Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



martes, 27 de abril de 2010

30.1 Novia

Después la caída…

Sentí con mucha claridad como caía; el aire debajo de mí, la falta de suelo. Hacía frío y el viento me golpeó; pensé que volaría con el viento.

De pronto, oí un golpe espeluznante, como si algo se hubiera roto, pero no pude identificar que era. El suelo ya estaba debajo de mí, pero no sentía nada. Un líquido comenzó a mojarme, al principio pensé que era lluvia, pero era demasiado caliente para ser la fría lluvia de Wake Forest y provenía del suelo.

Intenté moverme, pero mi cuerpo no recibía órdenes de mi cerebro. Estaba atenta a todos los olores, los ruidos, las sensaciones. Hacía mucho frío, y solo tenía puesta una delgada bata sobre mi ropa interior. ¿Qué si alguien me veía semidesnuda? Sé que era tonto pensar en eso cuando no podía moverme ni abrir los ojos, pero extrañamente era lo único que me preocupaba.

-¡No la encuentro!- gritó una voz algo cantarina. Se me hacía familiar, pero no podía recordar a quien le pertenecía.- ¡Damen, llama a Lucas!

¿Lucas vendría? Intenté sonreír, pero no podía. Ever. Ella era la que gritó eso; mi prima. Quería poder gritarles y decirles donde estaba, pero no podía. Un dolor demoledor comenzó a embargarme de pies a cabeza, sobre todo en mi cabeza. Sentí como me contraje de dolor, mi cuerpo se estaba retorciendo de dolor. Era como si me estuviera hundiendo en aguas profundas y oscuras que me impedían respirar.

¿Dos pisos eran suficientes para matar a alguien? ¿Suficientes para matarme a mí? Pensé que tal vez estaría muerta, pero había oído que cuando mueres no sientes dolor y ves tu cuerpo desde lejos, no sigues sintiendo el dolor de tu muerte. La pregunta era, ¿quería estar muerta?

Probablemente. Ya había sufrido lo suficiente como para querer seguir. ¿Qué más daba? Ya no sufriría por que mi hermano no está. Ya no sufriría por Lucas. Lo recordé de golpe; Trevor.

¿Por qué me había dejado caer? ¿Por qué se había ido? ¿Me quería muerta? Comencé a llorar, podía oír mis propios violentos sollozos y fue como si de pronto saliera a flote de aquellas frías aguas.

-Con que aquí estás.- dijo una voz en mí oído y podía oír la sonrisa triunfante en ella.- Cuánto tiempo sin vernos, hermosa.

Taylor. Estaba parado junto a mí y no podía hacer nada para alejarlo o defenderme. No había nadie que me ayudara. Estaba sola e indefensa, tal y como el siempre me había querido. Quise abrir los ojos, puse todas mis fuerzas en ello pero simplemente no pude. Sentí como tomó mi muñeca izquierda y la acercó a su boca. Su aliento era cálido y yo tenía frío, así que me debatía entre dejarla ahí o intentar alejarla. Sus filosos colmillos rozaron mi piel y sentí como saboreaba mi piel. Me estremecí del asco y soltó una carcajada.

-No soy como mi preciosa Megan.- dijo riendo y alejando mi mano un poco. Me dieron ganas de golpearlo de haber podido.- Yo no te causaré dolor. O al menos no mucho.

Sus colmillos volvieron a rozar mi muñeca. Oí un golpe que lanzó a Taylor lejos, y fui capaz de oír como se estrellaba contra un pino. Debía estar aterrorizada por que u vampiro me iba a morder, pero solo pensaba en que yo misma lo mataría.

Nunca me gustó la violencia, pero si me buscaban, de seguro me encontraban. Podía oír los golpes a unos cuantos metros de mí. Alguien estaba peleando contra Taylor para ayudarme, ¿o No? ¿Y si era Megan? Todo era silencio excepto por el aire, el crujir de las ramas y los golpes. Agucé el oído, tratando de oír una voz o algo que me dijera quien era, pero nada, solo oída las respiraciones agitadas y los golpes sordos que se daban.

Oí un gruñido, alguien gritó y alguien corrió lejos de la escena. Sentí pasos a mi lado y mis manos automáticamente cubrieron mi rostro; ya estaba recuperando el movimiento o tal vez fuera algo de instinto de supervivencia. Seguía sin poder abrir mis ojos. Noté como caía la lluvia, estaba empapada. Me levantó en brazos y comenzó a caminar. Quitó el cabello de mi cara con una dulzura sorprendente y besó mi frente.

-Ahora todo está bien, mi amor.- dijo la voz de ese chico.

-Lu… cas…- balbuceé torpemente. Se detuvo y tomó mi mano. Parecía como si yo no pesara nada, como si pesara lo mismo que una muñeca. Rozó rápidamente nuestros labios y acarició mi mejilla con suma delicadeza.

-Aquí estoy. Siempre estaré aquí.- susurró como aguantando las lágrimas. Me puso una chamarra encima, como queriendo protegerme del frío y la lluvia. No sirvió de mucho, pero algo era algo.

-Te… te…- no estaba segura de que le diría, pero le agradecí infinitamente cuando me silenció con un beso.

-Hora de dormir.- dijo con la voz cansada y llena de dolor, poniendo sus manos en mis sienes. Eso me lo habían dicho Damen y Trevor muchas veces, y me sorprendió que siempre sucediera lo mismo. Al instante, me quedé profundamente dormida.





-¿Estará bien?- preguntó alguien a mi lado. Hice una mueca de disgusto y se oyó una risita nerviosa. Abrí mis ojos, pero los volví a cerrar de golpe; todo era tan brillante y abrumador que me molestaba. Intenté llevarme mis manos a mis ojos, pero mi mano derecha estaba aprisionada.

Navegué un poco en mis recuerdos tratando de recordar que había sucedido, pero la cabeza me dolía mucho mientras más lo intentaba, algo parecido a lo que sentía cuando recordaba las partes que podía de mi accidente de auto 4 años atrás. Me pasé una mano por el cabello y sentí un gran bulto. Presioné ligeramente y me encontré con que me dolía insoportablemente.

Intenté moverme, pero todo el cuerpo me dolía. Era como si me hubiera pasado un auto por encima. Hice otra mueca de dolor y dejé escapar un leve siseó entre dientes. Moví mi mano “aprisionada” y note que estaba entrelazada con la de alguien más. Abrí mis ojos lentamente y me encontré con Lucas sentado junto a mí, con su cabeza descansando en mi cama, cubierta por un brazo y su mano contra la mía.

Mi corazón dio un brinco y comenzó a latir como si se fuera a salir de mi pecho. A consecuencia, mi respiración también se aceleró, pero intente calmarla por que hasta respirar me dolía. Lucas era tan perfecto que dolía; tan insoportablemente guapo que me era imposible dejar de mirarlo un segundo; era difícil creer que el fuera real.

-¿Dest?- me llamó alguien. Moví un poco la cabeza y me encontré con que Damen me llamaba sentado desde la mecedora de mi habitación, con mi prima dormida en sus brazos.

-¿Qué pasó?- le pregunté. Me dirigió una mirada escéptica, como si fuera algo tonto preguntar. Me sonrió débilmente, aliviado de que estuviera despierta y movió un poco el bazo de Ev.

-Mi amor…- le dijo tan dulcemente que el amor en su voz era casi palpable. Ella levantó su mano y la puso sobre la boca de Damen. Odiaba que la despertaran.- Ev, despierta.

-Déjame dormir.- le dijo entre dientes. Se me escapó una risita y el me sonrió. Ever gruñó y pasó un brazo por el cuello de Damen, abrazándolo más fuerte.

-Ev, es importante.- le dijo Damen muy serio. Era el tipo de seriedad que me daba risa en el pues siempre lo veía sonriendo, casi nunca se tomaba nada enserio.

-¡¿Qué es tan importante como para que no me dejes dormir?!- gritó mi prima, con la voz ronca y muy adormilada.

-Tu prima.- le dijo muy serio. Ella se incorporó de un salto y brinco hacía mí. Me dio un rápido abrazo y puso su fría mano sobre mi frente. Ella era una mezcla de mi prima, mi hermana mayor y mi mejor amiga. Supongo que después de las largas ausencias de mis padres, aprendió a quererme y a cuidarme como a su hermana menor.

-Estoy bien.- dije antes de que empezara el interrogatorio. Ella frunció el ceño y miró a Lucas.

-Deberías despertarlo.- me dijo muy calmada, en tono un poco autoritario.- Quería estar despierto cuando despertarás.

-¿Cuánto tiempo he estado así?- les pregunté. Vacilaron un poco y sonrieron un poco divertidos.

-¿Así como?- me preguntó mi prima haciéndose la inocente. La fulminé con la mirada y soltó una melodiosa risotada.- ¿Inconciente? Unos 2 días.

Dejé caer mi mandíbula de la sorpresa. ¿Tanto tiempo? No, no podía ser posible. Debía de estar jugando. Los miré esperando que rieran y dijeran que era broma, pero estaban más serios que nunca.

-¿Qué pasa con la escuela?- les pregunté molesta.- ¡Reprobaré el año!

-¿Y?- dijo Damen muy orgulloso.- Dest, tienes más tiempo del que te imaginas para ir a la escuela. Además, ya avisamos todas y cada una de las veces que has faltado y han aceptado no reprobarte siempre y cuando te pongas al corriente.

-¿Lo Juras?-le pregunté un poco dudosa.

-Claro que si, hermanita.-dijo antes de soltar una ruidosa carcajada.

-Damen, hazme un favor.- dijo Lucas aún cubriendo su rostro con su brazo y su voz ahogada por la almohada.- Ya cállate y déjanos dormir a Ever y a mí.

-¿Seguro que quieres dormir?- preguntó Damen dándole un golpe en el hombro en forma de broma que hizo que se cayera al suelo.

-Ahora si te vas a arrepentir.- dijo Lucas riendo. Se lanzó juguetonamente contra Damen y comenzaron a pelear entre broma y broma, los 2 riendo.

-Hombres…- dijimos yo y mi prima entre dientes. Nos miramos a los ojos y comenzamos a reír.

Lucas dejó de jugar y me miró incrédulo. Su mirada llena de amor y vergüenza. Caminó lentamente hacía mí, sacudiéndose el polvo y mirando al suelo, como si esperara que en algún momento le dijera que se marchara.

Se sentó a mí lado y Ev y Damen salieron del cuarto, despidiéndose con un ligero movimiento de mano. Lo vi a los ojos, pero el jugaba con un hilo suelto de mi blusa. Al parecer me había puesto ropa mientras estaba dormida. Su ojo izquierdo estaba morado por algún golpe; sus labios estaban hinchados e incluso parecía como si se lo hubieran reventado; tenía moretes y cortadas en mejillas, frente, manos y brazos, prácticamente estaba todo herido, hinchado y golpeado.

Me senté como pude, gimiendo un poco y suspirando, siempre luchando contra el dolor. Lucas me ayudó a sentarme, poniendo sus amplias manos en mi cintura. Me incliné hacía el, dejando nuestros rostros a escasos centímetros el uno del otro. Levanté mi mano y le di una fuerte cachetada ignorando el dolor por el movimiento y el del impacto.

-¡¿Qué te pasa?! ¡¿Eso por qué fue?!- me gritó furioso.

-Eso fue por decir que quería besar a Jake.- le dije indiferente. Bufó y se alejó un poco, claramente dolorido por el golpe. Tomé su rostro en mis manos y lo besé. Sentí como mis labios quemaban al estar en contacto con los suyos, esa sensación de que la electricidad flotaba en al aire y que todo se derretía en mi interior me llenó por completo. Me acercó más a el y me recostó nuevamente. Tomamos aire y nos separamos quedando recostados uno al lado del otro.- Y eso fue simplemente por que te quiero.

-Mmm… Pues quiéreme todo lo que desees.- dijo riendo suavemente, con una voz coqueta y seductora.
-Claro. Al fin y al cabo eres mío.- le respondí, ocultando mi rostro en su pecho, demasiado avergonzada como para ver su reacción. Levantó mi barbilla y me sonrió dulcemente.

-Ya sabes que si. Siempre y para siempre.- me dijo, dándome otro perfecto beso. Otro beso que me aceleró el corazón y me cortó la respiración.





-Definitivamente el verde claro.- dijo dando un trago a su café. Su boca quedó llena de espuma, así que me acerqué y lo limpié con un beso. El rió y me devolvió el beso.- Es el color de tus ojos.

-También el tuyo.- susurré. Estábamos en un Starbucks en Raleigh. Habían pasado 2 semanas de mi “incidente”, había vuelto a la escuela esa misma semana. Hoy era viernes, ya habíamos salido de la escuela y me había invitado a tomar un café. Era 1 de diciembre, así que el clima ya era prácticamente glacial. Mañana sería el baile, y después de lo que había pasado con Jake, supongo que era demasiado obvio que no iría con el, sino con Lucas.

-Pero es más oscuro. El tuyo es como si de pronto fueran a ser azules.- me respondió. Dio un bocado a su pastel y se quedó pensando un rato.

Le había comentado sobre que no sabía nada sobre el y sugirió jugar un juego de preguntas. Cada quien debía hacer una pregunta y el otro debía contestarla con la verdad. Si la pregunta era repetida, no contaba, podía responderla solo que debía hacer otra.

Hasta ahora sabía que su color favorito era el de mis ojos; que sabe tocar la guitarra, el piano, el violín, y muchas cosas más; viene de Venecia, Italia; su hobby es tocar algún instrumento o fotografiar cosas (casualmente dijo que tiene varias fotografías mías que prometió mostrarme después); su comida favorita es la italiana y la japonesa; está enamorado (literalmente) de Taylor Swift; su hora favorita del día es cuando está conmigo y la que más odia es cuando no lo está; y lo que más ama en el mundo soy yo.

Me dolió no poder decirle que lo amaba. Estaba segura que lo quería más que a mi vida, pero no estaba segura de si amor era la palabra correcta para este sentimiento. Preferí esperar un tiempo a estar completamente segura para decirle que lo amaba, si es que realmente lo hacía.

-Nunca me has dicho cuando es tu cumpleaños.- dijo casualmente, como si fuera algo irrelevante, aunque podía ver la curiosidad en sus ojos.- Es mi pregunta.

-Mi cumpleaños es el 26 de mayo. ¿Y el tuyo?- le pregunté tomando de mi café. Rió dulcemente y puso su mano sobre la mía.

-No cuenta, pero te responderé. Deberás hacer otra.- me dijo decidido.- Mi cumpleaños es el 19 de diciembre.

-¡No falta mucho!- medio grité emocionada. Le prepararía una gran sorpresa.- ¿Y que quieres de regalo?

-A ti…- dijo mirando a otro lado, el rubor tiñendo de un rosa precioso sus pálidas mejillas.

-Ya me tienes.- le dije también ruborizada.- ¿Qué más quieres?

-¿Qué más puedo pedir? Tengo a la más hermosa y perfecta novia del universo. No puedo pedir nada mejor.-dijo suavemente. Mordió su labio y esculcó en su bolsillo.

-¿Novia? Nunca me has pedido que sea tu novia.- dije. Me arrepentí al instante; pareció más un reclamo que un comentario.

-¿Quién dijo que hablaba de ti?- dijo serio. Mi garganta comenzó a cerrarse y mis ojos a ponerse húmedos. Clavé mi mirada en la mesa.- Dest, era broma. Este… ¿Cómo empiezo? Ehh… Destiny Boudelair, ahora que ya me conoces más y sabes todo lo que significas para mí, ¿quieres ser mi novia?

Lo miré con los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas de felicidad, más felicidad de lo que había sentido en mucho tiempo. Me levanté y lancé mis brazos alrededor de su cuello.

-¡Claro que si!- le dije entre sollozos. No podía creer que al fin sería novia de Lucas. Después de tanto esperar y llorar, al fin éramos algo más que amigos. Cuando terminamos de besarnos y abrazarnos seguimos con el juego.

-¿Alguna vez has matado a alguien?- pregunté como quien no quiere la cosa. Era una pregunta sin interés, solo lo hice por que no se me ocurrió nada.

Miró a los lados. Sus manos temblaban y estaba sudando. Se veía nervioso y algo apenado. Su mirada me dijo todo lo que necesitaba saber…



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Holaaa!! :$ PERDON!PERDON!PERDON! :$
Es qe estabba castigada && la escuela u,u
mmm.. gracias a los comments de la entrada pasada, qe bueno qe les gusto!!n,n

comenteen!! T.T

Espero qe les guste el capp..
Ya vamos a la mitad de la historia.. (:

comenteenn!!! (: Ilyy♥
Why do I always have to be your friend, while you just talk to me when you need it? )':

viernes, 23 de abril de 2010

29.1 Trevor

No estaba tan segura de poder detener la pelea.

Lucas me tomó por los hombros y me lanzó bruscamente contra Belén y Camilla, las 3 caímos al suelo demasiado aturdidas por la impresión. Shane y Dean miraron a los lados, como tratando de encontrar prioridades; ayudar a su amigo o a sus novias a levantarse.

Jake y Lucas eran una maraña de golpes y brazos, gritos ahogados y gruñidos. Sangre corría por los rostros de ambos proveniente de sus narices. Sentí como mi estómago se revolvía y el color se drenaba de mi rostro al ver la escena. Giraban y tiraban todo a su paso, los caballetes con las pinturas de todos, unos cuantos trabajos de barro que quedaron hechos añicos y el lugar de trabajo de la maestra estaban en el suelo.

-¡Lucas! ¡Ya detente!- le grité. Me sentí repentinamente enojada con el. Más de lo que había estado en mucho tiempo. Los miraba, tratando de encontrar una forma de separarlos, pero se movían tanto que me era imposible.- ¡Shane, Dean, Hagan algo!

Los aludidos parecieron no oírme. Todos los chicos miraban la pelea, haciendo apuestas de quien perdería y quien ganaría. Nunca había visto pelear a ninguno, pero estaba segura que Lucas le llevaba ventaja.

Como pude, me metí a la pelea, tratando de separarlos ya que nadie hacía nada, fue una de esas veces que no pensé en lo que hacía, pero recibí en el rostro uno de los golpes que Lucas lanzó. Caí al suelo, mirando el cielo, atontada por el golpe. Mis amigos me miraron horrorizados, pero no supe por qué, hasta que bajé mi mirada y vi mi blusa llena de sangre; sangre mía. Instintivamente puse mis manos sobre mi rostro y sentí la sangre correr a borbotones por mi boca y mi nariz, pero no me dolía. Supongo que era la adrenalina, pero no sentía nada.

Shane corrió y me dio una toalla. Miré al cielo, elevando mi rostro y presionando la toalla que olía a pintura y aceite contra mi rostro para detener la hemorragia. No dije nada, las palabras simplemente no salían por mi boca.

No objeté cuando alguien, que después supe que era Dean, me elevó en sus brazos y me llevó a unas bancas que estaban cerca. Me sentó y Bel y Cam se quedaron junto a mí. Podía sentir la sangre aún saliendo de mi nariz. La realidad me llegó de golpe. Me alejé de ellas y me miraron sorprendidas.

-Dest, ¿No creerás que te haremos daño, verdad?- dijo Cam poniendo su mano en mi hombro. Quitó el cabello de mi rostro y hombros e hizo que mirara al cielo.

-Dest, ya te dijimos que no somos como los vampiros completos.- dijo Bel a mí otro lado, estudiándome, mi cara, mi ropa y la bola apelmazada por la sangre que era mi cabello.

Las miré indecisa, en silencio, mientras pensaba en lo ocurrido. Tenían razón, si me fueran a hacer algo, ya lo habrían hecho, ¿no? El golpe que me habían dado poco a poco fue empezando a doler, hasta que fue un dolor casi insoportable, pero dudaba que me hubiera roto la nariz. La nariz me dolía y no podía respirar por ella, solo por mi boca, pero el sabor metálico y el olor como a azufre y sal me mareaba. Definitivamente ser doctora estaba descartado.

A lo lejos vi como Shane sostenía a Jake y Dean a Lucas. Ambos peleaban por librarse y seguir golpeándose, pero sus amigos eran demasiado fuertes como para permitírselos.

-¡Mira como dejaste a Dest, Lucas!- le gritó Dean a Lucas. Lucas buscó por todas partes, hasta que su mirada se situó sobre la mía, pero el enojo ganó terreno y miré a otra parte.

-¡Suéltame! ¡Déjame ir con ella!- le gritó Lucas. Dean lo soltó con desconfianza y corrió a mí.

Lo siguiente que supe fue que unas cálidas manos estaban sobre las mías, nuestros dedos entrelazados. Era sorprendente lo bien que encajaban sus manos con las mías, como si mis manos hubieran sido hechas especialmente para embonar con las suyas, como un perfecto rompecabezas.

-¿Estás bien?- preguntó dulcemente.- Fui un idiota, no me di cuenta. Perdón. Tú sabes que nunca habría hecho eso a propósito.

Yo sabía que sus palabras eran ciertas, pero no estaba enojada por eso. Eso era lo que menos me molestaba en esos momentos; luego me vengaría. Lo que más me molestaba, era que se metió en algo que no le incumbía; se metió en pelea. No me dio oportunidad de defenderme.

-Llévame a casa.- le ordené.

Me hubiera ido sola, pero el me había llevado a la escuela. No tener mi auto cuando más lo necesitaba era algo que me desesperaba. Parecía que Lucas siempre sabía cuando sería eso y se encargaba de ser mi única forma de transporte.

-Si gustas nosotras te llevamos.- dijo Cam tomando mi muñeca cuando me levanté.

-No, gracias.- le dije tratando de sonreír como pude.- Lucas y yo necesitamos hablar.

-Está bien, Adiós.- me dijo y besó mi mejilla. Bel y Dean hicieron lo mismo. Shane ya estaba lejos con Jake, por lo que solo me despedí con un ligero movimiento de mano.

Casi pude oír como Lucas tragaba saliva, como nervioso. El sabía lo que le esperaba. Pasó una mano por mi cintura para dirigirme, ya que todavía no podía bajar mi cabeza por la sangre y comenzamos a caminar hacia su auto.




Lucas POV

Conduje en silencio. El auto olía a pura sangre. A sal y a metal. Me hubiera mareado de no haber sido por que bajamos las ventanas y el aire fresco y el olor a pino se colaron entre nosotros. Destiny no dijo nada, pero podía ver como sus labios parecían una sola línea, sus manos estaban tan fuertemente apretadas que debía de dolerle, su frente tenía pequeñas arrugas que la hacían ver mayor, y como fulminaba el camino con la mirada.

-¿Cuál es tu problema?- dijo ya que llegamos a su casa. No nos habíamos bajado del auto. Era como si los 2 esperáramos que el otro hablara.

-¿De qué hablas?- le dije un poco más a la defensiva de lo que pretendía. Se estremeció, como liberando un poco de su enojo y suspiró fuertemente.

-¡Era mí pelea!- me gritó. Me congelé viéndola tan enojada. No me había dado cuenta de lo hermosa que se veía enojada, y si lo había hecho, pues seguía pensando.- ¡No tenías por que meterte! ¡Yo podía sola!

-¡¿Qué podías sola?! ¿Dejar que te besara? ¡No podías hacer nada, te tenía atrapada!- le grité repentinamente enojado. No estaba acostumbrado a que me gritaran, ni mucho menos me gustaba. Pero más que nada, más que gritarle por estar enojado con ella, era el sentimiento de rabia y odio hacia Jake.

Eran esos malditos celos que me comían vivo. Me quemaban lenta y tortuosamente, haciéndome sentir como el fuego corría por mis venas, destruyendo todo a su paso, convirtiéndolo en cenizas. La idea de el tan cerca de Dest me daba esa sensación. Nunca había conocido los celos hasta que conocí a Destiny.

-Lucas… Yo podía defenderme sola.- dijo suavizando un poco la voz, como tratando de calmarnos a ambos. Tomó aire y cerró los ojos con fuerza, como intentando borrar el enojo con eso; pero en mí seguía vivo, como metal ardiendo.

-No. No podías. La prueba es que estaba a punto de besarte y seguías ahí, en sus brazos. O tal vez era que si querías que te besara.- gruñí. Me miró con los ojos como platos y la boca abierta. Un par de lágrimas de cristal cayeron por sus mejillas y cubrió su rostro con su cabello.

-¿Eso piensas de mí?- preguntó. Miré por la ventana, como si de esa forma pudiera borrar la imagen del dolor en sus ojos cuando dije eso.- ¡Tengo suficientes problemas adaptándome a ser un fenómeno, con Megan y con Taylor que ya no se presentan a la escuela, pero se que me siguen cazando, como para que me vengas con esto!

Abrió la puerta del auto, tomó su mochila y la toalla ensangrentada y salió del auto.

-Dest, no quise decir eso.- dije antes de que cerrara la puerta.

-Solo… solo vete.- me dijo. Cerró la puerta y comenzó a caminar en dirección a su casa. Golpeé el volante con mi cabeza, justo antes de ver algo brillar en el asiento. Lo tomé en mis manos, cerré mi puño y maldije. El collar que le había dado, el collar con el dije de corazón; lo había dejado en mi asiento. Realmente la había herido con ese comentario…




Destiny’s POV

“No voy a llorar. No voy a llorar. No Voy a llorar…” me decía una y otra vez, como un mantra. No me iba a quebrar. “Juro que nadie me verá llorar otra vez”. Me prometí.

Puse mi mano en la fría perilla de la puerta y tomé un largo suspiro antes de entrar. La casa era grande, pero siempre me había parecido acogedora. Amaba donde vivía. Me concentré en tararear una canción para despejar un poco mis pensamientos.

“O tal vez era que si querías que te besara.” Se me hizo un nudo en la garganta cuando esas palabras se reprodujeron en mi cabeza. Se oyeron tan claras que me di media vuelta para verificar si Lucas estaba detrás de mí. ¿Enserio pensaba así de mi? ¿Cómo pensaba eso?

Una punzada de dolor me llegó al darme cuenta que en realidad sabíamos muy poco el uno del otro. ¿Qué sabía yo sobre Lucas Russo? Su teléfono, lo que era, pero era todo. No sabía de donde era, donde vivía, su comida o colores favoritos, sus pasatiempos, que le gustaba hacer y que no.

Caminé casi automáticamente a las escaleras. Era vagamente conciente de que mi familia estaba en la sala reunida.

-¿Estás bien, cariño?- me preguntó mi mamá. Todos centraron su atención en mí.

-¡Dest, ¿qué te pasó?!- me preguntó Ever alarmada. Moví mis hombros, como preguntándole a que se refería y señaló mi blusa.- ¡Estás llena de sangre!

Al instante, todos estuvieron a mis lados, bombardeándome con preguntas. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Quién te hizo esto? Todas tan rápidas y seguidas que me era imposible responderles.

-Me caí.- mentí. Me escrutaron con la mirada y suspiraron con alivio. Seguramente pensaron que me había vuelto a atacar.- ¿Ya me puedo ir?

Me oía muy cansada. Me pregunté si esa era realmente mi voz.

-Si.- me dijo Damen abrazándome.- Si necesitas algo, llámame.

-Ehh… Claro. Gracias.- dije y les dirigí una débil sonrisa.

Caminé por las escaleras, tropezando una y otra vez con mis pies, gracias a que no prestaba atención por donde iba. Entré a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me quité la ropa, lanzándola al cesto de la ropa sucia. Quedé en pura ropa interior, tomé mi bata y caminé descalza al baño.

Abrí la llave de la tina y empezó a salir vapor. No me molesté en quitarme la ropa interior, al cabo solo quería quitarme la sangre del cabello y relajarme un poco. Esperé un rato a que se llenará; el agua estaba hirviendo, pero aún así entré. Me quemó todo el cuerpo, pero no me importó. En esos momentos nada me importaba.

¿Qué me dolía más? ¿Qué Lucas haya pensado eso de mí o haberme ido tan enojada con el? Me sumergí en el agua, hasta que mis pulmones ardieron, demandando por aire. Volví a tomar aire y me volví a sumergir; ahora el agua tenía una tonalidad algo rosácea oscura, casi rojiza.

Lavé mi cabello y me quedé ahí un rato más, pensando, solo pensando. Mi pasado, mi presente y mi fututo. ¿Qué me esperaba? ¿Por qué mi hermano nunca me dijo nada? Trevor siempre me había contado sobre criaturas fantásticas, demonios con colmillos, humanos que nunca morían; tal vez solo me estaba preparando por si algún día debía descubrir la verdad completa.

Estiré una mano y tomé mi toalla y mi bata. Sequé mi cabello, deje el agua correr para vaciar la bañera y me cubrí con mi bata. Casi caigo cuando me salí por el agua, pero me sostuve con el estante que había ahí.

Iba dispuesta a ponerme ropa nueva, pero una imagen en el espejo me detuvo. Una chica de cabello café y ojos verdes, de la mirada triste y cansada me miraba a través del reflejo. Era como si deseara estar en cualquier lugar menos ahí. Ella quería volver a su vida anterior, donde todo era normal e inocente, donde no sentía nada tan fuerte como lo que sentía por aquel chico de cabello rubio casi café y ojos verdes.

Lágrimas cayeron por sus mejillas; lágrimas cálidas y seguras. Amigas que nunca la abandonarían. Me hubiera gustado decirle que todo mejoraría, pero no estaba tan segura de ello y me hubiera dolido mentirle.

Limpió sus ojos con su manga y se alejó cuando caminé a la puerta. Abrí la puerta y ahogué un grito.

La ventana de mi habitación estaba hecha añicos, destruida en mil fragmentos irregulares de vidrio esparcidos por todo el lugar. Di un paso al frente, pero lo retrocedí cuando lo vi. Estaba sentado frente a mí, en mi cama. Me miraba con esos ojos que tanto extrañaba. Esos ojos grises por los que tanto había llorado para volver a ver, ahora estaban frente a mí.

Parpadeé un par de veces, para verificar que estaba soñando, pero no, el estaba realmente aquí. Su cabello rubio era igual que la última vez que lo vi. Tallé mis ojos una vez más, realmente pensando que estaba soñando, pero el resultado era el mismo.

-¿Tre…Trevor?- lloré. Mi hermano estaba ahí. En mi habitación. Conmigo. Después de casi 4 años de llorar, estaba finalmente frente a mí.

Caminé hacía el, ignorando el dolor de los vidrios incrustándose en mi piel, solo queriendo abrazarlo.

-Hola, Desty.- dijo sonriéndome angelicalmente. Me llamó como hacía para hacerme rabiar, pero no me importó, dejaría que me llamara así por siempre si solo se quedaba aquí conmigo.

Las lágrimas nublaron mi vista y corrí hacia el. Me atrapó en un suave abrazo. Inspiré su aroma, todo lo que pude y lo abracé con fuerza, para comprobar que si estaba aquí y no era un cruel truco de mi imaginación. Lloré todo lo que pude cuando vi que si era real. Lo más fuerte que nunca había llorado desde su muerte, hasta que temblé, hasta que no podía respirar. Hundí mi rostro en su pecho, mientras el hacía sonidos tranquilizadores.

-Desty, no llores. Aquí estoy.- susurró en mi cabello.

-Es…que…no…sabes…cuanto…te…he…extrañado.- lloré. Me abrazó con más fuerza y acarició mi cabello. Ahora nos veíamos de la misma edad, pero me sentí como una niña de 7 años otra vez.

-Shh… Shh… No me voy a ir.- dijo dulcemente, calmándome, como solía hacer.

-¿Dónde estuviste todos estos años?-lloré. Me apartó un poco y me sonrió dulcemente.

-En un lugar muy bonito.- susurró en mi cabello. Tuve una sensación muy extraña. Una vocecita muy dentro de mí me dijo que había algo mal, que no debía confiar en el, pero era mi hermano, siempre podría confiar en el. Me odié por pensar eso.- ¿Quieres ir conmigo?

-¿Me llevarás contigo?- pregunté sin creer lo que me estaba diciendo; realmente me estaba ofreciendo irme con el.

-Claro, desde luego que si, hermanita.- dijo dándome un beso en la frente.

Tomó mi mano y empezamos a caminar hacía la ventana. Me detuve y lo miré confundida. Eso no era normal. Me sonrió y todo lo que siempre había querido desde que murió tomó forma.

-Vamos, Dest.- dijo muy tranquilo.- Ya sabes lo que podemos hacer.

Tenía razón, sabía muy bien lo que podíamos hacer. Apreté más su mano y caminamos hacía la ventana. Ignoré la sangre que dejaban mis pisadas y el dolor de los vidrios. Nada importaba. Solo que estaría con mi hermano. Dio un paso fuera y quedó flotando en el aire. Lo miré dudosa e hizo una seña de que lo siguiera.

De pequeña siempre había soñado con volar, ahora mi hermano me estaba ofreciendo eso y no planeaba rechazarlo. Di un paso fuera, pero el sonido de la puerta de mi habitación rompiéndose con una patada me detuvo.

-¡Destiny, no!- gritó Damen con Ev a su lado.

Cuando miré hacía afuera, mi hermano ya no estaba. Damen estiró su mano, como para que la tomara, pero fue muy tarde. Después, la caída…

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Holaa!!
Ahora me tarde mas D;
Perdon:$

Mmm... qe tendra Dest?
qe hara Lucas♥?
veanlo en el proximo capitulo de.. "Eternidad"
De lunes a domingo, de 3.30pm a 11pm

sugerencias enviarlas a qierosabermas@eternidad.com XD

pd. no me hagan caso, estoy lokka!

pd2. Feliz finde semana!!

martes, 20 de abril de 2010

28.1 Vampiros

Can You feel this magic in the air, It must have been the way you kissed me.Fell in love when I saw you standing there. It must have been the way Today was a Fairytale... Taylor swift- Today was a Fairytale(8)



Caminamos un poco por el parque, mejor dicho, nos alejamos un poco de Lucas. Estuvimos un rato en silencio, mientras yo miraba una y otra vez el reloj esperando que dijera que ya me podía ir, pero parecía estar empeñada en hablar conmigo. Nos detuvimos frente a una pequeña banca y ella se sentó, haciendo ademán de que la acompañara, pero me quedé de pie, puse mis manos en mis caderas y sostuve todo mi peso en una pierna mirándola de forma retadora.

-No sé tú, Katherine, pero yo quiero volver con Lucas. Así que si no tienes nada que decirme, no me hagas perder mi tiempo, por favor.- le dije cortante, el odio en mi voz era casi palpable. Estaba siendo muy grosera con ella, pero en ningún momento pareció molestarse, solo me miraba fascinada, como una niña pequeña que ve algo brillante.

Se quedó callada otro instante más, luego suspiró y sonrió dulcemente, como si le diera ternura la forma en que le hablaba.

-Veo que no te agrado mucho y me preguntaba si podríamos intentar ser amigas.- dijo con una sonrisa deslumbrante.

No sé que era lo que estaba esperando que me dijera, pero definitivamente no era eso. Ni siquiera se acercaba. Hubo en un instante que me amenazaría para que dejara a Lucas o que me haría algo por como me he portado con ella. Nunca me esperé esa respuesta.

-¿Perdón?-le pregunté, tratando de averiguar que se traía en manos. Soltó una carcajada y cuando vio mi mirada confundida, y tomó aire para calmarse un poco.

-Si, yo podría ser como una hermana para ti…- dijo muy confiada de si misma.

Comencé a reír ruidosamente burlándome de su comentario. ¿Ella mi hermana? ¡Ja! Yo solo tenía 1 hermana y 2 hermanos.

-Perdón que me ría, pero es gracioso.- dije calmándome un poco.- Mi única hermana es mi prima, y mis hermanos son Trevor y Damen. Así que como verás, no quiero ser grosera, pero no necesito jugar a las hermanitas.

La miré unos instantes y casi pude ver como una lágrima caía por su mejilla, se veía tan… humillada. En ese momento, me sentí muy mal por ella. Fui muy grosera. Sentí como si mi corazón se estrujara al verla llorar. Aclaró su garganta, tal y como yo hacía y me quedé atónica viendo esos ojos que tan familiares se me hacían.

En algún sueño los había visto, de eso estaba segura. Yo sabía que esas no eran las primeras veces que la veía. Yo ya la conocía de antes, ¿pero de donde?

-No te preocupes, nos veremos pronto.- dijo levemente, con la voz llena de dolor.

Me abrazó sin previo aviso. Era como estar con una muy vieja amiga. Esa confianza que de pronto sientes de poder contarle todo y saber que me escucharía y me ayudaría con mis problemas, pero no, ella era una desconocida y algo muy dentro de mí me decía que había algo mal con ella, algo que sentía el deber de descubrir, pero a la vez no estaba tan segura de querer hacerlo.

-Adiós.- dije cortante, realmente no queriendo saber más de Katherine.

-Adiós.- me respondió igual de triste.

-¡Dest!- oí qué esa inconfundible voz, tan perfecta me llamaba, buscándome.

-¡Perdón! Lo olvide, perdón por raptarte.- dijo algo apenada.

-Ya estoy acostumbrada.- dije recordando con amargura el intento de secuestro de…

Ahí estaba parado. Su cabello se veía tan oscuro que casi parecía café, aunque realmente era rubio oscuro. Sus ojos verdes brillaron al verme y la suave luz del crepúsculo me mostró lo increíblemente guapo que era. Y era solo mío.

Mi corazón dio un brinco y deje de respirar por unos instantes. Me sonrió y caminó lentamente hacía mí, abriendo sus brazos para envolverme en un abrazo. Lucas era tan perfecto que dolía.

-Hola, Lucas Russo. ¿Sabía que es usted preciosa?- dijo sonriente, como si no nos conociéramos. Me sonrojé y para cuando me di cuenta, Katherine ya no estaba.

-Destiny Boudelair,- dije ofreciéndole mi mano, la cual besó con dulzura.- Mucho gusto.

Música comenzó a llenar el lugar el lugar desde una grabadora vieja que había cerca de la banca donde Katherine se había sentado. Música lenta y romántica, perfecta para bailar. Me beso, haciéndome olvidar todo lo malo en mi vida, todos los peligros todo; todo el mundo había desaparecido bajo mis pies, solo estábamos nosotros. El sol bajó completamente, dejándonos bajo el manto de las estrellas y la luz de la luna. Se oían los ligeros cantos de algunos búhos y algunas luciérnagas volaron sobre nosotros. Extendió su mano e hizo una leve reverencia.

-¿Me concedería esta pieza?- preguntó con una sonrisa coqueta. Puse mi mano sobre la suya y me acerqué.

-Desde luego que si.- le respondí en un susurro. Me presionó contra su cuerpo y rodeó mi cintura con sus brazos. Recargué mi cabeza en la curva de su cuello y empezamos a bailar. Pequeñas gotas comenzaron a caer del cielo; yo hubiera pensado que eran lágrimas, y que era mi hermano que lloraba, feliz de que yo lo fuera…




-¿Por qué te fuiste en la fiesta, Dest?- preguntó Belén al día siguiente. Odiaba los lunes por que se acaba el fin de semana y por que falta mucho para el viernes. De alguna forma ella y Camilla se las habían arreglado para raptarme en la clase de artes aún con la desaprobación de Lucas.- Estábamos muy preocupados por ti, al menos hasta que Lucas nos llamó.

No sabía si debía temerles o no. Al fin de cuentas eran vampiros, pero también eran mis amigas. Presioné mis labios en una tensa línea mientras pintaba en mi hoja con la paleta y el pincel en mis manos.

-¿Estás sorda o qué?- me preguntó Belén molesta, sacudiendo mi hombro demandando por mi atención. Camilla la miró con desaprobación pero la ignoró.

-¿Por qué no me dijeron que son vampiros?- les gruñí a ambas. Intercambiaron una mirada de incredibilidad y sus mandíbulas cayeron prácticamente hasta el suelo. Se quedaron quietas, como buscando una explicación a lo que les acababa de decir. Suspiré y seguí pintando; si me iban a ignorar no había problema, solo que no me hablaran.

-¿Quién te dijo?- preguntó Cam que fue la que recobró la cordura más rápido.

-Lucas.- dije. Las expresiones de ambas de crisparon con ira pero hablé antes de meterlo en problemas.- Justo después de que Megan me dijera que ella lo era y me atacara en la fiesta.

-Hola, Dest.- dijo Dean, acercándose con Shane y Jake, tratando de abrazar a Bel, pero ella comenzó a darle golpes, no queriendo que nadie se le acercara.

-Hola, vampiritos.- les dije cortante. Los chicos me miraron igual que Bel y Cam hacía unos segundos, pero recobraron la compostura incluso antes que ellas.

-Con que lo sabes…- dijo Jake un poco sorprendido.

-Si, y no gracias a ustedes “amigos”.- dije dibujando las comillas en el aire y haciendo énfasis en amigos. - ¿Qué no confían en mí?

Realmente me sentía herida por que nadie me había dicho nada. Sentía que no me tenían confianza, aunque yo sabía que podía confiar en ellos. Aunque por una parte no los culpaba; yo había hecho lo mismo con mi familia, pero en cierta forma era diferente.

-¿Cómo te enteraste?- preguntó Shane rompiendo el incómodo silencio.

Les conté lo que me había sucedido con Megan y con Taylor, excluyendo a Lucas, a mi familia y a Katherine. Nadie dijo nada incluso después de que terminé.

-No somos vampiros completos.- dijo Cam después de un rato. Todos miraban a otros lados, como apenados.- somos… Damphirs.

-¿Y ahora si me dirán que es eso?- los reté.

-Los damphirs somos un híbrido entre vampiros y humanos. Tenemos algunas ventajas de los vampiros “Puros” por así decirlo, como la fuerza, la velocidad, las capacidades auditivas y visuales. Pero también algunas desventajas, como la necesidad de sangre.- dijo Dean. Se rascó la cabeza y sonrió.- Bueno, la sangre no es tan necesaria para nosotros como para los vampiros, pero nos hace un poco más fuertes.

-¿Los quema el sol?- pregunté realmente curiosa.

-Es un mito. Pero no debemos de pasar mucho tiempo bajo el.- me respondió Shane.- Tampoco las iglesias ni las cruces. Es divertido ver como Hollywood crea todas esas historias. Son divertidas de ver.

-Si,- dijo Cam riendo.- Sobre todo eso de que dormimos en ataúdes. O que nos derretimos con el sol. ¡Es tan tonto!

Todos comenzaron a reír demasiado divertidos por el comentario como para notar mi cara de frustración. Jake se acercó a mí y yo retrocedí los pasos que el dio. Me crucé de brazos y presioné mis labios.

-¿Estás enojada?-preguntó con la voz suave, cariñosa. Elevó su mano hasta un mechón suelto de mi coleta y lo puso detrás de mi oreja.

-Tú sabías que podías confiar en mi.- le dije fríamente. Puse mis manos en mi cadera y esperé su respuesta. Suspiró y golpeó la pared.

-No debía hacerlo, estaba mal.- dijo presionando el puente de su nariz.- Pero no lo hacía por que tenía miedo de que me rechazaras…

-¿De que hablas, Jake?- le pregunté confundida. Se acercó más a mí, sabía que debía moverme, pero mis pies estaban clavados al suelo.

-Me gustas, Dest. Mucho. Tal vez más de lo que debería.- dijo rodeando mi cintura. Sus manos estaban en la parte más baja de mi espalda y no me dejaba soltarme. Si que era fuerte.

Yo no sentía nada por el. Solo el amor que alguien le puede tener a uno de sus mejores amigos, pero no se comparaba con nada a lo que sentía con Lucas. Traté de alejarme, pero no podía, no me podía soltar. La desesperación comenzó a hacerse paso dentro de mí, diciéndome que en cualquier momento Lucas nos vería y lo malinterpretaría.

Acercó su rostro al mío y le di una fuerte cachetada, pero tomó bruscamente mi muñeca y la apretó, lastimándome. Sentía como me ardía la muñeca por su agarre, mientras que con la otra mano luchaba por liberarme. Malditos vampiros, son muy fuertes.

-¡Suéltala!- gritó Lucas a mi espalda en ese momento. Había visto toda la escena y ahora no estaba tan segura de que se aguantaría las ganas de pelear contra Jake…

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WAA!! es definitivo, hare el otro blogg, x lo visto si les gusto ese capp..! PD. El nombre es Adria, no karla, me equivoqe en algunas partes con eso...

Perdon si esta mal el capp.. es qe no traigo asi muchas ganas de escribir && traigo unos cuantos problemitas qe no me dejan en paz ):

Ya tengo el final de esta historia!! ya se qienes se mueren y qienes viven,(no pregunten qienes qe no les contestoXD) Y estaba pensando en seguirle despues qe acabe, asi como si fueran tipo libros y este fuera el primero, qe opinan??

aahh.. && para las lindas qe preguntaron, el libro con el qe estuve llore && llore era: "The Last Song" de Nicholas Sparks!! T.T Esta hermoso! Enserio, deben leerlo!

me despido qe mi madre me rega~a -.-"

comenten! Cuidense! (:

ILY♥

Pd. me pidieron mi msn.. aki estaa(:
fabi_balles@hotmail.com
escribanmee(:



lunes, 19 de abril de 2010

Opiniones(: (OneShoot)

jeje Holaa!
Perdon x la tardanza, el capp esta en proceso de elaboracion(:
Esta entrada es para pedirles su qerida opinion sobre una nva historia qe tengo en mi cabezitaa:D
les dejo el primer capp && ustedes me dicen como estaa..
La escuela me va a matar!! me faltan como 5 horas de sue;ito!! XD




Caminé como tonta por todo el largo pasillo, parecía un fantasma sin rumbo. Puse mi mano sobre mi hombro izquierdo y lo giré, haciendo una mueca de dolor. Acababa de terminar una pelea de práctica contra Justin y sentía como si me lo hubiera dislocado.

-¡Adria!-gritó Oliver a mis espaldas. Seguí caminando, lo ignoré por completo, me dolía demasiado como para ponerme a hablar con alguien.- ¡Adria Lorraine Scott!

Me detuve en seco. El sabía lo mucho que odiaba que me llamaran por mi nombre completo y lo acababa de hacer; sería hombre muerto. Pude oír sus pasos acelerados y su respiración agitada mientras se acercaba a mí.

Sus ojos azules me escrutaron de arriba abajo, mientras me dirigía una sonrisa juguetona. Su cabello rubio le caía por la frente, cubriéndole ligeramente los ojos. Su cuerpo alto, fuerte, musculoso, era imposible de diferenciar bajo la gruesa chamarra que llevaba puesta.

Vio mi mano sobre mi hombro y rió suavemente. El había sido mi mejor amigo desde que tenía 8 años y entré a los Dragones Blancos.

Los Dragones Blancos son una sociedad secreta encargada de eliminar a vampiros ó cualquier criatura “mágica” que pueda causar problemas a los humanos de la faz de la tierra.

-¿Otra pelea?-preguntó sonriendo. Yo solo asentí y soltó una carcajada.- ¿Ahora contra quien?

-Justin Johnson.- dije con una sonrisa, orgullosa de mi misma.

-Y por tu sonrisa supongo que ganaste.- afirmó. Le di un rápido abrazo y el trataba de apartarme juguetonamente.- ¿Viviré lo suficiente como para oír un día que Adria Scott perdió una pelea?

-Mmm…- hice ademán de estarlo pensando seriamente y le sonreí abiertamente.- Yo creo que no.- dije riendo, pero sentí otra punzada de dolor en el hombro y gruñí.- Maldita sea, Justin me destrozó el hombro.

-Lo siento. Debiste haberme dicho que parara.- dijo una voz a mi espalda. Di media vuelta y ahí estaba Justin, con su cabello negro y sus ojos verdes mirándome apenado. Era realmente guapo, estúpida e increíblemente guapo. Su cuerpo musculoso, a diferencia de Oliver, era visible a través de la delgada camisa de tirantes que traía puesta.

Mi mirada viajó de su cabeza a sus pies, sé que es de mala educación quedarte viendo fijamente a alguien, pero no es como si pudiera parar de apreciar sus firmes brazos, la curva de su mandíbula, la forma en que mordía su labio inferior, el color de sus mejillas al mirarme; perfecto.

-No. Está bien. Eso hubiera significado rendirme y Adria Scott nunca se rinde.- dije mirando mis gastadas botas, que repentinamente me parecían increíblemente interesantes. Me pase una mano por el cabello, dejando caer en mi frente unos cuantos mechones de mi cabello café. Cuando busqué a Oliver, el ya no estaba junto a mí, estaba caminando en dirección a Tory, su novia.

-Adria…- levanté mi mirada y ahí estaban esos ojos verdes en los que era tan fácil perderme siempre.- Me preguntaba si querías ir a ver una película conmigo hoy.

-Justin, no empieces.- dije sonando un poco fastidiada, está bien, muy fastidiada.- Robert me habló de una misión para dentro de poco. Tengo que prepararme, estar lista…

-Estás lastimada. Eso te servirá de excusa. Por favor….- dijo con cara de cachorro, haciendo pucheros. Odiaba lo mucho que me gustaba.

-Está bien.- le respondí con una sonrisa y mis mejillas ardiendo. El me sonrió y acarició mi mejilla con su pulgar, haciendo pequeñas figuras invisibles en ella, pero dejando un rastro de calor ahí.

-¡Adria!- Gritó Rosalie al otro lado del pasillo. Su rojizo cabello ondeaba de un lado a otro, mientras sus ojos verdes solo miraban la mano de Justin en mi mejilla.

Traté de recordar la última vez que me llevé bien con ella, y esta fue… Nunca. Nunca me pude llevar bien con Rosalie Miller. No era que tampoco lo hubiéramos intentado, simplemente éramos dos polos opuestos. Yo sabía muy bien que ella me odiaba, y lo sabía muy bien. Supongo que tener toda la atención de Justin sobre mí y ser la mejor cazadora no eran de mucha ayuda, pero realmente, mientras no se metiera conmigo, su odio me tenía sin cuidado.

-¿Necesitas algo? ¿Un cambio de cerebro?- le respondí bruscamente. Justin rió por lo bajo, como tratando que ella no se diera cuenta. Rose mordió su labio y sonrió falsamente, como tratando de controlarse.

-Que graciosa eres.- dijo dándome un codazo un poco más fuerte de lo necesario para que pareciera broma.- No. Robert te necesita en la oficina. También a Oliver, a Justin, a Tory y a mí, pero sobre todo a ti, querida Adria. Así que vete yendo y nosotros buscaremos a los tortolitos.

Le dirigí a Justin una mirada de “Te lo dije”, sintiendo un repentino odio por Robert James, el director de los Dragones. Le di un rápido beso en la mejilla a Justin y me despedí de Rose con un movimiento de mano, sonriendo por su mirada cargada de veneno.

Caminé por pasillo, mirando las pinturas de antiguos miembros de la organización, todos con la cabeza de algún estúpido vampiro en la mano, sonriendo victoriosos al ver su presa. El pasillo me parecía más largo que de costumbre, hasta que por fin tuve frente a mí una gran puerta de madera. Puse mi mano en la fría perilla y vacilé un poco en girarla. Tal vez podría irme de ahí y evitar lo que fuera que me avecinaba.

-Entra, hija.- dijo Robert del otro lado de la puerta.

Miré a los lados, buscando alguna cámara o cualquier cosa que revelara que estaba ahí. Tragué saliva y abrí la puerta. Un gran escritorio de madera estaba al fondo de la oficina, con una computadora y papales en ella. A los lados había estantes, repletos de libros, cientos de ellos. Las ventanas detrás del escritorio mostraban el jardín de entrenamientos y pude ver a algunas personas… entrenando. La alfombra, color beige y las paredes blancas, le daban un aspecto acogedor al lugar.

Un hombre de cabello canoso, y ojos ridículamente infantiles me miraron orgullosos. Robert debía de tener aproximadamente unos 48 años, pero su profesión le hacía ver mayor. Caminó hacía mi y me dio un cariñoso abrazo.

-Hija, ¿cómo has estado?- preguntó de una forma paternal.

Un nudo se me hizo en la garganta cuando me llamó “Hija”. Mis padres habían sido asesinados por vampiros, de ahí venía mi obsesión por ser la mejor cazadora. Me quedé sola, y el día del ataque, cuando tenía 8 años, Robert me acogió aquí, entrenándome y tratándome como su hija, la hija que nunca tuvo, decían el y Charlote, su esposa.

Charlote era una mujer de cabello rubio y ojos azules. Siempre me había tratado como su hija, consintiéndome y mimándome en lo que pidiera, que orgullosamente nunca fue mucho. Eran millonarios, estúpidamente millonarios, así que podían darme lo que pidiera. Los amaba como a mis padres, yo sabía que eran mis padres por que me cuidaron y educaron, pero no era lo mismo que estar con mis padres biológicos.

-Muy bien, papá.- le dije dirigiéndole una sonrisa, me abrazó con más fuerza y dejé escapar un ligero gritito de dolor por mi hombro. Me miró preocupado, pidiéndome con los ojos que le contara que pasaba.- Justin me destrozó el hombro en una pelea. Pero le gané.

-Excelente.- dijo orgulloso. Otro nudo se hizo en mi garganta al ver el orgullo y la confianza que me tenía.

-¿A qué me has mandado a llamar?- le pregunté, rompiendo el hilo de sus pensamientos. Hizo ademán de que me sentara y eso hice, al igual que el, solo que el del lado opuesto de su escritorio.

-¿Qué sabes sobre Alexander Blakelee?- preguntó en modo “jefe”.

Traté de recordar algo. Ese nombre se me hacia vagamente familiar, yo sabía que en alguna parte lo había oído. Navegué un poco en mis recuerdos hasta que encontré lo que buscaba.

-Alexander Blakelee…- dije como escogiendo las palabras.- Vampiro. Un feroz oponente. Simula tener mi edad. Peligroso y guapo, muy guapo.

-Exacto. Aunque no concuerdo con lo de guapo, sería muy raro que yo lo dijera.- dijo riendo. Se veía muy calmado, pero no veía a donde nos llevaba esta conversación sobre alguien que no conocía. Debió haber visto la pregunta en mi rostro, por que siguió.- El se instaló en Laguna, California. Ha habido unos cuantos ataques ahí, nada demasiado alarmante, pero no podemos confiarnos demasiado.

-Y piensan que el los causado.- no era pregunta, lo estaba afirmando.

-Eres muy inteligente, Adria.- dijo dando unas palmaditas a mi mano.- Si, creemos que el lo ha hecho. Nunca habíamos tenido problemas con el. Karla, tu sabes que los vampiros pueden estar en el sol siempre y cuando se alimenten bien. California es un estado muy soleado, ahí tu puedes dar tus propias conclusiones.

Traté de asimilar esa información. Un vampiro que nunca había causado ningún problema, repentinamente ataca. Los vampiros, como es bien sabido, son demonios, demonios hermosos, pero repugnantes, con instintos asesinos, a los que no les preocupa matar, no tienen conciencia ni escrúpulos.

La puerta se abrió ligeramente y Justin asomó su cabeza por ella. Mi papá soltó una carcajada y los hizo pasar. Tory y Rosalie se sentaron en las sillas que había junto a mí, y Oliver y Justin se quedaron parados tras nosotras, las manos de Justin en mis hombros.

Papá les platico todo lo que me había contado a mí, siempre paciente y calmado, ignorando los gestos de todo. Tory tenía su rubio cabello amarrado en un floja coleta, dejando varios mechones de cabello en su rostro, adornado de sus preciosos ojos azules, un poco más claros que los míos y esa sonrisa tan juguetona que siempre la diferenciaba.

-Explícanos la misión, Robert. Solo entendí que Alex ha atacado.- dijo Tory suavemente, un poco frustrada.

-Está bien.- dijo mi papá.- La misión en sí es para Karla. Ella será enviada a Laguna a la escuela a la que asiste Alexander Blakelee. Se ganará su confianza y descubrirá lo que pasa, ya que tenga la información, se encargara de deshacerse de él.

-¿Y que se supones que haremos nosotros?- interrumpió Rosalie, más molesta de que jamás la había oído.

-Ustedes irán a Laguna también, solo que unas semanas después que Adria. Considérenlo vacaciones. Les rentaré un departamento y tendrán autos. En una casa estarán tu Rose, Tory, Oliver y Justin.- dijo mi padre muy calmado, como si enviar a su hija no fuera una misión suicida.- Adria tendrá su casa aparte para que no sospeche.

Sentí las manos de Justin ejercer presión en mis hombros, casi clavándome sus uñas. Lanzó un gruñido y me sacudí para quitarlo de ahí.

-¡No la puedes mandar sola!- gritó furioso. - ¡Si el vampiro la descubre esta muerta!

-Es la mejor cazadora que tenemos. Es inteligente, audaz y hábil. Estará bien.- dijo Oliver hablando por primera vez. Tory lo apoyó, al igual que Robert y Rosalie.

-Quiero esa misión.- dije muy firme, no dejando abierto a negociaciones.- ¿Cuándo empiezo?

-Ya estas inscrita en la preparatoria de Blakelee. Ya tengo tu casa y tu auto. Está todo listo. Mañana mismo te vas a Laguna, hija.- dijo mi padre. Tragué saliva, un poco nerviosa y asentí. Algo muy dentro de mí me decía que no estaba lista para lo que se avecinaba…



ese es.. comenten && diganme qe opinan..
Alguien sabe qe paso con Clau(Girly) qe tiene ya varios dias sin pubblicar && me muero de ganas de saber qe siguee?? jajaja =D
eso es todo..
comenten!!
Biancaa♥

sábado, 17 de abril de 2010

27.1 Desesperada

Ni siquiera estaba completamente segura de si lo que sentía era amor…


Se levantó y caminó lentamente hacía mí, como si estuviera cansado. Mordí mi labio y abrí mis brazos para recibirlo.

-¿Te sientes mal?- pregunté un poco nerviosa. Tenía miedo de que me dijera que se sentía mal de nuevo. Mi estómago dio un vuelco inesperado cuando ya estaba entre sus brazos. Soltó una risita apenada, y pude sentir como su pecho se movía para tomar el aire.

-Te mentí.- dijo sonriente. – No dormí. Te estuve viendo toda la noche. Era demasiado bueno para ser verdad. Tenía miedo de que si cerraba los ojos una nube de humo viniera y tú desaparecerías.

-¡Lucas!- le grité molesta, pero su expresión hizo que todo mi enojo se desvaneciera tan rápido como llegó.- Tienes prohibido volver a hacer eso. Una, estás enfermo. Dos, no me iré a ninguna parte.

Elevé mi rostro para verlo y me sorprendió con un beso. Tenía la cadena con el dije que me había dado todavía en la mano y se lo mostré. Sonrió tiernamente y me lo quitó. Se puso detrás de mí, y delicadamente quitó mi cabello de mi cuello. Podía sentir su cálido aliento al respirar, mientras hacía que me estremeciera. Me puso la cadena y me dio un beso en el cuello. No podía creer que esto fuera real. Parecía tal y como el había dicho, que tarde o temprano vendría una nube de humo y se lo llevaría, para despertarme y darme cuenta de que estaba sola y todo había sido un sueño.

Pero no, el estaba aquí conmigo, a mi lado, me tenía entre sus brazos, y ahí era donde estaría todo el tiempo posible, toda la eternidad…




-¿Y exactamente a donde vamos?- pregunté a Lucas, conciente de que el auto estaba en movimiento. Podía oír su respiración y oler su aroma. La calefacción estaba encendida y todo era cálido y acogedor, aunque me pregunte si me sentiría igual si no hubiera calefacción, solo Lucas y yo para mantenernos calor en el crudo invierno aquí en Carolina del Norte.

Me había cubierto los ojos con una bufanda que tenía en el asiento de su auto para que el lugar al que me llevara fuera sorpresa. Tomé la punta de la bufanda y la llevé a mi nariz, inspirando la mayor cantidad posible de su aroma, de Lucas. Oí una ligera risa y acerqué más la bufanda a mí.

-¿Qué haces?- preguntó claramente divertido. Suspiré, sintiendo una enorme sonrisa en mis labios.

-Veo el paisaje por la ventana.- dije sarcásticamente. Rió más fuerte y me uní a el.- Por favor, Lucas, ¿Qué quieres que haga con los ojos vendados?

-Deberías verte.- dijo tomando mi mano entre la suya, entrelazando nuestros dedos con tanta fuerza que hasta dolía, pero no le di importancia alguna, solo quería sentir su calidez.

-Claro que debería. Quítame esta cosa de la cara para que pueda hacerlo.- le dije riendo. Sentí como auto se detuvo bruscamente y pronto me tenía recargada contra la puerta, besándome. Su aliento era embriagador, me hizo olvidar todo, completamente todo, era como si Destiny Boudelair no existiera. Cuando se alejó, me sentía mareada, sentí como si todo me diera vueltas.

-Wow.- fue lo único que dijo. –Dest, nada de trucos. Es sorpresa a donde te llevo.

Casi pude oír el sonido de cuando se encendió un foco dentro de mi cabeza. Mi papá había dicho que yo podía ver el futuro. Pero había un problema, no sabía como hacer eso. Las veces que me había pasado habían sido pura casualidad, así que no sabía como hacerlo.

-¡Destiny!- me gritó. Pegué un brinco y me golpeé la cabeza contra la ventana, que estaba más fría que el hielo. La sobé y solté algo así como un gruñido, un sonido que parecía rara en mi garganta.- Nada de tus visiones.

-¿Leíste mi cabeza o lo que quiera que hagas?- pregunté molesta. Eso se sitió como invadir mi privacidad. Solté mis dedos bruscamente de los suyos y crucé mis brazos sobre mi pecho. No podía verlo, pero podía oírlo. Y pude oír un gemido como de decepción.- ¡No vuelvas a hacerlo! ¡Yo no ando por ahí invadiendo la privacidad de todos!

-Dest, tu no sabes bien como hacerlo.- dijo tranquilo, como si fuera nada. Tal vez estaba exagerando, pero no me importó. El había hecho esto por muchos años antes de que yo naciera, pero no estaba acostumbrada.

Maldita sea. ¿Algún día me acostumbraría a esto? ¿A ser este fenómeno? Parecía casi imposible. Tampoco me podía imaginar viviendo siglos y siglos. No era algo con lo que yo hubiera soñado alguna vez, o algo que yo hubiera deseado nunca. Mi futuro estaba arruinado, tendría esta apariencia para siempre.

-Perdón.- dijo finalmente, acercando su mano a mi mejilla, pero le di un fuerte manotazo y sentí el aire que hizo cuando movió su mano de arriba para abajo, como tratando de ahuyentar el dolor.

No respondí. El auto seguía parado y yo “miraba” por la ventana. Suspiró pesadamente, como si estuviera cansado y recordé su estado.

-¿Estás bien?- le pregunté por la millonésima vez ese día. Me quité la bufanda de los ojos y pude ver el dolor en sus ojos.

-Solo hace frío.- dijo finalmente. Me quité la chamarra y lo cubrí con ella, con la esperanza de que ayudara en algo. Sonrió débilmente, pero cambió a ser una sonrisa coqueta, que hizo que me sonrojara sin saber por que.- Si me abrazas tal vez tenga el calor suficiente.

Me acerqué a el y nos cubrimos con mi pequeña chamarra. Me acurruqué en sus brazos y me cubrió del frío.

-¿No se supone que yo debería ser quien te cuide?- preguntó con algo que no pude identificar. Enterró su rostro en mi cabello, y pude sentir como inspiraba mi aroma.

-¿Solo por que eres el chico?- pregunté sorprendida. Asintió levemente y Puse mi cabeza en la curva de su cuello.- Los dos podemos cuidar de ambos.

Nos quedamos así un momento, hasta que se alejó y comenzó a conducir nuevamente, con nuestros dedos y corazones entrelazados…




Habíamos llegado a un gran parque de rosas en Raleigh. Había millones de rosas de todos los colores cubriendo el suelo y un sutil pero delicioso aroma a rosas llenaba el lugar. Habíamos comido ahí. Comida que Lucas me había preparado y estaba deliciosa. Spaghetti con carne, pan francés, ensalada con frutas y un delicioso pastel de vainilla, mi favorito. El sol estaba a punto de esconderse, estábamos observando el crepúsculo, sentados bajo un gran árbol, cubiertos con una manta para evitar el frío.

-Déjame mostrarte algo.- dijo Lucas sonriendo dulcemente. Me acerqué a el y comenzó a besar mi cuello. Ahogué una risita nerviosa, pero a el pareció no importarle.

-¡Lucas!- le grité. El dio un brinco del susto y cayó al piso, por lo que comencé a carcajearme. Me fulminó con la mirada y me acuclillé a su nivel. Lo abracé e hice que quedara recostado sobre el suelo y le di un rápido beso. -¿Qué me ibas a mostrar?

Sacudió su cabeza como pudo y nos incorporamos muy a nuestro pesar.

-Pon tu mano frente a la mía, pero sin tocarla, solo que quede una pequeña distancia entre ambas manos.- dijo elevando su mano frente a mí. Hice lo que me pidió, nuestras manos quedaron separadas por escasos centímetros.- Ahora mira lo que pasa.

No lo podía creer lo que veía. Una bola, parecida a un mini sol, solo que de color rosa, brillaba entre ambas manos. Flotaba como si hubiera algo que la detuviera ahí. Era como ver un pequeño sol, mi sol. El sol de Lucas. Nuestro sol.

-¿C… Cómo hiciste eso?- pregunté apenas hábil de pronunciar sonido alguno, estaba embobada viendo ese pequeño acto de magia.

-Como hicimos esto, Dest.- respondió peligrosamente cerca de mis labios.

-¿Cómo hicimos esto?- pregunté un poco fastidiada. Fruncí el ceño y el besó mi mejilla.

-No estoy seguro,- respondió apenado.- Pero creo que es algo que solo es posible cuando estas con alguien a quien realmente quieres. No se puede lograr con cualquier persona. Tengo entendido que solo es posible si las 2 partes se aman.

-Si, pero recuerda que yo no necesito a ningún alma gemela o compañero para realizar magia.- balbuceé torpemente. Apartó su mano, con la mirada llena de tristeza. Tomé su mano y la puse nuevamente frente a la mía mientras veía a nuestro sol brillar nuevamente.- No me malinterpretes. Yo me refería a que tal vez lo puedo lograr sola.

-Eso no sería normal.- dijo un poco más calmado.

-¿Desde cuando una adolescente con padres, primo y mejor amigo que viven para siempre es normal?- dije riendo. El rió conmigo y seguí.- Lucas, creo que todos sabemos que no soy normal.
-Tienes razón. Y me da gusto que no seas normal.-susurró tiernamente en mi oído.

-¿Por qué?- pregunté un poco preocupada por su respuesta. Sentía como el color se drenaba poco a poco de mis mejillas.

-Por que tal vez si fueras normal…- dijo, pero se calló cuando se acercó para besarme.- No me volverías loco como haces.

Mis mejillas comenzaron a arder por su comentario y el acarició mi mejilla izquierda, haciendo pequeñas figuras invisibles en ella, pero dejando un rastro de calor por donde su dedo pasaba.

-Lucas… ¿hay más… vampiros en la escuela?- pregunté, interrumpiendo patéticamente el momento tan perfecto.

Miró hacía arriba, como si ahí estuviera la respuesta a mi pregunta. Esperé unos cuantos minutos, pero no me contestó. Suspiré resignada a su silencio y cubrí mi rostro.

-Bel, Cam, Shane, Dean, Blair, Craig, Andrew, Megan, Taylor y Jake son vampiros. Prácticamente nuestra mesa es la mesa de los vampiros. Son los únicos vampiros de la ciudad.- dijo escupiendo los 3 últimos nombres.

-¿Bel y Cam? ¿Jake? ¿Shane y Dean?-pregunté un poco herida. Me dolía que nunca me hubieran dicho nada.

-Si.- respondió tajante.- Dest, ¿tienes pareja para el baile?

Hizo la pregunta aunque ya sabía bien la respuesta. No contesté, solo elevé mi mirada al cielo, donde ya empezaban a aparecer los miles de diamantes y la luna comenzaba a tomar forma.

-Dest,- dijo molesto una vez más. -¿Tienes pareja para el baile?

-¡Si! ¡Si tengo!- le respondí en su mismo tono de voz. Me fulminó con la mirada pero lo ignoré.

-¿Por qué con Jake?-preguntó apretando la mandíbula, como tratando de controlar su humor.- ¿Tan desesperada estabas?

-¿Perdón?- pregunté ofendida. Me aparté bruscamente de el y le lancé la cobija a la cara. Sentí como una oleada de enojo me recorría repentinamente.- ¡Que lindas cosas me dices! ¡Veo que sabes arruinar bien los momentos perfectos, simplemente los arruinas! No te iba a esperar a que terminaras de besarte con Megan para ver si me pedías ir al baile contigo. Jake es mi mejor amigo en la escuela y no había razón para negarme.

-¿No había razón? ¡Estaba yo!- me gritó tomándome de las muñecas y acercándome a el.

-¡Tu no estabas! Estabas muy ocupado con tu amiga, sin fijarte en cuanto me dolía verte con ella.- le dije con lágrimas en mis ojos. Sabía que debía parar, pero simplemente no podía. Me miró con ojos de preocupación y tristeza, rogándome que parara, pero seguí. Era algo que tenía tanto dentro de mí que necesitaba salir.- Tu eras tu, nunca te detuviste a pensar como me sentía. Crees que es muy fácil. Me dices una vez que me amas y ya voy a olvidar todo. Pues no. Yo no soy así.

Me solté de su agarre y corrí lejos de ahí. No sabía a donde, yo solo corrí como si eso me fuera a quitar mi enojo. Me detuve frente una fuente. Tenía una figura de dos ángeles tocando un arpa sobre una pareja besándose.

Cubrí mi rostro con mis manos, evitando el frío. ¿Cómo me decía eso? No, no estaba desesperada. Bueno, tal vez un poco, pero no era como para que me lo dijera de esa forma. Era perfecto, simplemente perfecto arruinando momentos perfectos.

-Perdón. No debí haber dicho eso.- dijo sentándose a mi lado. No levanté mi mirada pero me acercó a el y me abrazó.- Dest, no te enojes conmigo. Se que fui in idiota por decir eso, pero no sabía lo que decía.

-Uno muy grande.- susurré, pero mi voz se oyó un poco ahogada por mis manos.

-Si. Es que no lo quiero imaginar abrazándote para bailar. Que te tenga cerca o que intente besarte.- susurró en mi oído.

-¿Tan poco confías en mí?- dije mientras levantaba mi mirada hacía sus verdes y brillantes ojos.

-Dest, confío ciegamente en ti, en quien no confío es en el.- escupió amargamente.- ¿No has visto como te mira?

Mordí mi labio y comencé a recodar la forma en que me mirada. Era como si estuviera… enamorado. Tragué saliva y me encogí de hombros.

-¿Y tú no has visto como te miro yo?- le dije con una sonrisa mientras lo miraba a los ojos.- Estoy estúpida e irremediablemente loca por ti. Por nadie más.

-¿Pero me amas?- preguntó un poco triste. Baje mi mirada a mis zapatos, que de repente me parecieron increíblemente interesantes.

-Hola, Dest.- dijo Katherine frente a nosotros, con una amable sonrisa que extrañamente no me tragué.- ¿Podemos hablar?

-¿Tengo opción?- le pregunté a la defensiva, enarcando una ceja. Ella soltó una extraña risa que me hizo temblar en brazos de Lucas.

-No. Creo que no.- respondió ella, con un brillo un poco inquietante en sus ojos.- Realmente creo que no…



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Esta vez si me tarde (nuevamente¬¬) en pubblicar, pero sigo con el mismo problema, NO SE ME OCURRE NADA D; Asi qe perdon si esta un poco feo ):

Aparte estaba leyendo un libro nvo sobre hombres lobo (qe x cierto estuve llore y llore cuando lo termine:$) y estoy "trabajando" XD en una nva historia(:

Una cosa mas, Entre Gisell && Mariana, me hicieron llorar x los premios qe me dieron T.T Muchisimas gracias!! Los blogs de ustedes me encantan!

martes, 13 de abril de 2010

26.1 Te Amo?

-¿Lucas?- lloré, pero no me respondió. La desesperación comenzó a hacerse paso en mi pecho ya que no me contestaba.- ¡Lucas!

Fue muy tarde, se desvaneció en mis brazos, haciendo que me cayera al suelo con su peso. No es que pesara mucho, por que no, solo que me tomó por sorpresa. Busqué la mirada de Damen, desesperada por hacer algo, pero estaba igual que yo, indeciso de que hacer o decir.

-¿Esto nos pasa a nosotros?- pregunté ahogándome con mis propias lágrimas.

-No.- susurró el, atónito viéndonos en el suelo.

-¡No me veas!- le grité repentinamente molesta.- ¡Ayúdame a llevarlo a mi cuarto!

Me gruñó molesto, pero tomó a Lucas en brazos y comenzó a caminar a mi habitación. Corrí a mi habitación, un poco más rápido que de costumbre pero nada comparado con mi familia, llegando a ella antes que Damen. Lancé todo lo que había sobre ella al suelo. Acomodé unas almohadas y cobijas para recostar a Lucas.

-Aquí.- le dije a Damen, señalando con mi barbilla la cama. Lo recostó y rápidamente me acerqué a el. Limpié su frente de sudor, acariciando su mejilla con mi pulgar.

¿En qué pensaba cuando le dije que se alejara de mí para siempre? Estaba loca. Debió haber sido uno de esos momentos en los que hablo sin pensar mis palabras.

Esos últimos días, semanas o el tiempo que hubiera pasado, habían sido un infierno para mí. No soportaba la idea de verlo con alguien más. Ver como besaba a Megan—

-Dest…- susurró débilmente.

-Shh…Shh… Aquí estoy.- le dije poniendo mi mano sobre su frente. -¿Qué le pasa?

Damen miró a los lados, como buscando algo. Se pasó una mano por el cabello, como cuando no sabía que hacer o decir, y suspiró pesadamente, dejando a la vista su preocupación.

-¿Qué pasó?- preguntó mi prima desde la puerta, con mis padres a sus lados.- Oímos un grito y vinimos a ver— ¡Oh por Dios! ¿Qué le pasó?- preguntó cuando vio a Lucas inconciente en mi cama.

Les conté lo que había pasado cuando iba a caer y mis padres intercambiaron una rápida mirada, que me hizo pensar que era algo grave. Ev mordió su labio inferior y me abrazó por la espalda.

-No te preocupes, no puede ser tan malo.- dijo con una dulce sonrisa. Torcí la mirada y dirigí mi atención a Lucas.

Se veía tan dulce y pacífico dormido, casi como un ángel. Todas las preocupaciones y cosas que lo hacían enojar se habían esfumado dejando a mi vista el verdadero Lucas, Lucas. Un chico tan tierno, bueno y amoroso que tenía suerte de que me quisiera a mí. Me llegué a preguntar que había hecho para que lo pusieran en mi camino y sonreí.

-¿Entonces que es, Ev?- pregunté. Nadie me respondió.- ¡Por qué nunca me contestan!

-Probablemente le falten fuerzas.- dijo mi madre dulcemente poniendo una mano sobre mi hombro.- Nunca ha tenido una pareja para estabilizar sus habilidades o magia, como les quieras llamar. Ya son muchos siglos solo. La edad tarde o temprano cobras las cuentas.

-¿Qué… qué edad tiene?- pregunté un poco dudosa, realmente insegura de si quería o no saber la respuesta a eso.

-La misma que nosotros…- dijo Damen. Le dirigí una mirada llena de confusión y soltó una risita nerviosa.- Este… unos 375 años.

Dejé mi mandíbula caer sin molestarme en ocultar mi sorpresa. Se me hizo un nudo en la garganta y lo miré sorprendida. ¿Cómo no me di cuenta nunca? Tonta. Tonta. ¡Tonta! Me dije a mi misma.

-Yo creo que los dejamos solos.- dijo mi prima. Mi padre y Damen gruñeron, dejando a la vista su desacuerdo, pero Ev tomó a Damen por el cuello de la camisa y lo besó.-Tú y yo tenemos asuntos pendientes.

-Yo me quedo con ella.- dijo mi padre molesto. Al parecer no le agradaba que su hijita de 16 años se quedara sola en su cuarto con su novio inconciente. Me sonrojé al pensar en Lucas como mi novio.

-No. Yo creo que no.- dijo mi madre guiñándome un ojo.- Tenemos mucho de que hablar. Buenas noches hija.

Después de eso, todos se fueron y me quede prácticamente sola. Miré a los lados, buscando el reloj. Eran las 1.48 AM. Había sido un día largo y un poco… interesante.

Me recosté junto a Lucas, bostezando, luchando contra el sueño. Estaba indispuesta a dormirme, debía cuidar de Lucas. Así que me sorprendió cuando la oscuridad me reclamó rápidamente…





Me intenté estirar, pero algo no me lo permitió. Abrí los ojos poco a poco, ajustando mi vista a la oscuridad. Bostecé fuertemente cubriendo mi boca con mi mano y fue cuando me di cuenta donde estaba. Mi cuerpo estaba entre su brazo y su torso, mi cabeza recargada en su hombro, uno de mis brazos alrededor de su cintura, como abrazándolo…

-Hola.-murmuró por lo bajo. Lo suficientemente alto para que yo pudiera oírlo. Encendí la lámpara que había junto al buró de mi cama, la cuál iluminó la habitación sutilmente, dando un aspecto acogedor al lugar.

-Hola.- respondí con una sonrisa. Inspiré su aroma; algo cítrico, pero más que nada como a bosque, a sol, pino y lluvia, delicioso. -¿Cómo te sientes?

Me inspeccionó unos instantes, como midiendo mi humor. Torció la boca y después sonrió.

-Supongo que mejor que excelente.- dijo con una de sus deslumbrantes sonrisas.- Que bonita forma de despertarme.

Me sonrojé y empecé a mirar a otro lado. Casi podía ver a dos pequeñas mini-me frente a mí. Una, la más inteligente, el ángel en mí decía: “Aléjate, todavía estas a tiempo.” Mientras que la otra, la más… rebelde, la más atrevida, la demonia decía: “¿Qué más da? Arriesgarte una vez más no te hará daño.”

No sé por qué, pero le hice caso a la demonia. El me había escuchado cuando lo necesité, me había demostrado que le importaba y se preocupada por mí, y más que nada, me había hecho sentir que era lo más importante del mundo.

Me alejé un poco y me recargué en mi codo, estabilizándome y levantándome un poco para que me viera bien cuando hablara. Hizo una mueca de dolor, y puse mi mano libre en su mejilla.

-Tengo que decirte algo muy importante, y necesito que no me interrumpas.- me miró dudoso, pero asintió.- Lo arruiné todo, ¿Ok? Lo arruiné. Lo que dije sobre ser tu mismo, fue una tontería. La razón por la que… Me gustas tanto, Lucas, es tu forma de ser, y no hay cosa en el universo que pueda cambiar eso.

De vez en cuando, miraba a los lados, nerviosa por como me podría ver, realmente esto era rendirme.

-Estoy loca. No sé como llegué a decirte que me dejaras sola. A los pocos minutos que salí corriendo, sentía aún el ardor de esas palabras en mi boca.- dije en un susurró. Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos, dándome repentinamente el valor para seguir.- Lucas, eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo y no estoy dispuesta a perder eso. Te quería pedir disculpas por lo que dije y si te hice sentir mal, enserio no fue mi intención. ¿Me darías otra oportunidad? ¿Me darías una última oportunidad para mostrarte lo mucho que me importas?

-Dest, yo… no sé que decir.- dijo. Sentí como mis ojos comenzaban a arder de la decepción, pero no podía esperar menos.- No, no llores. Me refería a que yo soy el que debería pedir disculpas, yo…--

No lo dejé continuar, puse mis manos en sus mejillas y estampé mis labios contra los suyos, sintiendo como sus labios quemaban contra los míos. Sentía esa corriente eléctrica atravesarnos a ambos, no era unilateral, sabía que compartíamos ese sentimiento.

-Te extrañe tanto.- dijo en un susurro.

-Yo a ti.- le respondí abrazándolo más fuerte, rindiéndome por fin ante o que sentía por el.- Yo a ti…





Oí una ligera risita a mi lado. Abrí los ojos lentamente y tomé de conciencia de donde y con quien estaba. Me sonrojé al instante mientras me abrazaba con más fuerza. Levanté la mirada y ahí estaba. Me sonreía dulcemente, feliz de verme despierta. Me tallé los ojos, pensando que tal vez estaba soñando.

-Buenos días.- me dijo acariciando mi mejilla.- ¿Cómo dormiste?

-Creo que no dormí.- dije dedicándole una sonrisa.- Me morí.

No juegues con eso, Dest.- me dijo serio, no dándole gracia a mi broma.

-Era broma. Muy bien. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?- dije preocupada, recordando la escena de noche. Suspiró y me pasó una mano por el cabello, revolviéndolo, haciendo una maraña de cabello.

-Pues… fui cuidado por un ángel, dormí junto al mismo ángel y ese ángel está junto a mí en este momento. Mmm… Dormí muy mal.- dijo riendo para después besar mi frente.

-Qué lástima. Este ángel te iba a cuidar esta noche, pero como dormiste mal…- dije entre risas, pero el me interrumpió con un beso. Su aliento era embriagador, me hacía olvidar todo y a todos, como si nada más existiera más que nosotros.

-¿Tienes hambre? Te invito a desayunar.- susurró en mi oído. Me estremecí y lo abracé más fuerte.

-Claro.- le dije, levantándome. Caminé a mi closet y saqué un suéter blanco, unos vaqueros y unas botas cafés.

Se recargó en su codo para levantarse, pero volvió a caer. Tomó grandes bocanadas de aire, parecía mareado, su rostro estaba más blanco que el papel. Tenía la cara húmeda, llena de sudor. Corrí al baño y tomé un termómetro. Regresé a la habitación y lo puse en su boca, mientras esperaba a que diera la temperatura. Comenzó a dar unos pequeños bip y se lo quité, mientras el me veía apenado. 39 grados centígrados.

-Perdón.- dijo tomando mi mano.

-No, no te preocupes, ¿necesitas algo?- pregunté nerviosa. Algo no estaba bien. Algo le pasaba y tenía la impresión de que no me lo quería decir.

-¿Te molesta desayunar aquí en tu casa?- preguntó.

-Está bien. Mientras estés bien no me importa donde estemos.- dije. Los ojos comenzaron a llenárseme de lágrimas mientras me recostaba a su lado y el me abrazaba.

-No te preocupes. Estoy bien.- me dijo dulcemente, sus palabras no parecían ciertas. Limpié unas cuantas lágrimas de mis mejillas y me acunó contra su pecho.

-Tengo miedo, Lucas.- le confesé. Me sonrió y me dio un rápido beso.- No estás bien. Se supone que no nos enfermamos, o es muy raro, y tú estas enfermo. Tengo miedo que te pase algo…

-Dest, mi amor… enserio, no es nada, solo una fiebre.- dijo quitando mi cabello de mi rostro. Levantó mi barbilla para que lo viera a los ojos.- No he dormido ni comido bien últimamente. He estado afuera y ha hecho mucho frío, estamos a medio Noviembre, tú sabes como es aquí en Wake Forest. Solo necesito descansar. Te prometo que no tengo nada.

-Lo prometo son palabras importantes.- le dije en un sollozo.

-Tienes razón.- dijo pensándolo un momento.- Es más, te lo juro. Te juro que estoy bien y nunca te voy a dejar. Siempre voy a estar contigo. Siempre y Para siempre. Cada que me necesites voy a estar para ti. En las buenas y en las malas, no importa que pase, cuentas conmigo para todo. Pero a cambio tú prométeme que tampoco me dejaras y que no te vas a preocupar por mí, ¿Ok?

Mordí mi labio inferior conteniendo más lágrimas. No sabía si debía creerle o no. Pasaba su mano por mi cabello y mi rostro una y otra vez, esperando mi respuesta, pero nunca me presionó. Se sentía tan bien estar entre sus brazos, así como estábamos en ese momento.

-Lo prometo.- le dije en una débil sonrisa.

-Revisa mi bolsillo, tengo algo para ti.- dijo y sus mejillas recobraron un poco de color. Metí mi mano en el bolsillo de su chamarra y saqué una pequeña cajita blanca. Contuve el aliento y la abrí.

Había una pequeña cadena de plata que tenía colgado un dije en forma de corazón. El dije era como de un cristal rosa, que brillaba contra la luz del sol que entraba por la ventana. Ahogué un gritito de felicidad y besé su mejilla.

-Espero te guste. Te lo compré con todo mi amor.- dijo mientras me abrazaba, hundiendo su rostro en mi cabello.

-Es hermoso…- lloré.

-No tanto como tú.- dijo dulcemente, su voz ahogada por mi cabello.- Dest, quiero decirte algo, y quiero también que sepas que nunca estuve más seguro de nada como lo estoy ahora…- dijo seriamente, como sopesando mi reacción.- Te amo.

Me quedé helada. Mi garganta se cerró. No supe que contestar. Me alejé de el y caminé hasta la ventana, tratando de que mis labios dijeran algo, lo que fuera, pero no pude. No estaba segura de que decir. No estaba segura de que debía decir. ¿Te amo? Ni siquiera estaba completamente segura de si lo que sentía era amor…

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Holaaa!!
perdon si no les gusta el capp, ando sin inspiracion D; Pero a mi en lo personal me gusto:$

Mare.. el nombre es Alex Watson:) ((Pero es mi noviowXD))

Giselle: Muchas gracias x el boton, esta genial!! (solo qe no se como ponerlo en la pag:$)) Me encanto, Yo tmbn soy adicta a tu novela:P

Mariana: Gracias x el premio, me encanta tu historia, espero que publiqes pronto n,n

Gracias x los comments && x el apoyo:P

Comenten!! (:

Ily♥
BiancaaB

domingo, 11 de abril de 2010

25.1 Arruinada

Lucas POV

-Si.- susurró Dest lo más bajo que pudo. Todos sonreímos complacidos, pero a ella pareció no gustarle la idea, así que salió corriendo por las escaleras sin decir nada.

Esperé unos segundos a que la atmósfera se aligerara un poco para hablar. Lo único en lo que pensaba era en que Megan se había atrevido a atacarla. Todo eso fue mi culpa. Lo había hecho como revancha por lo que había dicho sobre que no valía la pena. Yo había causado que la lastimaran.

-¿Y… qué deberé hacer?- pregunté con un poco de esperanza de estar más tiempo con ella. Todos se miraron entre si, confundidos.

Elizabeth, una mujer de piel nívea, ojos cafés con una mezcla de verde, cabello café claro largo y sedoso, alta, delgada, hermosa, me miró con los ojos llenos de lágrimas.

Robert, un hombre de piel clara, cabello café oscuro, ojos café con un poco de gris, alto, fuerte, musculoso, me miró con todo el agradecimiento del mundo.

-Gracias, Lucas.- dijo Elizabeth.- No sabes lo que esto significa para nosotros. Que cuides de nuestra hija.

-Tengan por seguro que lo haré.- dijo solemne. Ellos me sonrieron agradecidos. Damen me forzó una sonrisa y Ev corrió a abrazarme.- Con mi vida si es necesario. No dejaré que nada ni nadie la lastime.

-Gracias.- repitieron todos en coro.

Elizabeth se unió al abrazo y se los devolví. Era fantástico volver a sentirme como en una familia. Hacía muchos siglos que no me sentía así.

-Si me disculpan, debo ir a busca a Dest.- dije deshaciendo el abrazo.

Su nombre me quemaba en la garganta. No podía creer que ahora tendría que estar con ella. Lo más difícil sería tenerla tan cerca, pero a la vez tan lejos. Estar a unos cuantos metros de ella pero sin poder sentirla, abrazarla, decirle cuanto la amo.

-Gracias.- repitió Damen. Asentí y me dirigí a las escaleras en busca de mi amada.

Recorrí toda la casa en su busca, pero no la encontré. Un miedo me recorrió de pies a cabeza. Siempre pensaba lo peor. Entré a su cuarto y me asomé por el balcón por el que había entrado antes. Oí un sollozo en el techo. Escalé el gran roble junto a la ventana con facilidad y llegué a la azotea, ahí estaba Dest, sentaba, abrazando sus rodillas mientras lloraba desconsoladamente y miraba el cielo.

-Ahí ten por seguro que si quieren te matan.- dije en son de broma. Ella me miró y se encogió de hombros, como diciendo “¿Y qué importa?”-¿Sigues molesta?

Ella se limpió las lágrimas y me medio sonrió. Tomó unas cuantas bocanadas de aire y palmeó el lugar junto a ella para que me sentara. Vaya que si era bipolar. Caminé hasta ella y me senté en el suelo a una distancia lo suficientemente cerca como para distinguir sus facciones en la oscuridad pero lo suficientemente lejos como para abrumarla. La luz de la luna la hacía ver hermosa, su piel se veía radiante, sus ojos brillaban de un verde más intenso, sus facciones se veían perfectas y sus labios… eran algo fuera de este mundo.

-No. No estoy enojada.- murmuró después de unos momentos.- Hacía tiempo que no venía aquí. Me gusta ver las estrellas. Eso me relaja.

Dirigí mi mirada al cielo. Se podían distinguir cientos de miles de millones de pequeños diamantes en el cielo. Todos tintineando con diferente intensidad, unos más que otros, pero no por eso menos bellos.

-Hermoso.- concordé. Ella soltó una ligera risita, casi con gracia. Solo casi.

-Nunca he sido tonta, Lucas.- dijo calmada, como recordando las cosas. Parecía que estaba eligiendo las palabras que usaría.- De pequeña siempre me di cuenta que mis padres, Ev, Damen y Trevor no envejecían. Siempre que les preguntaba a que se debía, me respondían que era por que comían frutas y verduras y yo les creía.

Suspiró pesadamente y dirigió otra mirada al cielo. Ver las estrellas parecía tener un efecto positivo en ella. Nunca volteó a verme. Solo miraba el cielo. Era como si se estuviera contando eso a ella misma, no a mí. Me debatí entre hablar o no, pero ella siguió.

-Cuando mi hermano murió, y me contaron lo que eran, sentí que era mi pequeño secreto, Algo mágico y especial.- siguió, solo que hablaba con la voz llena de dolor.-Nunca anhelé ser parte de el, solo quería verlo desde lejos, contribuir con la magia, no ser parte de ella. Era algo especial por que me sentía importante solo guardando esa verdad.

-¿No piensas que es mejor ser como nosotros?-pregunté, pero ella ignoró mi pregunta.

-Yo pensaba que mi hermano era como yo. Siempre le contaba todo. Confiaba en el como en nadie. No era solo mi hermano, era mi confidente, mi amigo, mi cómplice.- dijo ahogando un sollozo. Una lágrima corrió por su mejilla y la quitó rápidamente. – Me siento decepcionada. Nunca me imaginé que el me ocultaría algo así.

-Dest, lo hacía para protegerte…- dije tratando de consolarla, pero no sirvió de nada, parecía no notar mi presencia.

-No, no pienso que sea mejor ser como ustedes.- dijo molesta.- Yo tenía planes para mi futuro. Quería llegar a ser una gran doctora. Una como Dr. House. Ahora estoy atrapada en estos malditos 16 años por toda la eternidad. Me arruinaron mis sueños, mis planes, mis deseos. Arruinaron mi vida. ¡¿Y para qué?! ¡Para que un loco par de vampiros intente matarme!

-Relájate, Dest.- le pedí. Me miró furiosa, pero se lanzó a mis brazos, donde la cubrí de todo, tratando de protegerla.

-No tienes idea de lo que es esto, Lucas.-lloró. Podía sentir su calor contra el mío. Su peso contra mi cuerpo. Se sentía tan frágil en mis brazos, que parecía que en cualquier momento un suspiro mío podría hacer que se rompiera.- Nunca quise ser esto. Era divertido ver todo a distancia, saber que mi familia era especial, que no había otra como la mía. Ahora se que todos me mintieron, y no les importó. Es más, se molestaron cuando les pregunté por que lo habían hecho. Lucas… ¿Tu sospechabas lo que era, por que nunca me dijiste nada?

Su pregunta me tomó por sorpresa. Si, sospechaba que era uno de nosotros, pero nunca tuve el suficiente valor como para preguntarle nada. Seguía en mis brazos, y temía que mi respuesta la alejara de mí. No lo soportaría.

-Yo…- comencé, pero no supe que decir.- Nunca estuve realmente seguro, Dest. Y si nunca te dije nada fue por que Ev me aseguró que eras completamente humana. Así que me convencí de que eran ideas mías. Con el tiempo me fui convenciendo de que eras diferente. En alguna parte debió de haber quedado todo el poder de tu hermano, y después de lo que me contaste del accidente, sobre la luz cuando te tomó del brazo, mis sospechas se hicieron más fuertes. Si no te dije nada fue por miedo.

-¿Miedo a qué?- preguntó tristemente.

-Miedo a que te alejaras de mí. A que pensaras que estaba loco. Miedo a que ya no quisieras saber nada sobre mí.- dije. Sentí como se estremeció y me encogí de dolor. El latido de su corazón captó mi atención. Era acelerado, como si su corazón se fuera a abrir paso entre sus costillas. Me recordó a como latía el mió cuando la tenía tan cerca.

Era tan fácil hablar con ella. Se sentía tan normal y natural que me era imposible no imaginarme un futuro con ella. Con Destiny sabía que podía ser yo mismo. Era como si ella sacara lo mejor de mí a relucir. Me hacía querer ser mejor.

-No. No te preocupes por eso.- susurró, su voz ahogada por sus manos.- ¿Recuerdas que eres mi guardaespaldas? Tienes que cuidarme las 24 horas del día los 8 días de la semana.- dijo riendo.

-Un momento. La semana tiene 7 días, no 8, Dest.- le respondí también riendo. Nuestras risas eran tan calmadas, tan tranquilas.

-Lo sé.- dijo dándome un ligero golpecito en el brazo.- Ni que fuera tú para no saber eso. ¿Ves? Te estoy pegando lo inteligente.- bromeó.

-¡Ja-ja-ja que graciosa!- reí.- Lo inteligente venía con el paquete.

-Claro, como digas.- se burló. Rodeó mi cintura con sus brazos y se acercó más a mí.- Espera un momento.

Creí que estaba bromeando, pero cerró los ojos fuertemente y cerró más sus brazos en torno mío.

-¿Dest?- la llamé, pero no obtuve respuesta.

-¿Qué haces tú aquí?- dijo, para después lanzar un gruñido en dirección al bosque.

-Vengo a ver como te encuentras.- se oyó una voz a los pocos minutos.

-Una visión.- dijo sacándome de mis dudas. -Ya te puedes ir, estoy bien.- respondió a la voz, la respuesta llena de odio.

Logré ver a Katherine aproximándose a nosotros. Abrió los ojos como platos al vernos abrazados.

-¿Te han dicho que eres un poco agresiva?- bromeó Katherine, pero Destiny pareció no encontrarle la gracia.

-No es tu asunto. Ni te conozco.- Le dijo Dest. Pude ver como Katherine se estremecía ante su respuesta. Ella quería ser su hermana, pero Dest no sabía nada sobre ella. Probablemente no sabía que tenía una hermana.

-Dest, ella me ayudó a salvarte de Megan.- dije tratando de defenderla un poco. Dest se alejó de mis brazos y me fulminó con la mirada.

-¿Y? Nunca pedí su ayuda.- ladró Destiny.

-Tú gritaste que te ayudaran. Yo solo cumplí como toda buena hermana.- le respondió Katherine repentinamente molesta. Pude ver en su expresión como se arrepintió de haber dicho hermana.

-¿Qué?- preguntó Destiny molesta.- ¿Qué dijiste al último?

-Nada.- intervine yo.- Ella nos ayudó. Deberías darle las gracias.

-Tienes razón.- dijo un poco más calmada.- ¡Gracias por llegar antes de que hiciera algo de lo que después me arrepentiría!

Se puso de pie y comenzó a caminar en dirección al roble por el cuál habíamos subido. Empecé a maldecir por que se había ido. Un grito proveniente de donde estaba Dest me hizo levantar y correr hacía ella. Había perdido el balance y estaba a punto de caer 3 pisos de espalda al suelo.

-¡Lucas!- gritó antes de comenzar a caer.

Corrí lo más rápido que pude y me lancé por donde caía. Logré atraparla en el aire. Caí de pie, pero el peso de ambos me hizo caer de rodillas. Dest me miró aterrada y la abrasé con más fuerza.

-¿Estás bien?- preguntó, apenas hábil de articular palabras por la impresión.

No pude responderle, me había quedado sin aire. Me había tomado un poco de esfuerzo hacer aquello. No estaba al nivel de la fuerza y magia de los Boudelair. No tenía una pareja para complementar mis poderes.

-¡Lucas!- gritó Destiny, tomando mi rostro entre sus manos.

-Estoy… Estoy bien.- dije como pude, pero no logré convencerla.

-Deberíamos entrar.- dijo preocupada. Su preocupación por mí, me hizo sentir un poco de esperanza, tal vez, después de todo, si sentía algo por mí.

Sonreí débilmente gracias a mi repentino cansancio y me ayudó a levantarme.

Miré hacía arriba, pero Katherine ya se había ido.

Destiny pasó uno de mis brazos por su cuello y uno suyo por mi cintura para poder caminar. Hubiera querido no tener que necesitar su ayuda, pero estaba seguro que no podría moverme solo. Entramos a la casa y me sentó en una silla.

-¡Damen!- gritó hacía las escaleras. Un borrón bajó por ellas y se situó frente a nosotros.

-¿Qué sucede, Dest?- preguntó preocupado.

-Lucas. Estaba a punto de caer del techo y se lanzó para atraparme, pero cuando se levantó tuve que ayudarlo a llegar hasta aquí.- dijo ella desesperada.- ¿Lucas? ¿Estas sudando?

Me pase una mano por la frente y el cabello, efectivamente, mi mano quedó húmeda. Ambos me miraron preocupados, pero Damen me ayudó a levantarme.

-Vamos. Hora de llevarte a casa, anciano.- dijo bromeando.

-Cállate, tenemos la misma edad.- dije tratando de reír. Comenzamos a caminar, bueno, comenzó a arrastrarme, pero Destiny nos bloqueó el paso.

-Ni sueñes, Damen.- dijo seria. Casi autoritaria.- El se queda hoy aquí.

-Desde luego que no.- le respondió en un gruñido.

-Claro que si. No podemos dejarlo solo.- dijo tomando una de mis manos.

-¿Apostamos?- la retó Damen. Destiny pasó uno de sus brazos por mi cintura, como para alejarme de Damen. Comenzaron a jalarme a los lados y yo solté un grito de dolor.

-¿Lucas?- lloró Dest. -¡Lucas!

No pude más. En ese instante, me desvanecí…





Holaaa!! No me awantee!! ;)

una preguntaa.. Si, yo fui la qe gano el concurso de marii trelles, pero x favor expliqenme... como esta eso del blogg de Jacob's Pov??

Jajaja no es tan mala idea(:

Es todo x hoy..

miento, dejenme los links de sus blogs, qiero leerlos!!

esperos les guste el capp:P

Comenten!(:

ilyy♥

viernes, 9 de abril de 2010

24.1 Guardian

-Por favor…, aléjate de mí. Te lo ruego, déjame sola, Lucas. Déjame vivir tranquila, por favor…- lloré. Me miró derrotado, como quién ha perdido una guerra.

Corrí en dirección a la fiesta, mejor dicho, a donde creía que estaba la fiesta. Corrí y corrí pero no llegaba a ninguna parte. Solo veía la negrura del bosque; los grandes y frondosos, que con la noche, tenían un aspecto de película de terror. Oía los ruidos que causaban los animales y el silbido del viento.

Todo era aterrador. Parecía que estaba atrapada en una de esas películas de horror en la que la chica corre al bosque y termina muerta. Casi parecía gracioso, pero con mi suerte con Taylor, no era tan improbable.

-¿Pérdida?- preguntó una voz femenina a mi espalda. Di media vuelta y lo que vi no era mucho mejor que estar perdida. Estaba parada a unos 7 metros de mí.

-No. No estoy perdida, Megan.- respondí cortante. Ella soltó una risotada y en menos de 2 segundos ya estaba frente a mí.- ¿cómo hiciste eso?

-¿Hacer que? ¿Correr rápido?- preguntó inocentemente.- No te hagas la tonta, se muy bien lo que eres.

-¿De qué hablas?- pregunté aterrada. Puso su mano en mi cuello, mientras sentía los bordes afilados de sus uñas clavarse en mi piel. Pequeños hilos de sangre comenzaron a correr por mi piel. Intenté soltarme, pero era en vano. Era demasiado fuerte. Comenzó asfixiarme.

-No te hagas la tonta. No estoy de humor.- dijo entre dientes.- Sé muy bien que no eres humana. O por lo menos no del todo. Eres diferente. Tu sangre huele diferente.
-Soy humana y tú estas loca.- escupí como pude. No podía hablar, cada vez hacía que me faltara más el aire.

-¿Loca?-preguntó divertida.- Dime que no ves u oyes cosas. ¡Dímelo!

Eso me dejó callada. ¿Cómo sabía de esas “visiones” y esas voces? Yo nunca le había dicho nada a nadie. De hecho, no planeaba contarle a nadie. Eso si era raro.
-¡No estoy de humor!- gritó molesta. Sus ojos se volvieron negros, tan negros como la noche, y vislumbré en su boca, unos largos y filosos colmillos. La verdad me golpeó mareándome.

Esa palabra en la que nunca había creído. Esa que me vino a la mente aquel día en el hospital cuando Taylor me “atrapó” en el baño. Esa que había intentado olvidar hasta ahora. La palabra que había intentado reprimir de mis recuerdos. Vampiro.

-¿Qué eres?- pregunté horrorizada.

-Mmm… ¿recuerdas la palabrita que te preguntó Taylor hace 3 meses a principio de año?- me quedé callada y ella suspiró pesadamente, como tratando de controlarse.- Damphir.

Lo recordé de golpe. Esa palabra que había causado un incidente un tanto penoso en la nuestra mesa.

-Vampira.- susurré con miedo.- ¿qué quieres de mí?

-Mmm... En realidad no mucho.- sonrió maliciosamente y suavizó un poco su agarre.- Nada más quiero tu sangre. Solo te dolerá mucho, de eso me encargó yo.

-¡AYUDA!- grité lo más fuerte que pude. Utilizando lo último que me quedaban de fuerzas.

Megan no dijo nada. Solo lanzó mi cabeza para atrás, dejando expuesto mi cuello. Se acercó a mí. Los colmillos expuestos. Su frío aliento rozando mi piel mientras luchaba por soltarme.

-No lo vas a lograr. Soy más fuerte que tú, inmortal de quinta.-dijo divertida. Sus colmillos rozaron la piel de mi cuello, pero antes de que pudiera morderme, 2 figuras aparecieron frente a nosotras.

-¡Lucas!- lloré. Me miró rápidamente y noté que a su lado, tan hermosa como la recordaba, estaba parada Katherine. -¡Vete! ¡es peligrosa!

Un brillo de felicidad le iluminó el rostro cuando pronuncié su nombre.

-No me voy a ir sin ti.- dijo tiernamente, con esa mirada que me derretía por dentro.

-¡Her… Dest!- gritó Katherine con una nota de desesperación en su voz.

-¡ARG!- gruñó Megan, agazapándose, sus músculos tensándose y mostrando los colmillos. Me lanzó a no se donde, y caí, golpeándome la cabeza contra algo. No supe que pasó después de eso…




Abrí los ojos lentamente, aturdida. Traté de estirarme en la cama, pero todo el cuerpo me dolía. Los recuerdos llegaron a mi mente abrumándome. Di un brinco recordando a Megan. Miré a todos lados buscando encontrar donde estaba. Mi cuarto.

No recordaba que había pasado después de que fui lanzada. Lo único que sabía era que todo el cuerpo me dolía. Y me dolía de verdad.

-¡Yo no tengo la culpa de nada!- gritó alguien en la sala. Al parecer estaban teniendo una fuerte discusión. Agucé el oído, tratando de oír más, pero no pude.

Me levanté como pude y caminé a la puerta, intentando oír más, pero mi intento fue en vano, habían bajado la voz. Salí de mi habitación y caminé por el pasillo, balanceándome de lado a lado, así que me estabilicé con la pared, pero seguía chocando con las lámparas, mesas y adornos de mamá.

Bajé las escaleras a trompicones, chocando constantemente con todo, lo que hacía que me doliera más el cuerpo. En la sala, estaban mis padres, mi prima, Damen y… Lucas. Mi corazón di un vuelco al verlo y mis mejillas ardieron cuando me sonrió.

-Quiero saber de que hablaban.- demandé, pues todos se habían quedado callados cuando me vieron.- Díganme.

-De nada, Dest.- dijo Ev caminando hacía mi. Puse mis manos frente a mí, para evitar que se acercara más, pero cuando estaba a unos pasos de mí, se vio repelida por algo que no podía ver.

Todos abrieron los ojos como platos, y Lucas sonrió abiertamente.

-De esto es de lo que les hablaba.- dijo Lucas dándome un ligero abrazo.- Ella es… especial.

-¡¿Qué fue eso?!- grité horrorizada.- ¡Soy un fenómeno!

-¡Cállate Destiny, eres como nosotros!- gritó mi prima un poco molesta.- ¡así que no nos llames fenómenos!

-¡Claro que son fenómenos!- le grité nuevamente. Ella me miró enojada, había ofendido lo que era. Mis padres seguían mudos, no sabían que decir.- Oigo voces aunque nadie hubiera hablado. Veo imágenes que resulta que suceden. ¡Hago que mi prima choque con esa cosa que no sabía que podía hacer!

-¡Destiny Boudelair, ya cállate!- gritó Ever al borde de las lágrimas.

-¿Por qué? ¿Tanto te molesta que te diga lo que en verdad eres?- le grité. Ella comenzó a llorar del coraje y Damen la abrazó, cubriéndola de todos.

-Tienes razón, somos fenómenos.- intervino Damen sonriéndome divertido.- Somos fenómenos. Por lo que tú también eres un fenómeno.

-¡¿Por qué nunca me dijeron que era esto?!- grité exasperada, elevando mis manos mostrando mi frustración.

-¿Nunca le dijeron?- preguntó Lucas a mi lado.- Que malos primos son.

-Tú cállate que no eres mucho mejor que ellos.- le ordené fríamente.- Tu acabas de decir que ya sabías así que ni hables.

-Hija, entiéndenos. No sabíamos que tu serías como nosotros.- murmuró mi mamá.

-¿Entonces que pensaron que sería?- le pregunté retándola. Miró a mi padre buscando apoyo y el la abrazó.

-Se supone que tú eras humana. 100% humana. Trevor era el único que…- dijo antes de ser interrumpido.

-¿Trevor?- apenas pude preguntar. Mi hermano. No podía ser cierto.

-Si. Es como nosotros.- dijo finalmente. Se me hizo un nudo en la garganta y una oleada de enojo me sobrecogió. Todos me mintieron. Todos. Nadie dice la verdad. ¿Por qué habría de creerles ahora?

-¿Y tú también eres un fenómeno?- pregunté dirigiéndome a Lucas. Vaciló un poco y se pasó una mano por el cabello antes de asentir.- ¡Aléjate de mí!

-¿Tú no nos escondiste algo?- preguntó repentinamente enojado.- Por lo general no ando diciéndole a todas las que conozco de lo que soy capaz.

Todas. Sus palabras me dolieron en lo más profundo de mi alma.

-Desgraciadamente no soy como todas tus “amigas”- dije marcando las comillas en el aire. Tomé aire tratando de calmarme mientras ignoraba a Lucas con todo el dolor en mí ser.- ¿Qué somos?

-Pues… - dijo mi padre. Pareció pensarlo un poco, pero suspiró y siguió.- como mi querida sobrina te habrá contado, no morimos, no envejecemos, poseemos algunos extras, como oír pensamientos, y solo existe un caso, en el que se puede ver el futuro como tu, hija. Eres especial.- sonrió orgulloso.

-Si.- intervino mi madre.- Solo que hay un problema. Para poder aparecer cosas, crear escudos y muchas cosas más, la mayoría necesitan a su pareja para lograrlo. Por ejemplo, aquí tu prima y Damen o tu padre y yo. Necesitamos del otro para lograr todo eso.

-Pero… yo no tengo pareja. – dije un poco asustada. Tengo una suerte horrible, soy más fenómeno que todos aquí juntos.

-Lo sabemos,- esta vez fue Damen quien habló.- Eso es lo especial. Tú no necesitas a nadie para hacer todo eso. Lo logras tu solita.

-¿Por qué Trevor nunca me dijo nada?- pregunté sollozando.

-No planeábamos decirte nada, Dest.- dijo mi prima.- tu vivirías tu vida normal, como todos los humanos. Desgraciadamente, eres la más poderosa entre los nuestros…
-Whoa. Whoa. Whoa. ¿Los nuestros? ¿Así que hay más?- pregunté. Mi humor no ayudaba mucho a la conversación. No todos los días te despiertas, una vampiro te ataca y te enteras que eres un fenómeno.

-Si, hay más de nosotros.- dijo mi madre apenada.

-¿Y qué? ¿Existe alguien que los gobierne como en las películas o todos hacen lo que quieren y andan como locos?- pregunté retándolos a todos.

Todos miraron a mis padres y estos se ruborizaron un poco. Genial. Soy la princesa fenómeno de los fenómenos.

-Es por eso que te buscan. Todos quieren la clase de poder que tú posees. Eres la más poderosa de nosotros, los inmortales. Por eso te cazan los idiotas esos.- dijo Lucas serio.

Todos me miraron confundidos y fulminé a Lucas con la mirada. “Ahora tengo que contarles mis Destaventuras de cómo me quieren matar.” Pensé enojada.

Comencé a contarles todo lo de Taylor y Megan. Me salté lo de Katherine por que Lucas estaba aquí. Me miraron atentos mientras les contaba todo.

-Genial.- ladró mi papá furioso cuando terminé de contarles.- Ahora tenemos que cuidarte más, Dest.

-¿Quién lo hará?- preguntó Ever curiosa.

-Whoa. Whoa. Whoa. No necesito un guardaespaldas.- dije sin importarme las miradas asesinas de todos.

-No es pregunta, hermanita.- me dijo Damen divertido. Al parecer mi situación le causaba un poco de gracia.

-Yo me ofrezco como su guardián.- dijo Lucas a mi espalda. Todos me sonrieron y cubrí mi rostro con mis manos. – Claro, si ella acepta.

Todos me miraron esperando mi respuesta. No sabía que contestar. Una parte de mí gritaba que dijera que si, que así estaría más tiempo con el, pero otra me decía que no, que ya me había lastimado demasiado. No sabía a cual hacerle caso.

-Si.- susurré lo más bajo que pude. Todos sonrieron calmados, incluyendo a Lucas. Aquí comenzaba mi castigo…







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