odiaba.

Encendió el motor y el suave ronroneo del mismo me hizo estremecer, como si me hubiera atrapado por sorpresa aún cuando no fue así. Intentó acercarse y besarme, pero me alejé para evitar eso. Me miró extrañado más no dijo nada. Sabía que estaba molesta por algo, pero no sabía por qué. Ya había protegido mis pensamientos.

No dijimos nada. El auto comenzó a moverse silenciosamente en la carretera como un fantasma a través del bosque. La lluvia caía copiosamente, un reflejo de cómo me sentía. El tiempo pasaba y no llegábamos a ninguna parte, como si supiera que no quería llegar a casa. Los árboles pasaban rápidamente a nuestro lado, tan rápido que parecían una muralla en la carretera. El silencio se instaló entre nosotros, pero cada minuto que pasaba, era como si nos apartara más; nos alejara. Esa sensación me sobrecogió repentinamente sin dar aviso y miles de sentimientos se arremolinaron en mi pecho para llenarme los ojos de lágrimas.

Estaba atardeciendo, justamente el crepúsculo, así que cuando llegamos al centro de Wake Forest, las luces ya adornaban la pequeña ciudad.

-¿Es cierto lo que me dijeron?- pregunté sin mirarlo.

Tenía la mirada fija en la ventana, viendo las luces de la ciudad, para evitar que me viera llorar. Me sentía con el orgullo tan grande que no estaba dispuesta a dar explicaciones. Ni si quiera a él.

Detuvo el auto frente a una vieja cafetería de aspecto ligeramente rústico y acogedor. También miró por la ventana un largo rato hasta que suspiró y colocó sus manos en mis hombros.

-Depende. ¿Qué te dijeron de mí?

Quería gritarle a la cara lo que Jake me había dicho. Quería que me lo negara. Quería que me dijera que no era cierto. Pero no podía hablar. Sentía que en cualquier momento los sollozos se me escaparían y rompería en un violento llanto.

-Que solo me querías para acostarte conmigo.- dije. De alguna forma, mi voz se oyó seria, como un reclamo.

-¿Enserio piensas eso de mí?

-¿Cómo se supone que sepa?-respondí. Abracé mi abdomen, pues temía desmoronarme ahí mismo, y eso de alguna forma lo hacía parecer un poco menos imposible.

Miré al frente, elevando mi barbilla y la frente en alto. Me estaba costando mantener aquella postura, pero era lo único que podía hacer para no llorar, mostrarme altanera, tanto como se pudiera. Lo oí quejarse. Un sonido proveniente de su garganta lleno de dolor y vergüenza. Cerré los ojos con fuerza y tomé otra bocanada de aire para no romper mi actitud.

-Mírame.- pidió.- Mírame a los ojos, por favor.

Negué con la cabeza.

-Por favor.- repitió.

Abrí la puerta del auto y bajé a toda velocidad. Comencé a correr por la calle. Me sentía herida, traicionada. No lo había aceptado, pero tampoco lo había negado.

Corrí. Corrí hasta que las piernas me parecieron imposibles de mover. Hasta que los pulmones me ardieron. Hasta que la lluvia era lo único que se sentía real. Corrí hasta que ya no había nada de lo que escapar.

Me detuve cuando ya no pude más y estaba completamente empapada. Probablemente necesitaría ir al doctor por la recaída que sufriría, pero, ¿eso realmente importaba?

Me sentía frágil y pequeña, insignificante para el mundo. ¿Qué dolía más? ¿El enterarme que mi novio solo me quería para divertirse o el nunca haberme dado cuenta?
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Siento la tardanza. Pero es que qeria compartir algo con ustedes :)
Esta temporada, sera la mas larga que jamas escribire :D Aqui es donde comienzan los problemas reales, todo lo que pasara en la historia. Segun yo seran unas 4 temporadas, pero ahi depende de ustedes :$ De si les gusta o no. Ya nos iremos dando cuenta:)
Me despido con un beso y un abrazo para todas ♥♥
Cuidensee;;
xoxo♥

domingo, 17 de octubre de 2010

Pensamiento.

Chicas, este no es un capp como podran ver. Es solo algo que se me ocurrio en un momento de depresion. Espero que les guste.


"¿Quieres saber que veo cuando me miro en el espejo? Me veo a mí y a todo lo que me hace ser como soy.
Veo a una chica que sufre por la decepción y le duele el engaño. Veo a una chica que llora en las noches por un chico que no le corresponde y que aun así lo vuelve a intentar todos los días. Una chica que no importa cuán lastimada este, siempre dará lo mejor de ella e intentara hacer sentir bien a los que ama. Esa chica hará hasta lo imposible por ayudar a su mejor amigo; lo ayudara a levantarse aunque ella misma no pueda sostenerse en pie.
Veo a esta chica que es tímida y soñadora. Que cree que el amor puede con todo y aunque no lo ha experimentado, tiene fe en ello. Una chica que puede que no tenga un millón de amigos, pero los pocos que tiene son de verdad su mundo. Una chica que es tímida y reservada, feliz y atolondrada, que ríe y llora.
Veo a la chica que ha visto mil razones por las cuales no vale la pena vivir, pero también ha visto mil y un razones por las cuales si vale la pena hacerlo y ha decidido seguir con su camino.
A esta chica la han lastimado de un millón de formas diferentes, marcándola de por vida, pero sabe que todas esas marcas, son lecciones que tendrá en mente toda su vida y la ayudaran a ponerse de pie después de cada caída que sufra.
Una chica que se esconde tras una máscara de sonrisas perfectamente colocada para disimular el sufrimiento detrás de ello, solamente para que los demás no se preocupen por ella.
Una chica que ríe, sueña, llora, grita, ama, odia, sufre, es feliz, infeliz, de todo. Veo a esta chica que vale más que cualquier cosa en el mundo solo por ser ella misma. Una chica que no se da por vencida, porque sabe que por más dolorosa que pueda resultar la vida, no siempre será así. Ella sabe que mirar al suelo no le servirá de nada, que siempre hay que mantener la frente en alto, porque en el suelo solo verá sus pies y siempre habrá algo por lo que seguir adelante porque al final, la vida sigue, pase lo que pase. "


Al final solo queda seguir.
xoxo♥

jueves, 14 de octubre de 2010

6.2 Tonto

Lucas Pov

-¿Alguna noticia?- pregunté impaciente, moviendo el teléfono entre mis dedos con tanta rapidez que Ever gruñó.

-Deja de hacer eso antes de que vaya y te lo arranque de las manos.- amenazó ella.

En cualquier otro momento me habría causado gracia el tono que uso para decirme aquello, pero en ese momento no tenía cabeza para nada. Dest no estaba. Y no sabíamos dónde encontrarla. ¿A quién demonios se le ocurría dejarla ir con Katherine sabiendo que lo que ella más desea es acercarse a su hermana? Solo a Damen.

-Ya dije que lo siento, ¿bien? ¿Qué más quieres oír?- respondió a lo que pensaba, claramente oyendo mis pensamientos.

Volví a crear el muro que protegía mis pensamientos, ansioso por que dejara de hacerlo. Me llevé una mano a la boca y comencé a morderme las uñas como hacía cuando algo me ponía sumamente nervioso. Ev rió débilmente y me dio un manotazo para que dejara de hacerlo; lo odiaba a muerte.

-Quiero que me digas donde encontrarla, imbécil.- ladré.

Negó con la cabeza y Ev se sentó a su lado para después abrazarlo. No podía creer lo mal que me hacía ver ese simple gesto. Bien. Dest solo llevaba aproximadamente cuatro horas con Katherine, pero eso no importaba. La queríamos aquí y ahora. Ninguna charla dura cuatro horas cuando se trata de mi novia.

Me levanté de mi lugar en la sala de los Boudelair y me dirigí a la puerta, dispuesto a no seguir esperando como idiota a que una hoja con el nombre y dirección del lugar conde Dest se encontraba callera del cielo para ir por ella.

-¿A dónde vas?- chilló Ev, que ya se encontraba frente a mí, bloqueando mi salida.- No te puedes ir, Luke.

Sonreí. Ella y Avril eran las únicas personas que de vez en cuando me llamaban así, y hacia tanto tiempo que no lo hacía que algo se estrujó en mi pecho. Extrañaba a Avril. La extrañaba tanto que a veces me preguntaba si me volvería loco por ello. Tenía tantos años que no la veía, que una que otra vez llegué a cuestionarme si ella era real. Pero, tenía que serlo. No tenía tanta imaginación como para inventarme a alguien tan hermosa como ella.

Además, tres meses atrás había hablado por teléfono con ella y no había podido evitar derramar algunas lágrimas cuando ella rompió en llanto, argumentando que era alguna alergia. La conocía demasiado bien como para saber que mentía; lloraba porque me extrañaba tanto como yo a ella.

-¿La extrañas, cierto?- preguntó Ev. Solo asentí y la rodeé en un abrazo.

Ella correspondió a mi abrazo, rodeando mi cintura y recargando su cabeza sobre mi hombro con tanta dulzura que sentí la necesidad de retenerla ahí todo el tiempo posible.

Existen diferentes tipos de amores. El amor de amigos, como el que siento por Ev y Damen. El tipo de amor que no puedo nombrar y explicar, como el que siento por Dest. Y el amor de familia, como el que sentía por mi familia, Robert y Elizabeth. Todos tan diferentes pero a la vez tan iguales que en algunas ocasiones alguien puede llegar a confundirlos.

Había estado solo tanto tiempo que, a cierto punto, me había vuelto algo huraño y reacio a entablar una relación seria con alguien, no importaba cual fuera la intención de esta; amistad, noviazgo, etcétera. Las únicas personas que durante ese tiempo lograban llegar a mí, habían sido obviamente Ever, Katherine, Avril y Damen. Y, para mi fortuna-desgracia, había llegado esa chica de cabello chocolatoso y ojos verde claro para cambiar todo eso.

-No tienes idea cuanto.- dije, refiriéndome a Avril.

-Vamos, sabes que ella está bien. Siempre ha salido adelante sola, nunca nos ha necesitado.- me confortó Ev, acariciando mi espalda. Sonrió cuando me estremecí y besó mi mejilla.- Te quiero.

-Yo también te quiero...- respondí sonriendo.- Matar.

Hizo mueca de estar ofendida, realmente ofendida y me soltó. Arrastró los pies hacia donde estaba Damen y se sentó a su lado. El la rodeó en otro abrazo y me sonrió débilmente, como si llevara varios días sin dormir y estuviera realmente cansado.

-Lo siento.- suspiré finalmente. Ambos levantaron la cabeza y me miraron sorprendidos, como si aquello hubiera sido lo más sorprendente que hubiera dicho en varios años.- Ev, sabes que te amo. Que eres la mejor persona que he conocido y eso jamás cambiará. Y tú Dam, siento comportarme así, no es tu culpa. Solo me siento un poco… desesperado.

Damen se puso de pie y me dio un ligero golpe en el hombro. Rió suavemente y le regresé el golpe. Me retó con la mirada y pronto estuvimos dándonos golpes juguetonamente en el suelo. Oí a Ever suspirar y caminar hacia el teléfono, que sonaba insistentemente.

No supe cómo, pero de un momento a otro, nos encontramos pegados en paredes contrarias de la habitación sin posibilidad de movernos. Damen y yo nos dirigimos una mirada confundida hasta que vimos a Ever en el marco de la puerta sosteniendo el teléfono en una mano mientras la otra la tenía sobre su corazón.

-Ya sé dónde encontrarla.- Eso fue lo único que tuvo que decir para ponernos en marcha.





Golpeé la puerta y se abrió, pero quedó una gran marca en la madera que probablemente después debería pagar. ¿Qué más daba? Yo quería sacar a mi novia de ahí.

Me detuve un momento y sonreí. Nunca me había detenido a pensar en lo hermoso que sonaba esa palabra en mi mente. Nunca me había puesto a pensar en que todo lo bueno de mi vida, era gracias a ella. Tan solo teníamos unos pocos meses sosteniendo una relación “oficial” y ya sentía que la conocía de toda la vida.

-Reacciona, imbécil.- dijo Damen después de golpearme en la cabeza sacándome de mis ensoñaciones. Gruñí y le regrese el golpe, pero antes de seguir con la pelea, Ever pensó:

“Déjense de sus estupideces que no estamos aquí para eso.”

Ambos asentimos y cada quien tomó un camino diferente para buscar por la casa. Todos estábamos igual de desesperados por encontrarla. Por verificar que estuviera bien.

La llamada de Katherine a la casa nos había hecho ponernos más paranoicos y preocupados que antes. Algo andaba mal. Todos podíamos verlo. Dest se quejaba constantemente de persistentes dolores de cabeza, y dormía más de lo habitual, como si las noches le pasaran en cinco minutos y no descansara. Aquello no era normal.

Caminé por la casa, buscando en las habitaciones, echando ojeadas a las puertas, cuidando no hacer ruido. Claro que ellos ya sabrían que estábamos ahí por el olor, pero aun así, era como si sintiéramos la necesidad de tener cuidado.

“Por aquí.” Pensó Damen.

Ever y yo nos trasladamos a donde él se encontraba, listos para lo que fuera que pudiéramos encontrar. Abrió la puerta cuidadosamente, intentando no hacer ruido alguno.

Dest se encontraba recostada en una cama durmiendo apaciblemente, como si no lo hubiera hecho en años. Revisé el movimiento en su pecho, buscando el vaivén de el al respirar solo para comprobar que todo estaba bien, pero encontré un movimiento brusco y trabajoso, dificultoso. Genial, el frío le había hecho volver la neumonía. El cabello le caí húmedo sobre la frente y cuello, pegándose a su piel por el sudor. Tenía las mejillas coloradas, como si alguien la hubiera maquillado mientras dormía, pero todos sabíamos que no era así.

Desvié mi mirada un poco y vi a Katherine sentada junto a la cama, observándola cuidadosamente. Su expresión era intensa y pensativa, incluso un poco calculadora. Pareció no darse cuenta de que nos encontrábamos ahí, hasta que sonrió y habló.

-Se desmayó.- dijo calmadamente, como si no fuera nada. Se levantó de la silla y se acomodó la falda que llevaba puesta.

-¿Qué le hiciste?- gruñó Ever entre dientes. Damen le colocó una mano sobre el hombro para calmarla, pero ella solo la sacudió. Dio un paso al frente, esperando la reacción de su prima, para a la mejor provocación comenzar a pelear, pero Katherine solo la miró sobre su hombro e ignoró su comentario.

Me relajé un poco. Al menos estaba “bien”, o lo que podría decirse bien. Avancé hasta que estuve de pie junto a la cama y me senté a su lado. Acaricié la curva de su cuello con las yemas de los dedos, removiendo el cabello húmedo de su piel. Quería tomarla en brazos y sacarla de ahí, eso era precisamente lo que iba a hacer, pero algo me detenía y no sabía que era.

Ella se removió inquieta en la cama cuando rocé sus labios con la punta de mi dedo y atrapó mi mano entre las suyas. La acunó contra su mejilla y medio sonrió felizmente. La idea de meterme en su cabeza y ver que estaba soñando era más que tentadora, pero recordé lo mucho que odiaba que hiciera eso. Ella lo veía como una “invasión a su privacidad” pero yo más bien lo veía como “cuidar lo que más amo”.

-¿Qué le sucedió?- pregunté suavemente, cuidando mi nivel de voz para no despertarla.

-No sabemos.- respondió Will desde la puerta, sosteniendo un vaso con lo que todos supusimos era sangre. Arrugamos la nariz y ellos sonrieron. Le extendió el vaso a Katherine, pero ella negó con la cabeza.- Kath me llamó hace como dos horas que Dest se había desmayado. Fui por ellas y las traje de regreso.- suspiró y dio un trago al vaso.- Tenía mucha fiebre. Unos minutos más y hubiéramos tenido que llevarla al hospital.

-¿De qué hablas? Explícate mejor.- exigió Ever en tono caprichoso.

-Ardía en fiebre.- respondió el amablemente, todo lo contrario a ella.

-Eso ya lo dijiste. Duh. Me refiero al hospital.

Will sacudió la cabeza, fastidiado.

-Está enferma. Necesita quela cuiden. No que la saquen a la nieve en pleno febrero.- recriminó él, mirándonos acusatoriamente.

-Lo sentimos…- dijimos los tres al unísono.

-Estudié algo de medicina, pero les recomendaría que la llevaran con su médico de cabecera. Digo, solo para asegurarnos que todo esté bien.- dijo él. Suspiró y abrazó a Katherine, pasando un brazo por su cintura.

-¿Lucas?- llamó Dest desde la cama.

Me apresuré a darle toda mi atención para ver que podía necesitar. En el momento en el que me miró a los ojos, todo volvió a estar bien.

-Estás caliente.- dijo, acunando mi mano contra su mejilla.

-Dime algo que no sepa.- Bromeé. Oí algunas risitas a mis espaldas, principalmente de Ev y Will, ya que al parecer a Damen y Katherine no les hacía mucha gracia.

-Tonto.- murmuró ella.

-Tonta.

-Idiota.

-Mimada.- respondí. Me sacó la lengua y apretó mi mano.

-Prepotente.

-Hermosa.- dije. Ella se sonrojó un poco más, sorprendiéndome al hacerlo, pues creía que su rostro no se podía poner más colorado.

-Sácame de aquí. Quiero ir a casa.- pidió, sentándose en la cama apoyándose en sus codos.

La miré un segundo y supe que haría cualquier cosa para complacerla, no importaba cuan arriesgada o estúpida fuera. Solo quería verla sonreír. Coloqué un brazo bajo sus piernas y el otro detrás de su espalda. La alcé en brazos y me dirigí a la puerta. Hundió su frío rostro en la curva de mi cuello y sentí cuando inspiró mi aroma. Sonreí tontamente.

“Vaya. Esta chica sí que me vuelve loco”.

5.2 Culpa

Katherine.

Me levanté y Damen conmigo, ambos decididos a no hablar con ella. Hizo mueca de dolor, como si mi rechazo le doliera en el alma, pero, ¿acaso debía importarme? No, yo creo que no. Me sacudí la nieve de la ropa y me cubrí con la manta mientras Damen tiraba de mi mano para marcharnos de ahí. Comenzamos a caminar de regreso a la casa, donde sabíamos no tendría el valor de ir, cuando ella me tomó de la muñeca y me jaló hacia ella.

-¿Puedes darme cinco minutos?- preguntó, la voz ronca y rasposa como quien acaba de despertarse aunque estuviera anocheciendo.

-¿Qué tal si tú me das tres mil años y después vuelves?- ladré.

-Por favor…- suplicó ella en un hilo de voz.

Damen tensó su agarre en mi muñeca y me jaló hacia la casa con un poco más de fuerza de la necesaria, haciendo que esta me doliera. Sentía como si su piel estuviera extremadamente caliente a comparación de la mía; probablemente fiebre. Me tambaleé, pero como siempre, Damen evitó que callera y chocara contra el suelo.

-Kath, no es momento.- escupió él.

-Dam, necesito terminar de una vez por todas con esto.- dije, sorprendiéndome a mi misma de hacerlo. El me dirigió una mirada llena de escepticismo, igual de incrédulo que yo.

Katherine parpadeó un par de veces, sorprendida por mi repentino cambio de humor y después sonrió complacida con mi respuesta. Tomó mi mano y me jaló hacia donde ella se encontraba, pero Damen no suavizó su agarre.

-Te advierto algo. Si algo le sucede te vas a arrepentir. Iré y te buscaré y te las vas a ver conmigo.- amenazó Damen, sin dejarme ir.

-No sabes donde vivo.- respondió ella a la defensiva. Algo en la elevación de su barbilla y ese brillo retador en su mirada me recordaron a Ev.

-¿Es amenaza?

-Tómalo como quieras. Y no me amenaces que no sabes de lo que soy capaz.- sonó como si fuera burla, mas la amenaza estaba más que inscrita en sus palabras.

-No.- dijo él con sorna. Negó con la cabeza y sonrió.- Pero Trevor si, ¿verdad?

Ella lo fulminó con la mirada y frunció el ceño, pero aún así, logré captar algo de dolor inscrito en sus facciones. Era como si por fuera intentara mostrar ser fuerte e indiferente a los comentarios de nuestra familia pero por dentro el dolor la carcomiera viva. Como una máscara perfectamente puesta que estaba a punto de romperse.

-Mejor vayámonos ya antes de que me arrepienta.- suspiré. Damen suspiró y Katherine sonrió. Pude ver la burla dirigida a mi mejor amigo.




El camino era silencioso, pero sobre todo, frío. Llevábamos como dos horas encerradas en aquel auto rodeadas de bosque y silencio. Coloqué mis muñecas frente a las rendijas de la calefacción para sentir el tan añorado calor que estas proporcionaban. Suspiré de alivio cuando volví a sentir la movilidad en mis dedos después de un buen rato de no sentirlos. Oí una risita a mi lado, y volví la mirada hacia ella, para ver qué era lo que tanta gracia le hacía. Me sonrió, probablemente esperando la misma respuesta de mi parte, pero hallándome tan hostil como de costumbre.

-¿Y cómo te ha ido?- preguntó amablemente.

Entorné los párpados, sin molestarme en ocultarlo. Ella se estremeció ligeramente, pero no dejó que el auto perdiera el control. Tomó el volante con más fuerza y clavó la mirada en la carretera, como si no le hubiera molestado aquello.

-No sé. ¿Tú qué opinas? Megan casi me mata. Maté a Taylor.- bufé.- Vaya, Katherine, me ha ido genial.

-¿Y mamá y papá?

Tragué saliva, odiando que los llamara de aquella forma. No porque también fueran sus padres, si no porque ni siquiera merecían que ella los llamara de aquella forma, por más que la odiara.

-No es de tu incumbencia.- respondí tajante. Ella volvió a estremecerse.- ¿A dónde demonios me llevas?

-A un lugar que se que te va a encantar.- respondió.

Su voz era tan suave y dulce que por una milésima de segundo, me sentí mal por ella. ¿Qué se sentiría que toda tu familia, incluyendo a tu hermanita que apenas y conoces te odie? Sacudí mi cabeza e intenté regalarle una sonrisa que me salió más como una mueca.

Me hundí en mi asiento y me crucé de brazos, odiando aquel silencio incómodo que se abría paso en el auto. De no ser por el ruido del auto sobre la carretera, el rugido del motor y el sonido del viento golpeando me hubiera vuelto loca ahí con ella. Cerré los ojos y los mantuve así alrededor de media hora, ignorando todo a mí alrededor. Me concentré en oír o mover algo con la mente, pero el silencio de Katherine me dijo que nada sucedía.

Pensé en Lucas. Fue como ver un oasis a mitad del desierto. No podía sacarlo de mi cabeza no importaba cuanto lo intentara. Pensar en el me era tan indispensable como respirar y tan reconfortante como un soplo de frío viento el día más caluroso del verano. Solo ver su imagen en mi mente me hacía sonreír como tonta; mi pulso se desbocaba y sentía la punzante necesidad de besarlo a toda costa en ese mismo instante.

No podía creer que hubiera hecho algo tan bueno como para tenerlo conmigo. Solo. Mío. Y. De. Nadie. Más.

Después de unos minutos, el auto se detuvo y sentí como movieron mi hombro suavemente. Abrí los ojos y me encontré con que me había quedado dormida. Bostecé y estiré mis brazos para despertarme completamente.

-¿Has dormido bien?- preguntó ella.- Hey, no te ves bien.

-Me siento bien.- respondí, controlando mi voz.

Colocó sus manos sobre mi frente y mejillas y las dejó un momento ahí, midiendo mi temperatura corporal. La miré sorprendida mientras me recargaba sobre el respaldo del asiento y ella “cuidaba” de mí. Miré afuera y vi un restaurante algo elegante para mi gusto, pero no me sorprendió, ella siempre había sido un poco elegante.

-Estás ardiendo en fiebre.- dijo finalmente.- ¿Quieres que te lleve a casa?

-Estoy bien, enserio.

-Dest, no hay problema. Hacemos esto después…

-Kath, enserio, puedo hacer esto.- respondí. Abrí la puerta y me bajé del auto.

Sentí el frío viento golpearme con furia, como si deseara hacerme sentir su fuerza para que me alejara, pero no lo lograría, seguiría de pie pasara lo que pasara. Di un paso al frente, y comenzó el dolor.

Sentí un dolor agudo entre las cejas y toda la cabeza. Era como si alguien hiciera presión en mis sienes con sus nudillos. Sentía como si alguien me taladrara la cabeza; el dolor era insoportable.

Caí de rodillas al suelo, la nieve comenzó a derretirse y mi ropa se mojó. Quería levantarme, pero el dolor era tan grande que no podía más que quedarme ahí tirada, retorciéndome del dolor. Katherine me levantó de un ágil movimiento y me sentó en el asiento del auto, cuidando no moverme demasiado.

-Respira y tranquilízate.- me pidió. Sus manos revoloteaban sobre mí, como si no tuviera idea alguna de que hacer.

-Eso…inten…to.- murmuré entre dientes, reprimiendo un grito.

Tomó su celular y marcó un número.

-¿Will? ¿Amor? Necesito tu ayuda. Ahora.- dijo ella, dándole a entender a su novio que era realmente urgente.




No supe quien me bajó del auto ni quien me recostó en una cama. No sabía dónde estaba ni que hora era. Probablemente era muy tarde, pero esa era la última de mis preocupaciones. Sabía que me buscarían por la amenaza de Damen, pero no sabía cuánto tiempo tardarían. Es más, no sabía si realmente querían que supiera donde estaba.

Katherine y Will corrían por la habitación de un lado para otro, buscando lo necesario para “curarme”. Primero un termómetro y después me cubrieron con algunas mantas, cuidando no moverme demasiado para no lastimarme. Todo el cuerpo me dolía. Era como si hubiera hecho algo de lo cual estuviera tan adolorida que apenas podía moverme.

-Kath, llama a Ever.- sugirió Will, con su mano en mi frente.- Bonita, ya verás que te pondrás mejor.- me susurró.

-Will… Ella no…

-Kath, llevas más de cuatro horas sin que ellos sepan nada; necesitas llamarlos.- lo último fue más como una orden en vez de un simple comentario que un novio hace a su novia.

-Está bien…- dijo resignada, la voz llena de preocupación. Tomó el teléfono y salió de la habitación, marcando número frenéticamente, con las manos temblorosas.

-Will… Hazme un favor.- escupí entre dientes como pude, reprimiendo el dolor que sentía en todo el cuerpo; de la cabeza hasta las puntas de mis pies.

-¿Qué necesitas, bonita?

-No le comentes nada a Lucas.- me miró confundido, como si acabara de oír una estupidez de lo más grande.- Por favor. No puede saber.

-¿Por qué?- me cuestionó.

-Porque no quiero que sepa que todo esto es por su culpa.

Perdon!!

Chicas bellas y chicos guapos (si hay chicos:$) Enserio, no se como pedirles disculpas x no pubblicar!
Miren, mi situación emocional no anda muy bn qe digamos, asi qe no tengo nada de ideas.
Ademas, a mi qerida madre se le olvido pagar el internet y no tengo u.u
Ya tengo 3 capps adelantados y diran: "Si no tiene internet, entonces como rayos esta pubblicando esto?" Verdad?
Pues facil. Estoy en la escuela e iba a pubblicar de aqui, pero olvide el usb en mi casa -.-"
Juro que mañana pubblico los 3 capps y algunos oneshoots que tengo :$ Si hoy tengo internet, lo hago hoy mismo.
Yo veo el lado bueno. Este tiempo sin pubblicar me ha dado muchisimas ideas. No tienen idea de que bien me ha caido:D Asi que ahora si tendran una historia fija, no toda malhecha como antesD:
Espero que me puedan disculpar :(
Cuidensee;;
xoxo♥

miércoles, 29 de septiembre de 2010

4.2 Amistad

A la mañana siguiente me removí inquieta en la cama, asediada por un horrible dolor de cabeza. Sentía como si alguien hiciera presión en mis sienes con los nudillos con el propósito de hacerme sufrir. Clavé mis uñas en el colchón y apreté las sábanas, cerrando los ojos en un ridículo intento de mitigar aquel maldito dolor.

-¿Sucede algo?- preguntó la suave y adormilada voz de Lucas.

El corazón me dio un vuelco cuando lo vi. EL cabello café claro y despeinado le caía tímidamente en el rostro, cubriendo parcialmente aquellos ojos del color del bosque que no había logrado sacarme de la cabeza desde la primera vez que los vi. Aún no podía acostumbrarme a que fuera tan malditamente hermoso, mucho menos en las mañanas cuando adquiría ese aspecto desgarbado junto con aquella sonrisa tonta llena de vida y felicidad.

Vamos, Dest, sabes que todo valió la pena.
Me repetí a mí misma, por aproximadamen millonésima vez en casi tres semanas. Si no hubiera dejado todo a un lado y si hubiera sido una egoísta, probablemente Megan, la vampira que juró matarme, lo hubiera matado a él. Un doloroso nudo se formó en mi garganta ante aquel pensamiento, haciendo que los ojos me ardieran. Debió notar mi cambio de humor, porque me dirigió una sonrisa que me hizo confirmar lo que pensaba.

Todo. Absolutamente todo ha valido la pena. Y de tener qué, volvería a hacerlo otras mil veces sin pensármelo dos veces con tal de tenerlo aquí a mi lado.

No me di cuenta cuando, pero el dolor de cabeza cedió un poco en el momento en el que él tocó mi mano, haciéndolo a un lado y dejando a su paso esa sensación de cosquilleo en todo el cuerpo. Como si cientos de plumas me rozaran la piel. Reí tontamente a causa de ello y me miró extrañado.

-¿Qué haría sin ti?- pregunté, acurrucándome contra su cuerpo.

Me rodeó en un abrazo con dulzura, como quién abraza algo sumamente delicado y teme romperlo con un soplo de su aliento. Sentí su corazón latir bajo su piel y el pulso se me aceleró.

-Probablemente estarías mejor.- dijo finalmente, escondiendo su mirada de la mía.

Lo miré con los ojos abiertos como platos, deseando poder creer que había oído mal o estaba bromeando conmigo. Procesé la información un instante, sin poder retenerla en mi cabeza al cien porciento. Me deshice de su abrazo y me senté en la cama, dándole la espalda y furiosa. Sentía como si los ojos me chispearan y la garganta se me secara.

-Vete al Diablo, Lucas.- atajé molesta. Sintiendo las molestas lágrimas en mis ojos.

-No puedo.- me respondió, con un rastro de burla en su voz.

- ¿Por qué no? –Estaba al borde de las lágrimas.

-Porque mataste a Taylor.- respondió sonriendo, haciendo me que girara para encararlo. Su sonrisa me deslumbró y me sentí tonta.

Genial, Dest. Lo mandas al diablo y sucumbes ante su sonrisa. La historia de mi vida. Me reprendí mentalmente por segunda vez ese día. ¿Qué tan genial era eso?

Igual que la noche anterior, mi estado de ánimo cambió bruscamente, solo que esta vez sentí como si una gran avalancha de tristeza callera sobre mí. El peso de todo lo que me había dolido en los últimos meses cayó sobre mis hombros con tal intensidad que sentí como si realmente algo me estuviera aplastando. Las lágrimas comenzaron a salir por las comisuras de mis ojos, como dos llaves de agua rota. Lucas se apresuró a abrazarme con firmeza, protegiéndome de algo que ninguno de los dos lograba entender.

-Oh no, Dest. Ángel, juro que no era mi intención…- suspiró y se quitó el cabello de la cara.- Dest, juro que… ¡AHH! Siempre arruino todo.

-No es eso…

-¿Entonces a quién tengo que golpear?- preguntó.

Abrí los ojos de golpe y lo mire un instante con extrañeza. Era como si mi día lluvioso se hubiera arreglado con solo verlo a los ojos.

-A nadie. Es solo que estoy harta de todo. De mentir, de fingir, de escondernos.- tomé aire, evitando las malditas lágrimas que se arremolinaban en mis ojos.- No quiero ser esto.

-Dest, ya te lo dije. No sé cómo ni cuándo, pero te juro que encontraremos la forma de revertirlo, cueste lo que cueste, aunque me cueste la vida.

Tragué saliva y por primera vez desde que lo conocí, sus palabras me dieron más miedo del que jamás había sentido.




-Hola, cariño.- dijo mi mamá desde la puerta, dos días después.

Se me escapó un gruñido que traicionó mi compromiso con Ev de no ser maleducada con mis padres. Entorné los ojos, fastidiada por el simple hecho de tener que ver a esa mujer, pero a ella pareció no importarle y avanzó hacia mí. Mi papá también sonrió y abrió los brazos esperando un abrazo que nunca iba a llegar. Torció la boca en señal de disgusto y habló.

-Destiny, ¿no vendrás a recibir a tus padres?- preguntó.

Hipócrita… pensé.

Giré mi cabeza y paseé mi mirada por toda la habitación, tratando de hacerlos enojar actuando como si no los viera. – Nop. No los he visto.

Damen colocó su mano sobre mi hombro y me dio un ligero apretón para que me relajara un poco. Bufé. ¿Cómo podía pedirme que los tratara bien? Era como pedirle a alguien sediento de venganza que se contuviera cuando tenía la oportunidad frente a él. Todos esos años de rencor estaban saliendo a la luz, y odiaba que ellos ni siquiera se inmutaran.

-Cariño, no seas tan dura con nosotros…- pidió mi mamá. Casi parecía que su voz era así de tranquila siempre.- ¿Alguno nuevo en el último mes?

Tensé mi mandíbula y reprimí las lágrimas. La odiaba. La odiaba más que a nada en el mundo. Más que a Megan, la vampira psicótica que juró matarme. Más que a Katherine, mi “hermana” perdida. Más que a nadie. Lo único que quería era restregarle en la cara que eran una vergüenza como padres y que ni siquiera ese título se merecían. Que jamás merecieron que alguien tan genial y maravilloso como Trevor, mi hermano fallecido, los hubiera llamado de esa forma.

Pero en vez de explotar, cerré la boca y me contuve. Decir lo de Trevor era un golpe bajo, incluso para mí, y no creía poder soportarlo de todas formas. Cerré los ojos y me transporté hacia el momento en el que habíamos estado juntos casi un mes atrás. Jamás oirían de mis labios aquello. Jamás sabrían del “Los amo” que les había enviado. Al menos por mi parte no.

-¿Algo nuevo, cariño?- preguntó pacientemente mi mamá de nuevo, aunque podía ver cómo le urgía terminar con esa platica para poder ir a hacer lo que fuera por lo que hubiese venido.

-Si.- respondí con una sonrisa.- Vete al diablo y nunca jamás vuelvas a mi vida. Porque sinceramente, ¡TE ODIO!

No le di tiempo de responder, porque me eché a correr fuera de la casa. Mis pies descalzos golpeaban el suelo y provocaban ruidos sordos contra la nieve de afuera. Corrí hasta que el pecho me ardió y no soporté más el dolor de las piernas. Corrí hasta que sentí que no lloraría, hasta que el dolor dentro de mí parecía haber sido anestesiado.

Las plantas de los pies me ardían bajo las cortadas. Había un rastro de mi sangre en la nieve, arruinando su blanca perfección. Me senté bajo mi árbol favorito, un gran roble lejos de la casa, donde solía jugar de niña. Abracé mis rodillas y me mecí de enfrente hacia atrás, tratando de olvidar todo, convenciéndome que en un par de años me podría largar de esta casa de una vez por todas y de una vez estar con…

Wow. Jamás pensé que imaginar mi futuro dolería tanto. Mi mente solo llegaba a la conclusión de que jamás revertiríamos lo que hice y me quedaría humana para siempre, cada día envejeciendo más y más hasta morir y que no quedara nada de mí. Mi garganta se cerró y tuve que carraspear un poco. ¿Qué pasaría dentro de unos años cuando Lucas se viera mucho más joven que yo? ¿Dejaría de quererme? ¿Y Ev y Damen? ¿También Bel y Dean? ¿Camilla, que se había mudado a Canadá junto a Shane hacia una semana, también se olvidaría de mí?

Dejé mi mente torturarse con esos pensamientos un buen rato. Levanté la cabeza solo para ver mi aliento flotando sobre por el frío, cuando sentí que algo me cubrió los hombros.

-Vaya. Sabía que te encontraría aquí.

Damen se sentó junto a mí, estirando las piernas y colocando sus manos detrás de su cabeza para recargar su cuerpo en el tronco del roble. Al principio, eso fue lo único que dijo y se quedó en completo silencio.

-A veces puedes ser muy dura, pequeña.- dijo sonriendo.

-No te pedí tu opinión.- Espeté. Me revolvió el cabello y acomodó la manta de forma que nos cubriera a ambos.

El viento rugió con fiereza, como si de alguna manera nuestra presencia le incomodara y con eso deseara que volviéramos a dentro. Me pasó un brazo por los hombros y me pegó contra sí, simplemente por gusto.

-¿Te sucede algo? Te he notado muy rara últimamente.- apuntó. Me encogí de hombros, esperando que de una vez por todas me descubriera y pasara lo que fuera que tuviese que pasar.
-Solamente… yo. No me he sentido bien.

Y no pude contenerlo más. Las lágrimas salieron a borbotones por mis ojos, nublando mi vista. El me abrazó sin decir nada, simplemente me dio a entender que estaba ahí para mí.

-¿Hay algo que pueda hacer por ti?

-Solo que date conmigo y dime que tú si me quieres.- lloré. Emitió un sonido como de ternura y me abrazó con más firmeza.

No podía creer lo débil y patética que estaba resultando ser. Ese sentimiento de soledad acaparaba todas y cada una de las células de mi cuerpo, tragándose todo los otros sentimientos que buscaban abrirse paso a través de mi.

-Te amo, Dest. Eres, junto a Ev, la persona más importante en mi vida, pequeña. ¿Cómo podría no quererte?- me consoló.

Aquellas simples palabras me dieron a entender que una amistad así no tenía precio. Un amigo era lo más valioso que una persona podía tener y algo que uno jamás debe subestimar. Era saber que siempre habría alguien a mi lado que me querría y apoyaría incondicionalmente siempre, todos y cada uno de los días de mi vida pasara lo que pasara.

-Destiny, sabes que puedes contar conmigo siempre. No importa que tan malo o grande sea, te juro que siempre voy a intentar encontrar la manera de ayudarte. Nada me hará dudar de tu palabra, hermanita.

-¿Lo juras?- pregunté con un hilo de voz.

Asintió, diciéndome que sí. Bueno, ahora era mi oportunidad de quitarme ese peso de encima.

-Necesito contarte algo…- murmuré solo para nosotros, aunque estuviéramos solos.

-Hola, hermanita. Damen.

Damen se tensó al instante y yo sentí como mis manos se convertían en puños.

Katherine.




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Sin excusas :$
Mi suministro se termino 8-)


No, la vdd es qe anduve un poco desanimada por algo qe me dijeron mis papas sobre esto de escribbir, qe no podia hacerlo y blablabla, pero como me dijo un amigo: "La vida no cuenta por las cosas que puedes hacer y las qe no. Cuenta por las cosas que haces para intentarlo*.*" && Ya volvi!
Aww.. saben? odio dar premios xqe odio tener qe elegir xD pero buehh, aqi estaa :D






Mil Gracias a Vaal♥ && Hil♥ && Ivonne♥



Qito las preguntas x qe no creo qe realmente les interesen jejem*


Entrego el premio a: [no sé si habia numero especifico] xD




1. Mary && Loree♥
2. Vaal ♥
3. Hil♥

4. Susej♥
5. Giselle♥
6. Clau (ChicaCorderitta*.*)♥
7. Silvitax♥
8. Diana♥
9. Natta♥
10. Rose.Twi♥
11. Aranza♥
12.Mariana♥
13. Maddy♥
14. Ivonne♥

15. Laura♥
16. Ketty♥

17. Day♥
18. Todas mis lectoras♥.♥ [tmbn a las qe no tienen blogg :3]

[no esta en orden xD]

Cuidensee ;; Comenteen ;) ;;
ilyy♥

pd. por qe todos los Lucas' son sexies?? o.O XD

miércoles, 22 de septiembre de 2010

3.2 Plan de Escape

Lucas Pov:

Escuché como Dest iba hacia la cocina seguida por Ever. Damen se quedó en aquella habitación conmigo y se instaló un silencio incomodo. A él no le agradaba que yo me quedara, pero no tenía opción. Ya ninguno de los dos la tenía, él porque no quería ser infeliz a Destiny ni a Ever que se pondría triste al ver que Dest se sentía sola por mi ausencia. Y yo porque estaba inconfundiblemente enamorado de ella, y separarme era no como un ataque cardiaco sino peor, como un estado de coma hasta volver a estar a su lado. Aunque ahora un sentimiento acompañaba al amor y era la culpa, yo había permitido que ella me legara sus poderes. Yo había permitido que se abriera ese portal y le estaba ocasionando a ella numerosos problemas. Más de los que ella le daba importancia en realidad. Si se enteraban nos matarían a ambos y sería solo por culpa mía.

Damen comenzó a cabecear, impaciente por irse a dormir con Ever. Podíamos escuchar la conversación, le presté mucha atención, por si tomaba un camino peliagudo y tenia que interceder para evitar que Destiny tuviera que mentir. Sabia cuanto le dolía aquello, pero era la única forma, por el momento de mantenernos a salvo. Ella rompió las reglas y yo se lo permití.

-¿Y que hay de diferente en mi? ¿Qué cambió, Ev? -Preguntó Destiny intentando no tener un tono alarmado. Pero a mi no me podía ocultar nada. Percibí su miedo en toda su intensidad.

-Te siento como…. No, olvídalo es imposible.- murmuró, como si no lograra dar crédito a lo que pensaba.- Solo una persona lo ha logrado…-respondió Ever y aquello me dio curiosidad. ¿Acaso todavía recordaba aquello?

-¿Qué cosa? ¿De qué hablas?- pregunto Dest, haciendo la pregunta que yo tenía en la mente.

-Te siento como si hubieras vuelto a ser humana.- suspiró ella.

Momento para interceder Lucas.

Caminé hacia la cocina con grandes zancadas para evitar que Destiny respondiera. Su rostro estaba perplejo y descompuesto, pero Ev no la miraba, estaba concentrándose en mí.

-Creo que deberías ir a descansar, Ev- añadí con simpatía- Yo me ocuparé de que Dest se tome sus medicamentos y vuelva a la cama- Ev asintió y comenzó a caminar hacia donde estaba Damen en la otra habitación, para subir juntos. Había intentado desviar la atención de aquel tema, haciendo como si no hubiese escuchado nada. Funcionó por tres segundos más o menos.

-Espera,- se detuvo Ever en la puerta entreabierta- ¿Tú que piensas, Lucas?. ¿Cómo sientes a Destiny?- preguntó curiosa. Damen la abrazó por la espalda, esperando también una respuesta. Dest se incomodó a mi lado, pero yo estaba preparado para mentir.

-Igual, como siempre. Como la chica hermosa y poderosa de la que estoy enamorado.

Ambos pusieron los ojos en blanco.

-Me harás vomitar- dijo Damen sonriendo. – Creo que prefiero dormir a seguir empalagándome. - Tomó a Ever en sus brazos y subieron las escaleras. Levanté una ceja de incredulidad y me decía a mi cursi?

Esperamos a escuchar la puerta de arriba cerrarse. Destiny me abrazó por la espalda sollozando en silencio. Mentir la estaba matando. Me giré para abrazarla y la acuné en mis brazos. Acaricié su cabello hasta que se tranquilizó y pude besarla. Aquello pareció reconfortarla por completo. Aún abrazada a mí le limpié las lágrimas mientras me sonreía tímidamente.

-Lo siento. Es que detesto tener que mentirles y sentir que pueden descubrirme en cualquier momento. ¿Qué pasara conmigo si se enteran?- preguntó sin mirarme a los ojos.

-No pasará nada contigo. – Levanté su barbilla hasta que me miró a los ojos- Yo voy a protegerte y a cuidarte. Así tengamos que escaparnos para mantenerte a salvo del consejo- asintió distraída.

-¿Escaparnos?- así que en eso pensaba. Esta vez me tocó asentir a mí.

-No estarás segura si comienzan a percibir el cambio en tu aroma o energía. Deberíamos no se irnos a algún lugar soleado donde podamos escondernos y tú recuperarte de tu neumonía de una vez por todas. Hasta que sepamos como hacer para que yo te devuelva tus poderes… - Dest asentía como autómata.

-¿Y que pasaría si…- bajo la mirada y se sonrojó- si nunca los recupero?- preguntó con un susurro, el miedo palpable en su voz.

Tomé su rostro entre mis manos obligándola a mirarme- Eso no va a pasar. Debe haber una forma…- Yo no estaba seguro tampoco, pero tenía que convencerla. Destiny cerró los ojos como si estuviera sufriendo una pena horrible y colocó su mano encima de la mía, habló tan bajo que tuve que acercarme un poco. Me senté en la silla que había junto a mí, pero ella se quedó de pie.

- ¿Seguirás queriéndome si continuó siendo humana?

-Basta, Destiny Boudelair- puse un dedo sobre sus labios haciéndola callar. La tome por la espalda y la senté sobre mi. Quedando cara a cara. Abrió los ojos entre apenada, triste y curiosa. Esa combinación de emociones me hizo reír. Ella me miró molesta, con intención de apartarse, pero con los poderes de ambos de mi lado su fuerza no se equiparaba con la mía.

-¿Ahora te burlas de mi?- preguntó con un matiz de furia en la voz

Volví a tomar su rostro entre mis manos sintiendo su respiración en mi cuello, muy cerca de mí. La mire a los ojos lo más profundamente que pude intentando transmitirle todo lo que podía llegar a sentir junto a ella y todo lo que dejaba de sentir también. Los inmortales destinados suelen hablarse de esa forma, con la vista. Yo sabía que ella en este momento era humana, pero algo percibió porque se inquietó e intentó apartar su mirada mientras sus mejillas se teñían de un color rosa. Sonreí, estaba funcionando.

Volví a obligarla a mirarme, esta vez con más intensidad. Ella no apartó la mirada, pero sus mejillas ardían aún más bajo mis dedos. Me acerqué poco a poco sin perder de vista sus ojos.

Mis labios tocaron los suyos que estaban impacientes. Fue un beso sabor a miel y café, no recordaba que Dest no se hubiese cepillado los dientes o hubiese comido eso. No me importo, era lo mas dulce que había probado jamás como un elixir de vida o de rejuvenecimiento. Besar a ninguna podía compararse con esto.

Tuve que soltarla cuando comenzó a asfixiarse, tenía sus manos dentro de mi franela acariciando mi espalda. No podíamos dejarnos llevar y menos como estaban las cosas. Eso solo llamaría la atención de Damen y Ever y eso era justamente lo que debíamos evitar. Lo separe suavemente para verla mientras ella intentaba que su corazón latiera con normalidad.

- ¿Te quedó clara la respuesta Dest?- susurré acercándome a su oído. Ella se ruborizó y asintió.- Porque no quiero volver a hablar de esto. Yo cuidaré de ti y te devolveré tus poderes. ¿Está claro?

-Si- y suspiró.

Nos apartamos uno del otro y en ese momento me di cuenta del frío glacial que hacia. No me sorprendió ver a Dest comenzar a temblar. Subimos las escaleras hacia su habitación. Me puse mi chaqueta de cuero para abrigarme. Nos acostamos en la cama de Dest y nos arropamos bien. El reloj marcaba las tres de la mañana.

Me di cuenta lo cansado que estaba y me hubiese dormido al instante si un ligero temblor persistente no me hubiese distraído. Luego note la espalda de Dest pegada a mi cuerpo y reconocí el temblar. Dest estaba helándose o por lo menos su cuerpo porque ella parecía profundamente dormida. Me quité la chaqueta y la envolví con ella, acto seguido la recosté sobre mi pecho y nos acurrucamos allí. Ella no pareció notar nada, ahora ya no temblaba y sonreía. Debía de estar agotada.




Algo brillante penetró mi vista obligándome a despertar. Me pregunté qué rayos pasaba si anoche estaba casi nevando. Abrí un ojo y me fije que el resplandor venía de que la claridad de la nieve reflejaba en el espejo de Dest, uno que colgaba en la pared. Eso fue lo que me despertó. Dest aun seguía en mi pecho profundamente dormida, afuera nevaba copiosamente, pero ambos estábamos envueltos en nuestro propio calor y era reconfortante. Parecía de tarde aunque no estaba seguro. Recordé lo que había soñado.

Estábamos en una playa lejana y vacía, solos Dest y yo. Parecía al norte de California, un pequeño pueblo. Recordé el nombre, era Oakland. Parecía un buen destino y un buen escondite. Solo habría que comprar los pasajes y sacar dólares del banco sin que fuera muy notorio para su familia. Destiny se removió inquieta. Solo tenemos 7 días para escapar antes de que los cambios se hagan más notorios…





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Holaaa!

Para las qe notaron el cambio en la redaccion, es por qe tuve la ayuda de la magnifica y maravillosa Mary Weil!!♥
Mary, ahora si me dejaste sin palabras. Creo qe qede sin autoestimaa D; xD
Jamas habria escrito un Lucas Pov Tan... Lucas :D ((Es mi forma de decir lo A M O ♥;D))
Felicitenla, es estupenda en lo qe hacee n.n
Como vieron, ya qite los numeros a los capps xD eso es xqe se me hace muy enfadoso estar viendo como ponerles o marcar temporadas:$ qe opinan? :S
Bueno, me despido, mañana le toca a Dest contar la historia ;)
Comenteen (: ;;

ilyy♥

viernes, 10 de septiembre de 2010

2.2 Planes

-Seguimos esperando, Dest.- gruñó Damen. Los ojos se le cerraban del sueño y un gran bostezo se le escapó junto a Ev. Ambos cabeceaban, deseando igual o hasta más que yo terminar con eso para poder regresar a dormir.

Apoyé mi codo en la mesa y mi cabeza en mi mano. Cerré los ojos y los abrí de golpe cuando sentí como si cayera. Como no me podía poner cómoda, abracé a Lucas, que estaba sentado junto a mí y recargué mi cabeza en su hombro. Lucas recargó su cabeza sobre la mía y nos acurrucamos como pudimos, sentados.

-Dest, por favor…- suplicó Ev. Hubiera apostado toda mi mesada a que ella no tardaba en arrodillarse.

Bostecé. Parpadeé adormilada y me tallé los ojos en un tonto intento de mantenerme despierta. Me estremecí cuando Lucas pasó su dedo pulgar por mi columna y reí como una tonta, ignorando los gemidos desesperados de mi prima.

-Nada, me pelee en la escuela. Es todo. – mentí. Me preocupaba lo mucho que tenía que mentirles de hacía ya dos semanas hasta ese día. Tragué saliva, deseando con todas mis fuerzas que se lo creyeran y lo dejaran pasar.

-Dest…-suspiró Damen.

-Nada. Andrea me provocó. Debiste haber visto como lo dejé.- sonreí descaradamente. A Ev se le iluminaron los ojos y sonrió cual niña traviesa.

-¡Cuéntame!- chilló, extasiada por el simple hecho de oír algo interesante.

-¡Ever!- la reprendió Dam. Ella frunció el ceño y una pequeña arruga se formó en su frente.

-No fue nada. Lucas, aquí presente,- giré un poco mi cabeza y le pestañeé coquetamente a mí novio.- me detuvo antes de llegar a mayores.

Ambos entrecerraron los ojos y suspiraron, aunque no podía decir si se habían tragado mi mentira. “Gracias”. Pensé, para que Lucas oyera. Asintió y besó mi frente. Le agradecía infinitamente que no mencionara nada a mis primos. Yo estaba consciente de lo mucho que le molestaba mentir sobre algo tan importante, pero decía que por mí, valía la pena.

No sabía cómo había logrado ocultar eso durante dos semanas seguidas. Jamás en mi vida había logrado ocultarle nada tan importante a mi prima por más de tres días y ahora lo había hecho por todo ese tiempo. ¿Qué era peor? ¿El saber que perdí toda mi magia o el que la tuviera Lucas?

Presioné mis labios y me contesté mentalmente que lo de Lucas. No es que tuvieran nada en contra de él, bueno al menos Ev y mi intento de mamá no, pero entre Damen y mi intento de papá era difícil lograr pasar un buen rato a solas con él. A veces solo deseaba que se dieran cuenta de que ya estaba algo mayorcita y podía cuidar de mi misma.

-Wow… Un momento.- balbuceó Damen.- ¿Qué no se supone que tú tienes tu propia casa y un lugar donde dormir?

-Cierra la boca.- espeté molesta.- El duerme aquí si yo digo.

-Perdóname pero no.- respondió tajante, ofendido por mi tono.- En lo que a mí respecta, Robert y Elizabeth, que hasta hoy siguen siendo tus padres, dejaron muy claro que yo y Ev éramos responsables de ti en tu ausencia.

-Pues yo no los veo por ni ninguna parte, como de costumbre. Y tampoco me hablaron sobre eso, como de costumbre. Siempre hice lo que quería y eso no va a cambiar ahora.- gruñí.

La sangre comenzaba a hervir bajo mis venas y sentí como subía lentamente hasta mi cabeza, haciéndome querer arrancarle la cabeza lo antes posible. Lucas colocó su mano sobre mi hombro y sonrió.

-Lo siento. Es que esta niña es demasiado adictiva…- se excusó.

-¡No soy una niña!- grité molesta.

-Pues…- vacilaron los tres al mismo tiempo, dándome a entender

Dejé caer mi mandíbula en señal de ofensa y me di media vuelta cruzada de brazos. No sabía si reírme, ofenderme o que hacer por eso. Lucas me abrazó por la espalda, dándome a entender que pasara lo que pasara, el iba a estar ahí para mí. Recargó su cabeza en mi hombro y besó suavemente mi mejilla.

Me giré entre sus brazos y besé igualmente su mejilla. El sonrió y unió su frente con la mía, pero el encantó desapareció rápidamente, cuando tomó mi rostro entre sus manos y comenzó a mover frenéticamente su cabeza, raspando mi frente con la suya. Forcejeé con sus manos, pero era en vano. No podía alejarme y la fricción hacia que me doliera la cabeza.

-¡Basta!- grité, empujándolo con fuerza hacia atrás. Sentí un gran enojo contra él y contra todos; era como si algo dentro de mí hubiera explotado. Cerré los ojos con fuerza y dejé las lágrimas de rabia correr.

No podía concebir la razón de aquella rabia tan injustificada, lo único que quería era golpear y romper algo hasta que ese sentimiento se extinguiera dentro de mí.

-Dest, cariño, lo siento tanto, no fue mi intención…- susurró Lucas, colocando sus manos sobre mis hombros.

Me sacudí violentamente para alejarlo; en ese momento me daba asco el que me tocara o estuviera cerca de mí. Los temblores comenzaron a envolverme poco a poco mientras lloraba.

-Lucas, creo que deberías quedarte…- ofreció Damen finalmente, preocupado por mi reacción.

Mordí mis labios con fuerza hasta que sentí el sabor a metal y sal de la sangre en mi boca y logré tranquilizarme. Tan pronto como ese enojo me azotó, desapareció. Abrí los ojos y quedé atrapada en las miradas de todos. Todo a mí alrededor dio vueltas y me tambaleé cuando di un paso hacia Lucas. Sentí como si el piso se moviera, por lo que no me sorprendió que las rodillas me fallaran y Damen me atrapara en pleno vuelo.

-¿Estás bien?- preguntó, inspeccionándome con cuidado.

-Debe ser que no tomé ni las vitaminas ni las medicinas.- dije, tratando de convencerme de que solo era eso y el cansancio.- Tengo mucho sueño.

-¿Qué demonios pasa por tu cabeza?- Me cuestionó Ever.- Bien sabes que si no te tomas tus medicamentos, jamás te mejoraras de la neumonía.

Dos meses atrás, antes de ser “atrapada” por Taylor y Megan, había tenido principios de neumonía. No había tenido los cuidados debidos para ello así que aún debía tomar los medicamentos, cosa que me fastidiaba y por eso evitaba hacerlo.

-No seas tan dramática, Ev. Además, si tengo que morir, moriré.- dije, a pesar de las miradas molestas de todos.

-Y tú no seas tan infantil, así que ve y toma las malditas medicinas antes de que yo te haga tomarlas.- gruñó ella.

-Bien.- cedí.

Caminé a la cocina, ignorando las protestas de todos, preguntándome que había sido realmente ese episodio de rabia y que lo había causado. Entré a la cocina y me dirigí a la gaveta donde estaban mis pastillas. Tomé el pequeño botecito con las pastillas y las deposité en la palma de mi mano. Abrí la boca y las engullí rápidamente para no tener que saborearlas ni un instante.

-Hey, ¿enserio te encuentras bien?- preguntó la melodiosa voz de mi prima. Me giré y la encaré. Su rubio cabello caía en cascada hasta tocar tímidamente sus delicados hombros, y sus deslumbrantes ojos grises estaban clavados en mí.- No te ves bien.

-No me siento bien.

-¿Necesitas que vaya y te compre algo o llame al doctor?- suspiró y se quitó el fleco del rostro.- Enserio, mis tíos llegan hasta la próxima semana y no quiero que te vean mal.

-Ni que les importara.- repuse, carraspeando para evitar romper en llanto.

-Aww… Todos te queremos, preciosa.- dijo. Me abrazó y revolvió mi cabello.- Es imposible no hacerlo.- Le devolví el abrazo y nos quedamos así un rato, ella tratando de tranquilizarme y yo fingiendo que le creía.- Mmm… siento algo diferente en ti.

Me paralicé. No podía creer que todos se estuvieran dando cuenta del cambio en mí menos yo y Lucas, a menos de que el también lo hiciera pero evitara decirlo para no preocuparme. Suspiré y me deshice de su abrazo.

-Jake dijo lo mismo.- me quejé, fingiendo que no sabía a qué se refería.- Pero el dijo… olerlo.

-Si esa es la diferencia entre nosotros y los vampiros. Ellos confían mucho en sus instintos; lo que ven, lo que oyen o lo que saborean, nosotros no. – Suspiró y sonrió.- Nosotros nos dejamos llevar por lo que sentimos. Y con eso no me refiero a sentimientos, si no a cambios que es imposible percibir con los cinco sentidos.- me dio un ligero golpe en el brazo y añadió:-los humanos dirían un sexto sentido. Es lo que nos diferencia de ellos.

-¿Y que hay de diferente en mi? ¿Qué cambió, Ev?

-Te siento como…. No, olvídalo es imposible.- murmuró, como si no lograra dar crédito a lo que pensaba.- Solo una persona lo ha logrado…

-¿Qué cosa? ¿De qué hablas?- pregunté sintiéndome nuevamente mareada por sus palabras.

-Te siento como si hubieras vuelto a ser humana.





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Chicas Hermosas!! *.* Lo siento tanto :(
Esta vez nada de excusas. Fue mi culpa xqe no supper organizarme con la escuela D:
Este capp se lo dedico a Hil♥ && a Mary♥ como ya les habia dicho (;
Gracias a la chica de anonimo y a todas las qe me estuvieron presionando :D
Muchas felicidades a Mary, del blog de Diario de Tres Amigas Por ganar el 2do lugar en el concurso de Marri&&Majoo :D
Enserio Chicas, pasense x su blog, esta superarchiultramegarecontra genial xD
Perdon si no esta muy bueno el capp, esqe no se como seguir:(
Ya me organizaree n.n
Cuidensee && comenten :D
ily♥