Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



lunes, 23 de agosto de 2010

1.2 Revelacion

Lucas POV

-¡Lucas!- lloró Dest. En el momento en el que me giré para verla, Megan me clavó la estaca en el abdomen. Aullé de dolor; Megan solamente rió. Me observó con gracia, como si hubiera hecho una travesura, para después correr y adentrarse en el bosque.

Caí de rodillas al suelo y recosté mi cabeza en la nieve, gimiendo. Coloqué mi mano en mi abdomen, solamente para sentir la sangre mancharme. No me dolía, o tal vez fuera que me preocupaban otras cosas. Con la herida así no me curaría como un inmortal; necesitaba un hospital urgentemente. Dest corrió hacía mi, tropezando con la nieve y llorando histéricamente. Se arrodilló a mi lado y las lágrimas rodaban por sus mejillas.

-Lucas, mi ángel…- lloró, peinando mi cabello.

El aire comenzó a escapárseme de los pulmones y la herida comenzó a doler como hacía mucho no sentía. Cerré los ojos con fuerza para disminuir el dolor, pero todos mis esfuerzos eran en vano. La oscuridad cegó mi vista y después, morí…




Destiny's Pov

Constantes gemidos y bruscos movimientos en la cama hicieron que me despertara. Yo también gemí y me tallé los ojos. Lo primero que vi fue la débil luz del despertador. 12.27 am. Ja. Buena hora para despertarme entre semana. Miré a los lados y fue ahí donde me di cuenta que era Lucas el que se movía tanto.

-Lucas, Lucas, despierta.- susurré con la voz ronca y rasposa medio adormilada.

Me quité el cabello de la cara y moví ligeramente su hombro, pero nada; ni señal de conciencia. Se veía perturbado, casi dolorido. Eso me desconcertó, pero en el momento en que gritó –un grito desgarrador y lleno de miedo- supe que era hora despertarlo.

Sacudí su hombro, pero mientras menos veía que reaccionaba, más fuerte lo sacudía. Cubrí su boca y su nariz con mi mano, pero era como si de pronto no necesitara el aire. Me entró la desesperación. No sabía qué hacer hasta que recordé lo mucho que me había hecho enojar antes de dormir. Hice mi mano puño y golpeé su estómago con todas mis fuerzas.

Abrió los ojos de golpe y se le escapó todo el aire. Se sentó en la cama casi automáticamente y colocó sus manos en su abdomen para mitigar el dolor. Cerró los ojos con fuerza y se quitó el sudor de la frente. Lo miré apenada, pero pareció no percatarse de mi presencia. Después de un rato, giró su cabeza y lo abracé; pude sentir su corazón latir desbocado mientras controlaba su respiración.

-Lo siento mucho…- murmuré. Sentía como la sangre ardía en mis mejillas por haberlo golpeado de esa manera.

-No te preocupes. De hecho, gracias.

Lo miré confundida, deseando que me diera una explicación, pero solo sonrió y besó mi hombro. Hice puchero y me crucé de brazos como hacía mucho últimamente.

-¿Qué?- preguntó sonriendo.

-Jum.

-Dest…

-Nada, háblale a mi hombro.

-Como quieras.- susurró, con la voz tan suave y seductora que usaba cuando quería convencerme de algo.

Me hizo caer de espaldas y se recostó sobre mí. Esperé a que sus labios se trasladaran a los míos, pero como de costumbre, hizo caso a lo que no debía y sus labios se concentraron únicamente en mi hombro. Comencé a desesperarme y de alguna forma, logré girarme y quedar yo sobre él. Lo miré a los ojos y sonrió divertido de mi comportamiento.

-Inteligente…

-Lucas, cierra la boca y has algo útil con ella.- le atajé.

-¿Cómo qué?- preguntó enarcando una ceja.

Presioné mis labios contra los de él y me sonrió como diciendo: “buena idea”. Y de esa forma comenzó la guerra de giros y besos. Al principio había refunfuñado por despertarme a esa hora, pero en ese momento, me sentía más despierta que a mediodía.

Yo quería seguir así toda la noche, con gusto lo hubiera hecho, pero apenas habíamos empezado, algo golpeó suavemente mi ventana y nos detuvimos de golpe. Intenté empujarlo, pero dio otra vuelta y ambos caímos de la cama.

Lucas cayó sobre mí y se me escapó todo el aire del pecho por su peso. Mi cabeza dio un fuerte estruendo al chocar contra el suelo. Lucas me miró como si no supiera si reírse o ayudarme, aunque podía ver que luchaba contra la primera.

-¿Estás bien? ¿Necesitas algo?- preguntó desesperado.

-¡Sí! ¡Qué muevas tu sexy trasero de encima de mí!- le grité entre risas.

Ambos explotamos en carcajadas al instante en que terminé de decirlo. Ciertamente, no podía decir sexy, porque no es como si alguna vez lo hubiera visto desnudo, porque no, y ciertamente no estaba en mis planes a corto plazo, pero tampoco era como si pudiera evitar “inspeccionarlo” con la mirada mientras estaba conmigo. Sonreí mordiendo mi labio.

-¿Con que sexy, ehh?- preguntó, enarcando una ceja.

-Mmm… he visto mejores.- bromeé, y eso basto para que iniciara un berrinche. Se quitó de encima de mí y me dejó tendida en el suelo.

-Auch. Eso me dolió, Lucas.

-¿Y? Vete con el chico del trasero más sexy que el mio.- bufó. Adoraba la forma en que hacía sus berrinches y yo debía contentarlo de nuevo.
Se dejó caer en la cama bocabajo y se cubrió todo el cuerpo con las mantas. Me levanté del suelo y me recosté sobre su espalda. Se balanceó un poco a los lados para quitarme, pero abracé su cintura y no me dejé caer. Hizo como si sollozara, y yo sinceramente no podía dejar de reír por más que sabía que eso solo haría más difícil mi tarea de alegrarlo.

-Lucas…- murmuré en su oído. Se estremeció un poco y rió tontamente, pero eso no ayudó mucho.

Estaba a punto de obligarlo a encararme, cuando el mismo ruido sonó; era como si una piedra golpeara mi ventana. Ignoré a Lucas y me puse las pantuflas para salir y ver de qué se trataba. Cuando iba a abrir los ventanales, Lucas asomó la cabeza de las cobijas y me miró ceñudo.

-¿Qué haces?-preguntó.

-Duh. Investigaré de qué se trata.- respondí sarcásticamente. Enarcó una ceja y sonrió.

-¿Y si se trata de un asesino en serie que solamente mata chicas de cabello café y bonitos ojos verdes?

Lo medité un momento y mordí mi labio inferior. Touché. Había logrado que me hablara.

-En ese caso, para eso tengo a mi guapo novio de trasero sexy para que me defienda.- le guiñé un ojo y lancé un beso al aire.

Abrí los ventanales y salí al balcón. La gélida brisa me golpeó brazos y piernas por igual; se sentía punzante. Avancé hasta el barandal y observé hacia abajo, buscando de qué se trataban aquellos golpecitos pero la oscuridad se había tragado todo; la única que intentaba combatirla era la pálida y tenue luz de la luna.

Abracé mi abdomen para no congelarme y di media vuelta dispuesta a volver a la comodidad y calidez de mi cama junto a mi novio, cuando alguien chaqueó la lengua. Rápidamente volví a mirar abajo.

-¿Jake?- pregunté.

Por favor no. Por favor no. Que no sea él. Que no sea Jake.

-Hola, Dest.- respondió justamente Jake.

-¡Jake!- susurré bajito, escondiendo mi preocupación de tenerlo ahí. En mi casa.

Tragué saliva y miré sobre mi hombro, esperando que Lucas ni de chiste se enterara de que estaba sucediendo frente a sus narices. Nunca se había molestado en ocultar lo mucho que odiaba a Jake, y dudaba que esa vez fuer diferente. Debió ver mi expresión porque me miró preocupado.

-¿Qué sucede, Jake?- pregunté en un chillido. Soltó una suave risita y sonrió.

-Quería ver cómo te encontrabas después de… Tú sabes, Megan.

Por alguna razón, no me sorprendía que el supiera, y no lo haría que todos los damphirs, vampiros, fenómenos o lo que fuesen estuviesen enterados de ello. Es más, me tenía sin cuidado.

El problema real radicaba en que yo ya no era parte de ese mundo, y ni Ev ni Damen estaba enterados de ello. Ellos no sabían que ya no podía lanzarlos contra la pared o crear una barrera para tener a todos alejados, y algo me decía que si se enteraran de quien poseía todos esos poderes lo haría aún peor. Por eso, Lucas y yo éramos las únicas dos personas que lo sabíamos en todo el mundo, y nadie lo iba a saber hasta que lográramos arreglarlo.

-Han pasado dos semanas, Jake.- fingí reír, deseando que así se marchara más pronto para evitarnos problemas a ambos.

-No importa.- sonrió.- Espera. Algo huele diferente.- Comenzó a olfatear algo que no identifiqué hasta que sus ojos se abrieron como platos y una mirada acusadora se clavó sobre mí.- Tú… eres… Humana…

Por favor no...

-Puedo explicarlo.- supliqué.-No es lo que parece, Jake. Tenía que hacerlo.- lloré.

-El consejo debe saberlo…- respondió fríamente.

-!Me van a matar!

-Debo hacerlo. Tienen que saberlo, Destiny.

-¿Qué demo…- la frase de Lucas quedó flotando en el aire cuando salió y vio a Jake.

Ambos chicos gruñeron, pero no sabía que era peor, que Jake le dijera a mis padres y primos o que empezaran una pelea. Mis prioridades estaban un poco mal.

-¡Tienes idea de lo que hiciste!- me gritó Jake, ignorando las amenazas de Lucas.

Mi novio se congeló cuando captó a lo que se refería, pero no por eso bajó la guardia. Sus puños estaban listos para golpear y sus piernas para saltar a la menor provocación.

-No peleen…- les rogué, dispuesta a arrodillarme de ser necesario.

-¿Tu familia lo sabe?

-No es tu problema, Adams.- atajó bruscamente Lucas.

-El consejo debe saberlo, Russo. Lo sabes bien.

-¡Tú sabes bien lo que le pasó a la única inmortal que intentó hacer eso y eso que no lo logro!- gritó Lucas, harto de oírlo.- ¡La torturaron hasta que murió! ¡Imagínate lo que le harán a Dest por haberlo logrado!

-Jake, lo arreglaremos pronto…- susurré.

-¡Debes decirles!- me respondió este.

Una luz se encendió en la cocina y comencé a llorar cuando Ever y Damen salieron en pijamas a verificar que sucedía.

-¿Qué es lo que debes decirnos, Destiny Boudelair?- preguntó mi prima.






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Chicas bellas!! Holaa(;
Perdon, pero acabo de entrar a clases y los horarios me vuelven locaa:$
Vieron a las Miss universo??
Viva mexicoxD
Todas preciosas igual que nosotras, no? (;
Comenten mucho, es gratis:P
Pubblico pronto:P
ily♥






lunes, 16 de agosto de 2010

Prologo. Torturas

¿Qué es lo peor que realmente le puede suceder a una persona? Muchas veces me había hecho esa pregunta, y en muchas ocasiones había creído saber la respuesta. Hasta ahora.

Lo peor que a alguien le puede pasar no es morir, ya que una vez muerto, dejas de sufrir y de sentir cualquier cosa que te pueda lastimar, ya eres libre.

Lo peor que le puede pasar a alguien es quedarse solo. Es tener ese sentimiento de vacío y de estar muerto en vida. Es tener que aferrarte con todas tus fuerzas a una realidad tan cruel solamente por el hecho de no perder la cordura. Es sentir ese dolor desgarrador en el pecho y todo el cuerpo cada vez que recuerdas lo que estás viviendo.

Cuando vivir ya no tiene sentido, ¿entonces para qué hacerlo?



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Este es el nuevo prologo! :D
Espero les gustee, cambiaree el nombre del blog a Soulmates(;
comenten mucho!
Nos leemos pronto 8-)

viernes, 13 de agosto de 2010

Epilogo. Latidos♥

I tried to read between the lines
I tried to look in your eyes
I want a simple explanation
For what I'm feeling inside
I gotta find a way out
Maybe there's a way out

Thunder- BLG



-Dest, ya dime qué demonios te pasa. Hace una semana que mataste a Taylor y desde entonces no me has dirigido la palabra.- podía oír la desesperación en la voz de Lucas y cada respiración suya en mi intento por ignorarlo.- Y no me vas a decir que es porque no tienes nada que decir, ya que sé que cuando hablas con Ever y Bel no te callas ni un segundo, pero en cambio a mí apenas y me miras.

Tomé aire. No podía posponerlo más. La ansiedad de ambos me estaba cayendo encima con todo su peso y crueldad como una tonelada de piedras sobre mí. Lo miré a los ojos y agaché la cabeza, sintiéndome apenada por lo que estaba a punto de decirle. Tomó mi mano y la elevó al nivel de sus labios.

-Deberíamos terminar esto.- susurré. Sabía que estaba buscando mi mirada y que estaba confundido, esperando una aclaración de lo que acababa de decir, pero me sentía horrible como para afrontarlo.

-¿Terminar qué?

-Esto. Nosotros.

-No quiero oír más.- musitó, con la voz apagada y sombría, casi como un reclamo.

Soltó mi mano. Me dolió pero no lo culpé. Vi como se levantaba de mi cama y arrastraba los pies a la puerta. Sentí la puñalada en el corazón cuando reparé en que no se iba por placer, se iba por que estaba huyendo de mí, de mis palabras; él sabía que aún no había terminado. Golpeó la puerta de mi habitación y la madera crujió bajo su fuerza. Deseaba con todas mis fuerzas terminar rápido con eso, pero a este paso, nunca lo haría.

-¿De qué viene todo esto?- preguntó. Podía ver como todos sus músculos estaban tensos. Cada respiración que yo daba era como una cuchillada en mis lastimadas costillas, pero nada en comparación que me hacía sentir verlo así. Caminó de vuelta a donde estaba y me hizo ponerme de pie frente a él.

Tomó mis muñecas con una mano para que no intentara escaparme y con la otra me obligó a verlo a los ojos. Toda la culpa, toda la sensación de vacío estaba comenzando a embargarme.

-¿Sabes porque te llamo mi ángel?- preguntó, con la voz ronca y rasposa como si acabara de despertarse. Negué con la cabeza, alejando mi mirada de la suya, temerosa de lo que pudiera encontrar.- Pasé toda mi vida buscando algo que me hiciera ver que no estaba vacío por dentro, que valía la pena vivir…

-Lucas, por favor, no…

Soltó mi barbilla y puso su mano enfrente de mí, pidiéndome que callara, que lo dejara seguir. Cada una de sus palabras me llegaba como un puñetazo en el estómago. Los ojos me ardían y mi labio ya comenzaba a temblar. Odiaba lo mucho que me dolía verlo así. En ese momento desee ser como Megan y poder reprimir todos mis sentimientos para poder hacer lo que quería.

-Odiaba mi vida a tal punto que parecía imposible. Tenía todo, dinero, casas, a la chica que yo quisiera…- se detuvo cuando vio mi expresión. Río amargamente y prosiguió.- Pero no era suficiente. Eso no me bastaba. Algo me faltaba y no sabía qué. De pronto, regreso a Wake Forest, te conozco y ¡Boom! Todo tiene sentido y mi vida deja de ser el horrible teatro monótono que era.

-Detente, te lo ruego…- lloré. Cerré los ojos con fuerza, dejando las lágrimas caer al piso en un rítmico golpeteo. Enjugó una lágrima de mi ojo y dejó su mano ahí, en mi mejilla.

-Y no quiero perder eso. No ahora. Ni nunca.

-¿Y crees que yo sí?- grité.

Su mirada parecía desorbitada, casi confundida. Llevé mis manos a mi boca y la cubrí para reprimir un fuerte sollozo que se formaba en mi garganta. Me rodeó con sus brazos y correspondí a su abrazo, segura de que un segundo más así y no tendría la fuerza para terminar lo que comencé.

De pronto fue como si nada importara, como si estuviera mandando todo al diablo y lo que debía hacer no importara más. Lo estrujé con fuerza, como si intentara fundir mi cuerpo con el suyo y quedarme así para siempre, pero no podía, lo amaba más que a mí vida y esa era exactamente la razón por la cual hacía lo que empecé. Lo empujé hacia atrás y hablé, diciéndole mis razones, las que él no debía saber.

-¡Mírame, Lucas! Pasé varios meses deseando ser normal, volver a ser como antes y ahora que lo soy lo odio.- tomé aire y miré a otro, presioné mis labios en un intento de ahogar todo lo que sentía, todo lo que odiaba; desgraciadamente, eso era imposible.- ¡Soy una patética humana! ¿Y ahora qué? Voy a hacer todo lo que quería: estudiar, trabajar, hacerme vieja y morir.

-No tiene que ser así.

-Pero así es. Y no podremos hacer nada. Y eso es exactamente lo que no quiero hacerte. No quiero obligarte a desperdiciar conmigo, ¿qué? ¿40, 50 años más?- intentó interrumpirme, pero no hice caso.- Tienes una vida y vas a vivirla como solo tú sabes hacerlo; no quiero ser yo quien te lo impida.

Ambos tragamos saliva y nos quedamos en silencio, ambos sin saber que hacer o decir. Le había dado al clavo; había entendido mis razones y las aceptaba, pero, no sabía si eso me daba gusto o me dolía. Me daba gusto porque entendía que lo hacía por él y lo aceptaba, pero me dolía por que lo había aceptado sin más. Dicen que ser fuerte es dejar las cosas ir, pero a veces quedarte cómo estás significa que eres incluso más fuerte. Desgraciadamente no había nadie que me ayudara a saber qué era lo mejor.

-¿Esto es por la edad? Dest, ya te dije que te devolveré cada gota de lo que me diste, lo haré, lo juro, no tienes porque preocuparte por eso.

Negué con la cabeza.

-Se trata de que tienes una vida y no voy a truncarla.

-Pues no lo acepto. No voy a dejarte. Pídeme lo que sea, pero no me pidas esto.- dijo.- Solo hay dos formas de echarme de tu vida para siempre: Hazme sentir tan mal que no pueda soportarlo o que sea enserio.

-No puedo. Te quiero demasiado como para hacerte eso.- murmuré, la garganta me dolía y los ojos me ardían.

-Siempre tenemos estas clase de… contratiempos y siempre salimos adelante. ¿Recuerdas? Somos un equipo, tú misma lo dijiste.- me recordó.

-Cierto…- concordé amargamente.

-¿Para qué quiero vivir toda la eternidad si tengo que hacerlo sin ti, ángel?

-Lo mismo me pregunto…- respondí. -¿Entonces, así me quieres?- pregunté en un hilo de voz.

-Por supuesto que sí. ¿Y tú a mí?

-¿Recuerdas el océano cuando me raptaste?- ambos sonreímos y asintió.- ¿Lo inmenso que era y que por más que intentábamos encontrarle fin era imposible?- volvió a asentir.- Pues eso siento por ti. No tiene ni principio ni fin. Grande, fuerte, eterno…

-Ángel, Te amo, y lo haré por toda la eternidad.

-Lo mismo digo, señor Russo.

Volvió a abrazarme y ambos reímos bajito, como si el hacerlo muy fuerte fuera a arruinar el momento. Recargó su cabeza sobre la mía y pude sentir como sonreía al besar mi cabello. Yo hice lo mismo y por primera vez después de mucho tiempo supe que todo estaba bien.

-Me cuidas muy mal, ¿lo sabías?- pregunté burlonamente después de un rato, pero su expresión se tornó sombría.

-Lo sé, no debí haberte mentido ni dejado ir sola. Debí haber sabido que algo andaba mal…-empezó a decir, pero lo callé poniendo mis dedos en sus labios.

-No hablo de eso, niño guapo.- reí. Tomó mi mano y besó cada uno de mis dedos, para después acunarla contra su mejilla.

-¿Entonces…?

-Antes cuando era pequeña y algo me dolía porque me golpeaba o me caía, Trev, Ev, o Damen siempre besaban la herida y el dolor solía irse…- insinué, mirando inocentemente al techo, actuando como si las estrellas pegadas ahí fueran fascinantes.

-¿Y qué te duele?- preguntó riendo suavemente, algo tan despreocupado que me dolía que tuviera tiempo sin hacer eso.

-Mis labios.- respondí haciendo pucheros y cruzándome de brazos.

Me miró con una mezcla de diversión y ternura. Un extraño hormigueo me recorrió de pies a cabeza, sonreí infantilmente y jugué con un mechón de mi cabello.

-Eres la peor tortura que alguien pueda imaginarse.- susurró en mi oído, haciendo que me estremeciera.

-Mal por ti.- reí.

-Pero afortunadamente, vale la pena soportare.- me sonrió abiertamente, mostrando su buen humor.

Me besó como si nunca lo hubiera hecho. La sensación fue mejor que nuestro primer beso. Comenzó dulcemente, casi como si debiera tener cuidado conmigo – cosa que en parte era cierto por mis costillas- pero fue cobrando intensidad hasta volverse casi desesperado. Rodeo mi cintura y yo su cuello, aterrada de que se alejara de mí. Sentí como la alegría fluía por nuestros cuerpos. El beso volvió nuevamente a su estado natural de dulzura y ambos tomamos aire para controlar nuestras respiraciones.

Me alejó un poco y me miró a los ojos como un ciego que ve por primera vez la luz. Tomé su mano y la puse sobre mi corazón. Nos quedamos un segundo así, sintiendo mis latidos y sonreímos.

-Esto es por lo que vivo.- murmuró, alejando su mano y colocándola en mi cuello.

-Te amo.- susurré con una sonrisa de oreja a oreja.

-Y yo a ti.- respondió igual de sonriente.

Se acercó nuevamente y me volvió a besar. No fue un beso como en las películas, el típico beso que hace explotar la pantalla o hace que los dos vuelen, pero era lo más dulce que alguna vez probé y definitivamente no lo cambiaría por nada del mundo.

Nunca había sabido lo que era la perfección hasta que conocí a Lucas y eso era algo que no cambiaría por nada.

Sé que todavía hay peligros fuera, como Megan, pero aquí y ahora, en los brazos de Lucas, estoy bien. Pronto llegara la hora de salir y afrontarlos, pero mientras ese momento llega, disfrutaré esta pequeña fracción del cielo.







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Se supone qe la cancion para cuando terminen debe ser la de "Thunder" :D
Aww.. no sabía si hacer discurso o no, jaja pero creo que lo haré n,n
Si hace un año me hubieran dicho que iba a publicar, es más, si me hubieran dicho que tendría una historia, les hubiera dicho que estaban loc@s y me hubiera quedado con cara de: WTF? xD
Tengo muchas cosa que agradecerles, sus comentarios, sus opiniones y sobre todo su apoyo. Tod@s me han ayudado a que no se me quiten las ganas de seguir, mil gracias!
Tmbn le qiero agradecer a Mariana, que fue mi primer amiga de blogger :D A clau y a mary x que siempre me apoyan y siempre me comentan. A mi chica fb (qe no comenta u,u) xD. A Giselle que tmbn siempre me da animos y me comenta. Aranza! :D
Y ellas son solo algunas, porque todas me han apoyado en mis momentos de: ______. Asi que por favor no se enojen conmigo si no las nombré :$
Gracias x los premios, se que nunca los pubblico, pero es porque todas las historias qe leo me encantan, y es imposible decidirme x 3 para dárselos, ya qe en mi opinión, todas se merecen eso y mas. (;
Me despido antes de ponerme sentimental. $:
Mil gracias, hermosas!
En max una semana comenzaree a pubblicar la otra temporada, esperenlaa!
Lucas les manda besos ¬¬ xD
Cuídense, y nos leeremos pronto! :D
Ily♥

miércoles, 11 de agosto de 2010

51.1 Humana

What hurts the most
Was being so close
And having so much to say
And watching you walk away
And never knowing
What could have been
And not seeing that loving you
Is what I was tryin’ to do

What hurts the most, Rascal flats



-¡Lucas!- lloré, cuando vi como estaba tendido en el suelo, herido y con la respiración trabajosa.

Corrí hacia él y coloqué su cabeza en mi regazo para protegerlo, evitando las risas jocosas de Taylor y Megan. Las lágrimas de rabia me cegaron e intenté hacer algo, pero un segundo que dejara solo a Lucas y todo terminaría para ambos. Abrió los ojos lentamente y me miró con alegría.

-Estás bien…- susurró.

-Sí, y tú también lo estarás.- sollocé. Me temblaban las manos y las piernas.- Tienes que aguantar esto, por ti, por mi, por nosotros.- lloré cuando su mano se debilitó a tal punto que ya no pudo sostener más la mía.

-Todo lo que me dijiste el día que te fuiste era mentira.- aseguró. Asentí quedamente, tratando de no moverlo mucho.- ¿También lo que dijiste de que me amabas?

-Esa fue la única cosa verdadera que dije esa noche, mi ángel.- respondí, quitando el cabello de su frente y cara. Me sonrió y lo mismo intenté hacer, pero verlo tan débil me estaba matando por dentro y quitando las ganas de todo.

Una luz se encendió en mi cabeza. Claro. Era tan fácil. Muchas veces hay que hacer lo que hay que hacer. ¿Cómo no se me ocurrió antes? Tomé las manos de Lucas entre las mías y comencé a concentrarme en lo que quería hacer.

-¿Qué haces?- murmuró.

-Si algo pasa, recuerda que te amo.

Sentí el horrible dolor tan familiar atravesarme, y por su expresión sabía que el también lo estaba sintiendo. Quiso alejar sus manos de mí, pero no se lo permití. Lo que estaba haciendo era por él. Una vida por otra. Muy justo. Ambos nos retorcimos cuando el dolor empezó a crecer y comenzó a hacerse casi insoportable. Era la misma sensación que había sentido el día del choque. Aquel dolor que no olvidaría jamás.

-¡¿Qué está haciendo?!- chilló Megan cuando un brillo comenzó a rodearnos a mí y a Lucas. - ¡Detenla!

Para cuando Taylor me lanzó al otro lado del edificio, ya todo había terminado. Todo se estaba volviendo nubloso y los bordes indefinidos. Sentí el dolor punzante en mis costillas cuando intenté levantarme. Observé casi con gusto cuando Lucas se levantó como nada le hubiera pasado. Otra vez se veía revitalizado.

Para cuando busqué a Megan con la mirada, la maldita ya no estaba. Ya había visto lo que podíamos hacer y de seguro tenía miedo. Escapó. No tenia tiempo de pensar en eso.

-Yo no haré lo mismo que mi amada Megan. –amenazó Taylor, por primera vez permitiéndome ver su lado más salvaje.

Me quedé tendida en el suelo observando cómo peleaban. Ambos parecían esquivar el ataque del otro con facilidad y me pregunté porque Lucas no usaba ninguna de sus habilidades para acabar con él. Así estuvieron un rato, hasta que Taylor tomó a Lucas por el cuello y comenzó a asfixiarlo, sin posibilidad de escapar.

-Te llegó la hora, Russo.- se burló cuando las piernas de mi novio comenzaron a fallarle. Comenzó a caer lentamente, como en cámara lenta y Taylor solo sonreía, listo para morder.

Al parecer Taylor no albergaba la posibilidad de que yo fuera una amenaza en potencia, por lo que se olvidó de que estaba ahí. Solo se concentraba en la tarea de matar a Lucas. A mí Lucas, y eso era algo que por nada del mundo iba a permitir.

¿Cómo puedo matar a un vampiro? La respuesta llegó a mí gracias a tantos libros sobre el tema.

Era ahora o nunca. No podía permitir que Taylor acabara con la vida de Lucas. Me levanté como pude y caminé al lugar donde la había dejado caer. Tomé la daga con fuerza entre mis manos y la clavé sobre el corazón de Taylor. Sentí la filosa hoja de la navaja penetrar su piel y rozar sus huesas hasta llegar a mi objetivo mientras la sangre me empapaba las manos. Solté la empuñadura cuando dio media vuelta y me miró. Me miró al principio con burla y me pregunté si lograba sentir el dolor; después se transformó en odio, el tipo de odio con el que solo Megan me veía, el tipo de odio que te hacía pensar que regresaría de la muerte solo para acabar contigo, el tipo de odio que solo mostraba la maldad más pura y aterrorizante que pudiera existir.

-Esto no ha terminado. Jamás vivirás en paz.- tosió y sangre salió por su boca.- ¡Jamás!- fue lo último que Taylor dijo.

Cayó al suelo gritando y comenzó a volverse polvo. Se piel se secó, al igual que sus ojos y comenzó a deshacerse lentamente, como cuando tomas una galleta y la haces trisas. Solo quedaron los despojos de su ropa y la daga clavada en su camisa tintineó cuando golpeo el suelo.

Caí de rodillas al suelo, y abracé mi abdomen, llorando tan fuerte que no podía creer que no me oyeran. Sentí el insoportable dolor punzante en mis costillas cada vez que tomaba aire, pero no podía dejar de llorar; lloraba por el dolor en las costillas y por lo que acababa de hacer. Nunca pensé que llegaría a quitarle la vida a alguien, por más horrible y repugnante que fuera, y hoy lo había hecho.

-Ya terminó.- susurró Lucas en mi oído, cubriéndome con su cuerpo. Lo miré preguntándome si había visto lo que pasaba y suspiró.

-¡No, no ha terminado! ¡Lo maté, Lucas! ¡Maté a Taylor! ¡Y Megan sigue suelta!

-Tenías que hacerlo.- intentó consolarme. Puso una mano sobre la mía y la sacudí alejándolo de mí.

-No hay justificación.- respondí. Sentía asco de mi misma. Siempre había odiado a los asesinos de la televisión, pero ahora que yo misma lo había hecho, no podía más que preguntarme si todos se sentían así.

-Si no lo hubieras hecho nos hubiera matado a ambos, ángel.

Rebobiné en mi cabeza las palabras de Trevor sobre que muchas veces hay que hacer lo que se tiene que hacer; el sabría que tendría que llegar hasta las últimas consecuencias y lo había dicho para no hacerme sentir mal; lo malo, era que no ayudaba mucho.

Una luz se encendió en mi cabeza y entendí lo que Lucas acababa de decir y recordé exactamente porque lo hice. Tenía razón, si no lo hubiera matado yo, era más que seguro que él nos hubiera matado a nosotros. Con todo el dolor que sentía –tanto física como emocionalmente- lancé mis brazos alrededor del cuello de Lucas y seguí llorando ahí, junto a él.

-Lo siento tanto.- murmuré.

-Shh… Shh..- se limitó a susurrar, pasando sus dedos por mi cabello y mi espalda. Me pasó un brazo por la cintura e intentó levantarme, pero lancé un fuerte alarido cuando intentó hacerlo. Era como si me estuvieran martillando el pecho.-¿Estás bien?- chilló alarmado.

-Me duele.- balbuceé torpemente. Señalé mis costillas con la punta de los dedos y seguí llorando.

-Si te muevo te voy a lastimar.- la preocupación era palpable en su voz.- Intenta elevarte. Sabes cómo hacerlo.

Me imaginé levantándome sin lastimarme, pero nada sucedió. Miré rápidamente a Lucas y estaba tan extrañado como yo. Volví a intentarlo cerrando los ojos y concentrándome con todas mis fuerzas en ello. Una, dos, tres veces y nada.

-¿Oyes lo que estoy pensando?- preguntó.

Cerré los ojos con fuerza y me concentré en oír algo, pero el único sonido que había era el del viento rugiendo y estrellándose contra los árboles y el edificio. Me congelé.

-Soy… soy…- no podía pronunciarlo.

-Humana…- terminó mi oración, con la mirada perdida, y al igual que yo, no podía creerlo.




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Esos fueron los ultimos 2 capitulos! :D
Me falta el epilogo, pero ese lo pubblico el viernes! (;
Espero que les gustee && comenteen mucho! :P

pd. Mary, me interesa tu propuesta, hablamos luego? (:

50.1 Deberes

-¿Trevor?

La voz me temblaba y sentía la incertidumbre carcomerme los nervios. Si, Trevor está aquí entonces yo estoy… muerta. Me dije a mi misma. La última palabra retumbó en mi cabeza como un fuerte estruendo, una y otra vez. Me sentí mareada y cansada. Me di un fuerte pellizco en el brazo, con los ojos cerrados y suplicando en silencio despertar, que esto era solo un mal sueño pero nada pasó. Me tambaleé hasta casi caer al suelo, pero alguien me atrapó en la caída. Mi hermano.

-¡Maldita sea!- grité tratando de zafarme de sus brazos. Me miró consternado, y sabía que se estaba preguntando si algo malo pasaba en mi cabeza.- ¡Si, pasa algo! ¡Estoy muerta! ¡Me morí! ¡AHHHH! ¡No puede ser!

-Dest, no estás…

-¡Mentiroso! ¡Tú estás muerto! Entonces yo… también.- mi voz se fue apagando poco a poco hasta que prácticamente desapareció. Me sacudí violentamente y me soltó. Me tiré en el suelo y abracé mis rodillas, balanceándome de atrás a adelante como toda una psicótica y me susurraba que estaba loca. Eso era mejor que estar muerta.- No, yo no puedo estar muerta, Trev.

-Destiny Boudelair, ¿quieres escucharme un segundo?- me habló en un tono autoritario, casi molesto. – No estás muerta. Estás en… medio tiempo, como dicen en fútbol.- me sonrió, pero no sabía si creerle o no.

No sabía si era mi hiperactiva imaginación, o que estaba muerta o soñando, pero no confié en él. Después de lo que había sucedido en mi habitación, no podía creerle. ¿No era eso lo mínimo que podía suceder después de lo que había pasado? Me levanté y sacudí mis rodillas, las palmas de mis manos y mi pantalón. Sacudí la cabeza enérgicamente y miré a mí alrededor, buscando cualquier cosa que me dijera que estaba pasando.

Trevor se cruzó de brazos y balanceó todo su peso en una pierna, esperando a que me calmara. Entrecerré los ojos y lo escruté de arriba abajo cuidadosamente; se veía exactamente igual que hace 3 años y medio. Lo fulminé con la mirada cuando me extendió una mano para que la tomara y el solo frunció el ceño.

-¿Qué? ¿Ahora no me vas a tirar por la ventana del segundo piso?- reclamé. Puse mi mano sobre mi boca como si me estuviera disculpando por algo y fruncí el ceño también.- Ohh. Perdón. ¡Aquí no hay malditos segundos pisos para lanzarme!

-Yo no hice eso.- se defendió, sus ojos grises chispeando de indignación.

-¿A no? ¿Entonces fue tu gemelo malvado que me odia?- recriminé.- ¡Ya no tengo cinco años para que me inventes historias tontas sobre lo que eres!

Presionamos nuestros labios al mismo tiempo y ladeamos la boca en señal de disgusto; eso era algo en lo que siempre nos habíamos parecido. Me crucé de brazos y esperé su respuesta.

-Fue Taylor. El creo ese espejismo para que quedaras inconsciente y no te pudieras defender cuando bebiera tu sangre.- respondió al fin.

-Pruébalo.

-¿Recuerdas la vez que le gritaste a mamá que se fuera al diablo?- recordó con una sonrisa.

Parpadeé sorprendida. Eso era algo que solo él, mamá y yo sabíamos; algo que Taylor jamás sabría. Los ojos se me llenaron de lágrimas y corrí a abrazarlo. Me atrapó con cuidado y me estrechó contra su cuerpo con suma delicadeza.

-Se enojo mucho.- rió.

-Se lo merecía. Eso le pasa por querer quitarle su muñeca a una niña de seis años.-respondí igual que él, riéndome.

-Eso fue muy grosero. ¿Quién te enseñó esas palabras?

-Nada más y nada menos que tú y Damen. ¡Dios! Era casi lo único que decían cuando pensaban que yo no estaba oyendo.- me burlé. Puso los ojos en blanco, besó mi frente y me revolvió el cabello como solía hacer.

Ambos reímos y me abrazó con más fuerza. No lloré. No tenía sentido. Solo me dejé disfrutar el momento por una vez sin preocuparme por lo que pudiese llegar a pasar.

-Dest, tengo muchas cosas que decirte y muy poco tiempo.

-¿Qué tipo de cosas?

-Primero que nada, estás hermosa. Te he estado observando todo este tiempo pero no es lo mismo que tenerte aquí.- respondió.

Tragué saliva ruidosamente y me aclaré la garganta. El me había estado observando todo el tiempo y yo que me creía sola. Me sentí horrible de no haberme dado cuenta antes.

-¿Recuerdas el chico sombra de tu habitación? ¿El que nunca podías ver bien?- preguntó. Lo miré confundida, haciendo memoria de lo que estaba hablando hasta que recordé y asentí.- ¿El lobo de tu sueño?- volví a asentir, preguntándome que relación guardaban.- Fui yo.

-¡Eres un idiota!- le grité furiosa.- ¡Me asustaste! ¡Pensé que era uno de los psicópatas que me quería matar!

Rió bajito, no dándole la suficiente importancia a mi reacción. Me crucé de brazos y me senté en el suelo con las piernas cruzadas y haciendo pucheros como cuando tenía 8 años. Se sentó a mi lado y me pasó un brazo por los hombros para tenerme más cerca.

-Si hubieras sabido que era yo, ¿hubieras seguido con tu vida tal y como estabas haciendo?

Wow. Eso odiaba de él. Que siempre hacía que me pusiera a pensar bien las cosas. Lo medité un instante y por más que me decía que si, que todo hubiera seguido igual la verdad era que no. Hubiera hecho todo lo posible por buscar la forma de encontrarlo y traerlo de vuelta a casa. Conmigo.

-Ahí está. Era mi forma de cuidarte y asegurarme que nada te sucediera sin hacerte sufrir más.

-Contéstame una cosa.- asintió.- Si no me hubieras transferido todos tus poderes, ¿seguirías vivo? - Vi como se debatía entre decirme la verdad o mentirme.- Y dime la verdad que estoy harta de que todos me mientan.

-Si.- suspiró.

-¿Entonces por qué?

-Dest, yo ya había vivido lo suficiente. Y no era justo que tú con solo doce años murieras. Lo hice porque eres mi adoración, hermanita y si pudiera, lo haría otras mil veces.- tomó aire y me abrazó con más fuerza para evitar que llorara.- No me arrepiento y jamás lo haré. Si no lo hubiera hecho, no habría podido vivir sabiendo que moriste y tarde o temprano me hubiera suicidado.

-Trev…- sollocé.

Y ahí fue cuando me eché a llorar como el primer día. Lo abracé con tanta fuerza que las palmas de las manos me dolieron por clavarles mis uñas aún a través de su camiseta. Me abrazó con fuerza, como si me quisiera dejar ir nunca, cosa que yo tampoco quería.

Acarició mi cabello y mi hombro, frotándolo suavemente y tarareando una canción de cuna que me cantaba de niña. Sentí que volví a tener cinco años. Cuando todo era más fácil y no tenía que preocuparme por nada, donde solo bastaba un abrazo para calmar mi mundo.

-Trev, no puedo morirme. Necesito volver.- murmuré, interrumpiendo el momento. Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano y fue ahí cuando reparé en que el también estaba llorando.

-Pensé que tú querías eso, morir.- dijo.- Si tú decides morir yo puedo volver.

Miré a los lados, con la boca abierta y las lágrimas surcando mis mejillas; era una gran oferta. Pero no, no podía aceptarla, por más que quisiera, necesitaba volver.

-¿Sería muy mala hermana si te digo que necesito volver?

-¿Por qué?

-Tengo una prima que es como mi hermana y que adoro más que a nada. Un mejor amigo que haría lo que fuera por mí, y un novio que está ridículamente enamorado de mí, Trev.- mi voz estaba ronca de tanto llorar. Me sonrió orgulloso.

-¿Enserio quieres a Lucas?

-Claro que sí. Haga lo que haga no puedo evitarlo. Es como si cada que intento alejarme de él algo me llevara de vuelta a su lado. Por más tonto y mentiroso y todo lo que sea, lo amo.- respondí. Sentí mi corazón iniciar una carrera y zumbar en mis oídos.- Lo amo con cada parte de mí. Con todos y cada uno de sus defectos.

Eché la cabeza hacia atrás y me puse las manos sobre ella.

-En el amar está el perdonar. Lo hizo por tú bien, para protegerte.

-Eso ya no me importa. Lo único que quiero es volver a allá y decirle todo lo que siento. Quiero abrazarlo y besarlo, Trev.- mi voz estaba ahogada por mis manos. No quería ver nada ni a nadie.

-A veces uno tiene que hacer cosas que no quiere para proteger a los demás. Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer y muchas veces lo mejor no es lo correcto.-hizo que lo viera a los ojos y me sonrió.- Se equivocó, pero todos lo hacemos cuando estamos enamorados.

-Debo volver.

-Ahora mismo.- me aclaró.

-Trev, te amo hermanito. Y eso nunca va a cambiar. Te juro que si hay alguna forma de revivir a los muertos lo voy a hacer.- prometí, deseando que fuera verdad.

-Yo también te amo, Dest. Siempre te voy a cuidar.

-¿Volveremos a vernos?- realmente no sabía si quería saber la respuesta o no.

-En sueños y cada que tenga la oportunidad. Lo prometo.

Lo abracé nuevamente, con todas mis fuerzas y las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de ambos.

-No es un adiós. Es un hasta luego.- vi la promesa en sus ojos y le creí.- Oh, una cosa. Necesitarás esto.

Me extendió una daga de plata. El mango tenía el mismo diseño que tenía la marca en mi muñeca, la cual resplandeció con fulgor al tener la daga en mis manos. La hoja era filosa y bien hecha. Me estremecí.

-¿Y esto para qué es? ¿Qué es está marca?- pregunté.

-Pronto lo sabrás. La marca indica que sigues siendo como Ever. Una inmortal. Debes irte, antes de que sea tarde.- besó mi frente y cerré los ojos.- Mándale saludos a todos de mi parte y diles que los amo.

Cuando los abrí, estaba tendida en el suelo, con la daga en mis manos. La solté de mi inmediato y cayó al suelo con un suave tintineo. La marca dejó de brillar y desapareció.

-¡Lucas!- lloré, cuando vi como estaba tendido en el suelo, herido y con la respiración trabajosa.

sábado, 7 de agosto de 2010

49.1 Venganza




-Desgraciada.- escupí, no dando crédito a lo que oía. No podía creerle.

-Yo acepté gustosa, pero Katherine se negó al principio; no tardé en convencerla. ¿Recuerdas que te hizo correr por el bosque sin darte razones? ¿Las sombras que corrían junto a ustedes?- un momento regresé a ese día; el miedo de no saber lo que pasaba, el ardor de mi pecho y el dolor en mis piernas- Éramos nosotros. Fue fácil provocar el choque, solo basto con pararme a media carretera. Pobre Trevor, jamás pensó que haríamos eso.

- Eres una…

-Déjame terminar. No nos dimos cuenta de que te pasó toda su energía. Sé que nos viste, y realmente me dio gusto provocarte terror aún sin conocerte.- sonrió maliciosamente, orgullosa de su maldito trabajo.- Cuando lo sacamos del auto y lo mataron, yo pregunté si debíamos matarte a ti también. El vampiro más fuerte nos dijo que no, que ya estabas muy lastimada y no sobrevivirías; lo que el idiota no sabía era que estabas más viva que nunca.

Sentí que los ojos me escocían y la garganta me ardía. Todo mi cuerpo se puso tenso y por más que lo intenté, no pude evitar deshacerme en llanto. Esta desgraciada fue la que arruinó mi vida. Esta desgraciada fue la que me quito la única cosa buena de mi vida. Esta desgraciada…

-Lo dejamos así. Esperamos que el poder en la sangre de Trevor se transfiriera pero nunca pasó y nunca supimos porqué. – Siguió hablando, intenté ignorarla, pero cada palabra que mencionaba retumbaba en mi cabeza.- Casi cuatro años después que te vi por segunda vez, supe que tú eras la hermana que había sobrevivido. Entendí que seguías viva por tu hermano.

- Trevor pensó que tu vida valía más que la suya y por eso prefirió morir él, pero después se me ocurrió que como los vampiros se habían olvidado de lo que querían de Trevor, podía aprovechar y así me alié con Taylor. – se burló. No sabía que debía hacer o decir. -Me lo propuse y aquí me tienes, a punto de lograr mi meta.

-¿Mi familia sabía que tu y Katherine fueron?- lloré.

Al principio, Katherine me había dado una sensación de tranquilidad y desconfianza, después, me dio remordimiento tratarla mal, pero cuando supe que era mi hermana mi odio se encendió. Una parte de mí me había dicho que no debía juzgarla, que debía darle una oportunidad, pero ahora sé mejor; el odio que le tengo ya no es injustificado.

-Solo supieron que fue tu hermanita. Nunca tuvo el valor de decir que la ayudé. -¿Tienes idea de lo que vale tu cabeza? ¿Una gota de tu sangre?- mostró sus colmillos y mordió ligeramente su labio.- Vales más de lo que te imaginas. No somos los únicos que te siguen. Hay más. Eso tenlo por seguro.

No podía concebir una criatura más repugnante que ella. Todo en Megan era fríamente calculado, sin escrúpulos, sin sentimientos. Intenté liberarme de la manera “tradicional”, pero las cuerdas me mordían las muñecas y las piernas ya no lograba sentirlas.

-¿Lucas sabía que ustedes lo mataron?- pregunté. La voz me temblaba y las lágrimas no me permitían ver con claridad.

-¿Recuerdas los secretos que te dije que tenía? No me creíste. ¡Por supuesto que Lucas sabía! El supo desde el día que te besó por primera vez. Después de la fiesta en que Taylor casi te mata.

No. No. No. Por favor no. Me dije a mí misma. Me estaba mintiendo. Tenía que estarme mintiendo. Lucas no podía haberme ocultado algo así. Casi creí ver como todo a mí vista se caía a pedazos. Todo me dolía y con todo me refiero a absolutamente todo.

-¿Duele, no?- preguntó. Se arrodilló frente a mí y me hizo verla a los ojos.- Duele que te mientan. No te preocupes, la peor forma de hacerlo pagar por lo que te hizo, será deshaciéndome de ti. ¿Para qué quieres vivir?

De pronto, todo lo que dijo tuvo sentido. Megan logró sembrar en mí una semilla de odio que alimentaba con cada una de las palabras que pronunciaba. Sentía como cuando me provocó la sensación de estarme quemando, pero esta era más fuerte, más dolorosa. Aquella había sido solo física, esta era más dentro de mí.

-No le creas, ángel.

Megan giró sobre sus talones mientras sonreía. No terminábamos de hacerle más interesante el juego y eso la fascinaba. Yo no di vuelta para verlo; no me sentía con los ánimos suficientes como para verlo a los ojos sin explotar y decirle todo lo que quería.

-Vaya, Lucas. No creí que tuvieras el descaro de decir que mentía.- Megan habló coquetamente. Mordió su labio y jugueteó con un mechón de su rubia cabellera.

-Dest…- me llamó. Bajé mi cabeza y la escondí como pude. Oí la desesperación en su voz y eso me hizo sentir mal, pero no podía perdonarlo con eso.- Lo hice por tu bien.

-¡No haberme dicho nada cuenta como haberlas ayudado!- grité. Megan rió y aplaudió.

-Les propongo algo. Brujita, si te quieres ir con Lucas puedes hacerlo, juro que no haré nada, pero si no quieres te quedas aquí, aceptas a lo que viniste y él se va sin problemas.- ofreció Megan.

Lucas me extendió una mano y medio sonrió.- Dest, vámonos.

-No.

-¿Por qué no?- oí el dolor de su voz, podía sentir la traición en el aire; era demasiado.

-Por qué prefiero morirme a ir contigo. Porque no puedo creer que no me hayas dicho una cosa así. Porque estoy harta de que me mientas.- tomé aire y sacudí la cabeza.- Por qué te odio.

-No me iré sin ti.- replicó débilmente; se veía cansado.

-Ya lo veremos…- murmuró Megan, mientras yo me mantenía reacia verlo a los ojos.

-De-- - fue lo único que pudo decir antes de ser tacleado por Megan.

Fue a dar sobre tablas de madera ya viejas y al parecer podridas. Sacudió su cabeza aún confundido por el ataque sorpresa. Megan sonrió como un niño pequeño al que le mostraron un objeto brillante y me dirigió una mirada de: “Recuerda lo que te dije”. No sabía que podía más, si el odio que sentía en ese momento por él o todo el amor que me estaba ahogando.

Megan acercó su boca al cuello del que aún era mi novio, lista para morderlo y acabar con su vida, pero se detuvo. Se quedó pensando un rato y después volvió a sonreír, por millonésima vez ese día. Lucas estaba cansado, podía verlo en la forma en que hacía nada para defenderse. Su rostro estaba pálido y sus ojos habían perdido su brillo habitual.

-¿Estás cansado?- preguntó Megan, fingiendo consternación.- Wow. Pensé que averiguarías rápidamente de que se trataba, pero eres lento, guapo.

-Hablas puras idioteces, Megan.

-No. Esto no es una estupidez. Como ya le dije a tu noviecita una… verdad, creo que tú también te mereces una.- ofreció. La fulminé con la mirada, viendo como aplicaba presión en el cuello y abdomen de Lucas dificultándole la respiración.- Te has sentido cansado por un par de meses. ¡Fuiste a Salem por una cura! Pero nunca supiste que te atacó por la espalda.

-¿De qué hablas?- manejó por preguntar.

-Fuimos nosotros. Nosotros te causamos esos… episodios de cansancio. Fue tan fácil. Estabas tan concentrado en ayudar a la brujita que nunca te diste cuenta. Ella debilitó tu mente, tu guardia. Ja. Si no hubiera sido tan fácil podría haber sido divertido.

-¡¿Cómo puedes ser tan repugnante?!- le grité. Mi voz se oía rasposa, repentinamente cansada. Me puse de pie y di un paso hacia ella.- ¡Vete al diablo, Megan!

Podía sentir como la sangre me hervía bajo la piel, como si cada célula de mi cuerpo se estuviera incendiando por la rabia que comencé a sentir así que no me di cuenta en qué momento la cuerda que ataba mis muñecas se deshizo y me dejó libre. Los ojos me chispeaban, podía sentirlo, y en mis manos sentía que tenía algo que debía lanzar; algo para la desgraciada de Megan.

Ella no se dio cuenta en qué momento fue golpeada por algo que yo misma cree; era como un par de lazos o manos que se movían a mi disposición. Lo imaginaba, lo sentía, casi lograba verlo; y mi único objetico era Megan. Quería arrancarle la cabeza, quería verla sufrir todo lo que nos había hecho sufrir a nosotros. Quería que pagara por todas y cada una de las cosas que había hecho para hacerme sentir miserable, humillada; quería la peor tortura para ella.

Estaba totalmente concentrada en ver como eso la golpeaba, como rodaba por el suelo, como se estrellaba, como gritaba del enojo y por primera vez, Miedo. Veía el terror en sus ojos y eso me hacía sentir bien, me hacía sentir feliz, quería venganza. Era como tomar un poco de alcohol, al principio dolía, pero ya que te acostumbrabas a la sensación, era realmente bueno.

-Dest, detente.

La dulce voz de Lucas junto a mí me sacó de mi trance. Era como si hubiera salido del agua después de un buen rato sin respirar. Luché por el aire que en esos momentos me faltaba y también por mantenerme cuerda y despierta. Los párpados me pesaban y sentía como si todo se estuviera volviendo negro. Nunca en mi vida me había sentido tan agotada como ene se momento, nunca había experimentado esa sensación de que no era capaz ni de hacer que mi corazón latiera.

-Dest, ángel.- lloró, los ojos se le llenaron de lo que pensé que eran lágrimas y presionó sus labios en una tensa línea. Cerré los ojos con fuerza, concentrándome en su rostro; lo nuevamente rosado de sus mejillas, sus pestañas, cejas, lo verde de sus ojos, su cabello castaño claro, todo. Absorbí todo eso en mi cabeza e intenté sonreí, pero al parecer él no lo notó.- No te duermas.

-No puedo evitarlo…- susurré, manejando torpemente mis labios para decir aquello.

Cerré los ojos nuevamente y me fue imposible volver a abrirlos.

Abrí los ojos o al menos eso pensé. No lograba ver nada, solo la negrura de lo que pensé debía ser un bosque por el aroma a pino y tierra mojada que estaba impregnada en todo. Di un paso al frente y di un salto cuando el sonido de una rama rompiéndose bajo mi peso me asustó. Solo podia ver una fuerte luz en la distancia, tenia que ir ahi.

Vamos, Dest. Esto es tonto. Me dije a mi misma, tomando valor de lugares en los que no tenía y esforzándome por mantener la calma.

-¿Destiny?- llamó una sombra. Entrecerré los ojos para ajustar mi vista al paisaje oscuro que se extendía frente a mí sin mucho éxito. Se me fue el aliento cuando reconocí la voz.

-¿Trevor?




- - - - - - - - - - - - -
Corto, ya lo se, y me tarde, tmbn lo seeXD Mi verdadero problema es que como dijo Clau, no qiero terminar esta temporada:(
Mmmm... Pubblicare ma;ana Martes, probablemente sean 2 capps, no es seguro, para el miercoles pubblicar el capp final o epilogo :$
Los epilogos son cortos? El mio no!! :D
No he terminado lo de Megan pero ya tengo el capp final jajaja :P
Todo x hoy!
Si tienen preguntas sobre mi, la historia (no spoilersxD) o xqe las rosas se llaman asi aunqe sean rojas n,n pregunten!:D
Comenteen!
ilyy♥

miércoles, 4 de agosto de 2010

48.1 Fuego

-Llegamos.- avisó Taylor.

Abrí los ojos lentamente y los tallé. La cabeza me dolía horrores y los ojos me ardían como hacía mucho no me pasaba. Abrió mi puerta y me tomó de la muñeca para arrastrarme fuera del auto. No puse esfuerzo. Ya no valía la pena. Sentía que había dejado todo atrás, pero de alguna forma, me sentía tranquila conmigo misma porque sabía que si yo no salía de esta, al menos Lucas, Ev y Damen lo harían. Ya habían pasado cinco días desde que había aceptado ir con Taylor; cinco días en carretera; cinco días odiando mi maldita vida como nunca antes había hecho. No me sorprendería que ya me estuvieran buscando. Solo esperaba que no me encontraran.

Intenté ver algo a lo lejos, pero no había nada, ya había anochecido y el frio del lugar en el que estábamos hacia que doliera respirar. El aire era frio y se sentia como hielo en mis fosas nasales; difícil de respirar. La tierra crujía bajo mis botas y me dejé llevar por Taylor. Entramos a no sé dónde y entrecerré mis ojos para protegerlos cuando una fuerte luz fosforescente me dio en la cara. Me lanzó y caí de rodillas frente a dos pares de pies. Levanté la mirada y me sorprendí; realmente no fue por Megan.

-¿Qué haces tú aquí?- le pregunté a Audrey, que me observaba con gracia, como si le hubiera contado un chiste.- ¿Eres…?

-No.- espetó. Ahora estaba dejando ver todo el odio que me tenía en la forma en que me miraba y me hablaba.- Pero pronto lo seré. Es bueno saber que seré yo quien te mat…

Megan no le dio tiempo de terminar la oración. Se colocó detrás de ella y rompió el cuello de un ágil movimiento. Las lágrimas se me escaparon mientras veía el cuerpo sin vida de Audrey caer. No me agradaba, eso claro estaba, pero tampoco le deseaba la muerte. Taylor se arrodillo junto a ella y acarició su mejilla con dos dedos antes de chasquear la lengua.

-Mmm… Es una lástima. Tenía potencial.- dijo Taylor con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hablaba y se quejaba mucho.- respondió Megan igual de sonriente. – Además, yo voy a ser la que mate a la brujita, no una insignificante humana.- miró hacia abajo y me extendió una mano para levantarme. La miré indecisa y al final negué con la cabeza.- Anda. No te haré daño.- mordió su labio y sonrió.- No por ahora.

Me levanté sin su ayuda y me sacudí las palmas de las manos, evitando los raspones y cortadas, me quité algunas piedras que tenía incrustadas en ellas y arrugué la nariz cuando noté la sangre. Observé a Taylor y a Megan tratando de acercarse a mí, pero cree un escudo que se los impidió.

-¿Recuerdas el trato que hicimos?- recordó Taylor, y tan rápido como lo cree lo destruí.

Ambos sonrieron maliciosamente y presionaron los labios. Inhalaron una gran bocanada de aire y la dejaron salir con una sonrisa tan grande propia de un niño pequeño al que le acaban de proponer jugar un juego y después ir por un helado. Megan caminó en círculos alrededor mío, inspeccionando mi ropa y todo de mí. Tomó un mechón de mi cabello y lo inspeccionó cada punta para después dejarlo caer y seguir con su inspección.

-¿Qué trato hicieron?- preguntó Megan como si realmente no estuviera interesada en saber aunque la curiosidad ardía en sus ojos.

-Taylor me prometió que si venía sin causarles problemas ni usar “trucos” no dañarían a mi familia.- respondí. Ella se lo pensó un momento y sonrió.

-Dado que tú cumpliste con tu parte, nosotros cumpliremos con la nuestra.

-¿Cómo sé que no me están mintiendo?- reté.

Ambos tomaron la muñeca de la mano del otro y la mordieron. Megan soltó un pequeño gemido de dolor y soltó la mano de Taylor cuando la sangre comenzó a brotar. Unieron las heridas e hicieron muecas de dolor, respirando entrecortadamente. Murmuraron algo que no logré entender y se alejaron, cada quien cubriendo su muñeca herida con su otra mano.

-¿Qué hicieron?- tartamudeé, sorprendida por ese acto.

-Juramos que no dañaremos a nadie de tu preciosa familia.- marcó las comillas en el aire cuando dijo “familia”- Es para que nos creas.- explicó Taylor.

-Te haríamos lo mismo, pero no creemos poder retenernos con tu sangre. Y sabemos que eres obediente, brujita.- Megan rió ruidosamente.- Ahora, ¿quieres jugar?

-Vete al diablo.- respondí con el valor que me quedaba.

No me di cuenta de que hizo hasta que estuvo frente a mí, clavando sus uñas en mi barbilla, elevando mi rostro al techo. Me elevó y mis pies quedaron colgando como trapos. Me sujeté de sus manos para sostenerme y evitar quedarme sin aire, pero me sentí mareada y cuando comencé a atragantarme con mi saliva me soltó. Caí al suelo y me dio una fuerte patada en el estómago con su puntiagudo zapato. Proferí un fuerte grito y las lágrimas brotaron de mis ojos sin ser llamadas. Oí las risas jocosas y abracé mi abdomen, en un intento de protegerme, pero lo que me dolía no eran los golpes, era más la humillación y el sentimiento de no poder hacer nada para defenderme.

-Mírame.- exigió Megan.

Taylor me clavó las uñas en la barbilla y me hizo mirarla. Ella se quitó el cabello del cuello y me lo mostró. Una fea cicatriz, rosa, gruesa y brillante sobresalía de su pálida tez. La miré horrorizada, pues abarcaba gran parte de su cuello. Sus pensamientos estaban bien guardados, pero cuando se pasó un par de dedos por la cicatriz, recordé de que era.

-Fue la del día del baile…- susurré.

-¿Alguna vez te has quemado? ¿Has sentido el fuego quemar tu piel?- escupió.

-Muéstrale.- sugirió Taylor.

No se hizo del rogar. Primero empezó como un ligero calor en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Después se extendió a todo mi cuerpo y fue cobrando intensidad. Cuando me llegó a la cabeza, sentí como si estuviera dentro de un horno. No sabía que me estaban haciendo, solo sabía que eso me estaba matando.

Sentía como si llamas de fuego me lamieran todo el cuerpo. Podía ver como el fuego me quemaba todo el cuerpo. Grité tan fuerte que casi sentí que me desgarraba las cuerdas bucales y comencé a retorcerme en posiciones que no sabía que podía. Era como si la piel me burbujeara con el calor y sentía cada célula de mí deshacerse con la horrible sensación.

-¡Basta! ¡Por favor!- supliqué. Las lágrimas me ardían mientras caían. No podía soportarlo más.

El fuego siguió unos minutos más y tan pronto como se inició, se detuvo. Abracé lo que supuse me quedaba de abdomen y lloré cuando noté la tela de mi blusa intacta. Abrí los ojos lentamente, preparada para lo peor, pero no encontré nada. Mi ropa y todo mi cuerpo estaban intactos, como si nada hubiera pasado. Me sentía toda adolorida, el cuerpo aún me ardía, como cuando pones alcohol a una herida.

-Eso fue lo que ella sintió, preciosa. Solo una prueba de lo que podemos hacer.- amenazó Taylor.- Meg, ¿te parece si voy por algo de comer?

-Adelante, amor.- respondió ella sonriendo. El besó su mejilla y salió del lugar corriendo, demasiado rápido como para verlo bien.

-¿Por qué me haces esto?- pregunté entre dientes, arrastrando las palabras y luchando por el aire.

Se puso una mano debajo de la barbilla y se quedó callada un rato. Podía ver cómo le estaba gustando eso. Cómo disfrutaba verme tendida en el suelo, aturdida y débil, propensa a cualquier cosa que deseara hacerme. El amor que sentía por mi familia era más grande que cualquier dolor que esta tipa pudiera causarme. Sonrió y habló.

-¿Sabes que es lo peor del caso?- preguntó Megan mirando sus uñas.- Que tu hermano pudo haberte evitado todo este show de fenómenos

-¿Qué? ¿De qué hablas?- tragué saliva. Esta tipa me ponía los pelos de punta y con mirarme lograba que se me revolviera el estómago.- ¡Dime!

-Trevor nunca te conto nada, ¿verdad? Mal. Muy mal. – negó con la cabeza y presionó los labios como si eso realmente la hiciera sentir mal; como si no se estuviera regocijando de verme humillada; como si de alguna forma fuera a intentar ayudarme.-Es trágica tu vida, sabes? Me das lastima.

-No tanta como tú a mí.- respondí, con la voz más fría que pude. Quería escupirle a la cara, pero estaba más que consciente de lo que eso podría acarrear.

-Tienes muy mal genio. ¿Por dónde comienzo? Mmm… Tu vida es horrible desde que naciste. Tus padres apenas y notan que existes. – río, deleitándose de mi expresión de dolor.- Apuesto a que si no fuera porque tu madre te llevaba en su vientre, ni si quiera hubieran ido a tu nacimiento.- acomodó sus brazos en forma que pareciera que cargaba un bebé y lo meció, sonriendo casi tiernamente.- Te ocultaron a tu hermana.

-Cállate.

No dejaba de decirme que todas y cada una de sus palabras eran mentira, pero algo dentro de mí me decía que gran parte de lo que decía –si no era que todo- era verdad. ¿Cómo podía negarle que mis padres nunca me prestaban atención? Y lo que dijo de la Innombrable era verdad. Me la habían ocultado toda la vida sin darme razones de nada.

Hasta mis dieciséis años, me había salido muy bien ignorar todo lo que me molestaba en mí familia. Nunca le había contado a nadie lo sola que me había sentido toda mi vida, y probablemente, nunca lo diría. No le había dicho nunca nada a mí prima por que yo siempre supe que ella tenía una vida propia, un novio y cosas que quería hacer y no solo se enfocaba en mí, lo mismo había sido para Damen.

Trevor siempre me había comprendido y era lo que tanto extrañaba de él, pero había tenido que intentar no hacérselo ver mucho; nunca quise preocuparlo. Así que la mayor parte de mi vida me guardé todo para mí misma. Desgraciadamente, nunca le diría a mi prima o a mi mejor amigo lo mucho que les agradecía todo lo que habían hecho por mí.

-Tu hermano murió. Debió de haber sido lo mejor que le pasó, liberarse de ti. ¿Alguna vez te contó que salimos un tiempo?- rió.

-No me contaba historias de terror.

- Ja. Eres graciosa. Sería bueno conservarte, pero no me gusta la basura. – dijo como si en verdad considerara la idea en vez de hacerlo para darme esperanzas de vivir y no hacerlo.- Me terminó por que dijo que no me amaba de la forma en que yo me merecía. Eso me llenó de rabia. Era muy dulce. Una lástima. Por él.

-¿Por qué? ¿Por qué aun debía verte?

-No. ¿Sabes? Hay cosas en la vida que son fáciles y otras que no. Muchas veces debes hacer cosas que pensabas que nunca harías por conseguir lo que quieres. Afortunadamente, a mí no me causa remordimiento matar.- me explicó, como una madre que le dice a su hija que nunca se rinda.

-¿Me vas a contar sobre todos tus asesinatos?- me burlé, simulando gracia en vez de dejar a la vista el pavor que oírla hablar sobre eso me causaría.

-No. ¿Para qué perder el tiempo? Solo te contare de uno. El que me ha hecho sentir mejor en toda mi bella y eterna vida. Uno que supongo te interesara.

-¿El tuyo?

-Eso nunca va a pasar- se pasó una mano por la frente y se quitó todo el cabello de la cara.

-No me interesa.

-A mí tampoco. Necesito contarle esto a alguien. Tu hermanita es simpática, hubo un tiempo que nos agradábamos. Ambas queríamos lo mismo; más fuerza. Yo también fui una patética inmortal como tú, solo que más bonita.- hizo mueca de estarlo recordando, la odiaba.

-Y más estúpida también.- gruñí.

-Como decía, - musitó ignorando mi comentario.- la única forma de hacerlo era convertirnos en vampiros. Los vampiros aceptaron hacerlo siempre y cuando nosotras matáramos a un inmortal. Pero no cualquier inmortal.- hizo una pausa dramática y sonrió.- Ellos querían a Trevor Boudelair.




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Perdon x tardarme,no se me ocurria nada :/ Es qe es algo asi como que qiero qe el final sea especial. Pero ya lo tengo (en mi cabeza xD).
Bueno, al parecer prefirieron los 4 capss n,n pero a como la veo, seran masXD
Fue uno de esos momentos en los que ya sabia como iba a terminar, pero me vinieron mil ideas a la cabezaa :D && las quise usar todas n,n
La idea es qe termine antes del prox miercoles, ya qe entro a la prepa D; (qe miedo)XD
una ultima cosa, si, definitivamente SI va a haber otra temporada:D Ya lo habia dicho y lo confirmo!! :D
buehh, todo x hoy:P
comenteen!
ily♥