Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



jueves, 14 de octubre de 2010

6.2 Tonto

Lucas Pov

-¿Alguna noticia?- pregunté impaciente, moviendo el teléfono entre mis dedos con tanta rapidez que Ever gruñó.

-Deja de hacer eso antes de que vaya y te lo arranque de las manos.- amenazó ella.

En cualquier otro momento me habría causado gracia el tono que uso para decirme aquello, pero en ese momento no tenía cabeza para nada. Dest no estaba. Y no sabíamos dónde encontrarla. ¿A quién demonios se le ocurría dejarla ir con Katherine sabiendo que lo que ella más desea es acercarse a su hermana? Solo a Damen.

-Ya dije que lo siento, ¿bien? ¿Qué más quieres oír?- respondió a lo que pensaba, claramente oyendo mis pensamientos.

Volví a crear el muro que protegía mis pensamientos, ansioso por que dejara de hacerlo. Me llevé una mano a la boca y comencé a morderme las uñas como hacía cuando algo me ponía sumamente nervioso. Ev rió débilmente y me dio un manotazo para que dejara de hacerlo; lo odiaba a muerte.

-Quiero que me digas donde encontrarla, imbécil.- ladré.

Negó con la cabeza y Ev se sentó a su lado para después abrazarlo. No podía creer lo mal que me hacía ver ese simple gesto. Bien. Dest solo llevaba aproximadamente cuatro horas con Katherine, pero eso no importaba. La queríamos aquí y ahora. Ninguna charla dura cuatro horas cuando se trata de mi novia.

Me levanté de mi lugar en la sala de los Boudelair y me dirigí a la puerta, dispuesto a no seguir esperando como idiota a que una hoja con el nombre y dirección del lugar conde Dest se encontraba callera del cielo para ir por ella.

-¿A dónde vas?- chilló Ev, que ya se encontraba frente a mí, bloqueando mi salida.- No te puedes ir, Luke.

Sonreí. Ella y Avril eran las únicas personas que de vez en cuando me llamaban así, y hacia tanto tiempo que no lo hacía que algo se estrujó en mi pecho. Extrañaba a Avril. La extrañaba tanto que a veces me preguntaba si me volvería loco por ello. Tenía tantos años que no la veía, que una que otra vez llegué a cuestionarme si ella era real. Pero, tenía que serlo. No tenía tanta imaginación como para inventarme a alguien tan hermosa como ella.

Además, tres meses atrás había hablado por teléfono con ella y no había podido evitar derramar algunas lágrimas cuando ella rompió en llanto, argumentando que era alguna alergia. La conocía demasiado bien como para saber que mentía; lloraba porque me extrañaba tanto como yo a ella.

-¿La extrañas, cierto?- preguntó Ev. Solo asentí y la rodeé en un abrazo.

Ella correspondió a mi abrazo, rodeando mi cintura y recargando su cabeza sobre mi hombro con tanta dulzura que sentí la necesidad de retenerla ahí todo el tiempo posible.

Existen diferentes tipos de amores. El amor de amigos, como el que siento por Ev y Damen. El tipo de amor que no puedo nombrar y explicar, como el que siento por Dest. Y el amor de familia, como el que sentía por mi familia, Robert y Elizabeth. Todos tan diferentes pero a la vez tan iguales que en algunas ocasiones alguien puede llegar a confundirlos.

Había estado solo tanto tiempo que, a cierto punto, me había vuelto algo huraño y reacio a entablar una relación seria con alguien, no importaba cual fuera la intención de esta; amistad, noviazgo, etcétera. Las únicas personas que durante ese tiempo lograban llegar a mí, habían sido obviamente Ever, Katherine, Avril y Damen. Y, para mi fortuna-desgracia, había llegado esa chica de cabello chocolatoso y ojos verde claro para cambiar todo eso.

-No tienes idea cuanto.- dije, refiriéndome a Avril.

-Vamos, sabes que ella está bien. Siempre ha salido adelante sola, nunca nos ha necesitado.- me confortó Ev, acariciando mi espalda. Sonrió cuando me estremecí y besó mi mejilla.- Te quiero.

-Yo también te quiero...- respondí sonriendo.- Matar.

Hizo mueca de estar ofendida, realmente ofendida y me soltó. Arrastró los pies hacia donde estaba Damen y se sentó a su lado. El la rodeó en otro abrazo y me sonrió débilmente, como si llevara varios días sin dormir y estuviera realmente cansado.

-Lo siento.- suspiré finalmente. Ambos levantaron la cabeza y me miraron sorprendidos, como si aquello hubiera sido lo más sorprendente que hubiera dicho en varios años.- Ev, sabes que te amo. Que eres la mejor persona que he conocido y eso jamás cambiará. Y tú Dam, siento comportarme así, no es tu culpa. Solo me siento un poco… desesperado.

Damen se puso de pie y me dio un ligero golpe en el hombro. Rió suavemente y le regresé el golpe. Me retó con la mirada y pronto estuvimos dándonos golpes juguetonamente en el suelo. Oí a Ever suspirar y caminar hacia el teléfono, que sonaba insistentemente.

No supe cómo, pero de un momento a otro, nos encontramos pegados en paredes contrarias de la habitación sin posibilidad de movernos. Damen y yo nos dirigimos una mirada confundida hasta que vimos a Ever en el marco de la puerta sosteniendo el teléfono en una mano mientras la otra la tenía sobre su corazón.

-Ya sé dónde encontrarla.- Eso fue lo único que tuvo que decir para ponernos en marcha.





Golpeé la puerta y se abrió, pero quedó una gran marca en la madera que probablemente después debería pagar. ¿Qué más daba? Yo quería sacar a mi novia de ahí.

Me detuve un momento y sonreí. Nunca me había detenido a pensar en lo hermoso que sonaba esa palabra en mi mente. Nunca me había puesto a pensar en que todo lo bueno de mi vida, era gracias a ella. Tan solo teníamos unos pocos meses sosteniendo una relación “oficial” y ya sentía que la conocía de toda la vida.

-Reacciona, imbécil.- dijo Damen después de golpearme en la cabeza sacándome de mis ensoñaciones. Gruñí y le regrese el golpe, pero antes de seguir con la pelea, Ever pensó:

“Déjense de sus estupideces que no estamos aquí para eso.”

Ambos asentimos y cada quien tomó un camino diferente para buscar por la casa. Todos estábamos igual de desesperados por encontrarla. Por verificar que estuviera bien.

La llamada de Katherine a la casa nos había hecho ponernos más paranoicos y preocupados que antes. Algo andaba mal. Todos podíamos verlo. Dest se quejaba constantemente de persistentes dolores de cabeza, y dormía más de lo habitual, como si las noches le pasaran en cinco minutos y no descansara. Aquello no era normal.

Caminé por la casa, buscando en las habitaciones, echando ojeadas a las puertas, cuidando no hacer ruido. Claro que ellos ya sabrían que estábamos ahí por el olor, pero aun así, era como si sintiéramos la necesidad de tener cuidado.

“Por aquí.” Pensó Damen.

Ever y yo nos trasladamos a donde él se encontraba, listos para lo que fuera que pudiéramos encontrar. Abrió la puerta cuidadosamente, intentando no hacer ruido alguno.

Dest se encontraba recostada en una cama durmiendo apaciblemente, como si no lo hubiera hecho en años. Revisé el movimiento en su pecho, buscando el vaivén de el al respirar solo para comprobar que todo estaba bien, pero encontré un movimiento brusco y trabajoso, dificultoso. Genial, el frío le había hecho volver la neumonía. El cabello le caí húmedo sobre la frente y cuello, pegándose a su piel por el sudor. Tenía las mejillas coloradas, como si alguien la hubiera maquillado mientras dormía, pero todos sabíamos que no era así.

Desvié mi mirada un poco y vi a Katherine sentada junto a la cama, observándola cuidadosamente. Su expresión era intensa y pensativa, incluso un poco calculadora. Pareció no darse cuenta de que nos encontrábamos ahí, hasta que sonrió y habló.

-Se desmayó.- dijo calmadamente, como si no fuera nada. Se levantó de la silla y se acomodó la falda que llevaba puesta.

-¿Qué le hiciste?- gruñó Ever entre dientes. Damen le colocó una mano sobre el hombro para calmarla, pero ella solo la sacudió. Dio un paso al frente, esperando la reacción de su prima, para a la mejor provocación comenzar a pelear, pero Katherine solo la miró sobre su hombro e ignoró su comentario.

Me relajé un poco. Al menos estaba “bien”, o lo que podría decirse bien. Avancé hasta que estuve de pie junto a la cama y me senté a su lado. Acaricié la curva de su cuello con las yemas de los dedos, removiendo el cabello húmedo de su piel. Quería tomarla en brazos y sacarla de ahí, eso era precisamente lo que iba a hacer, pero algo me detenía y no sabía que era.

Ella se removió inquieta en la cama cuando rocé sus labios con la punta de mi dedo y atrapó mi mano entre las suyas. La acunó contra su mejilla y medio sonrió felizmente. La idea de meterme en su cabeza y ver que estaba soñando era más que tentadora, pero recordé lo mucho que odiaba que hiciera eso. Ella lo veía como una “invasión a su privacidad” pero yo más bien lo veía como “cuidar lo que más amo”.

-¿Qué le sucedió?- pregunté suavemente, cuidando mi nivel de voz para no despertarla.

-No sabemos.- respondió Will desde la puerta, sosteniendo un vaso con lo que todos supusimos era sangre. Arrugamos la nariz y ellos sonrieron. Le extendió el vaso a Katherine, pero ella negó con la cabeza.- Kath me llamó hace como dos horas que Dest se había desmayado. Fui por ellas y las traje de regreso.- suspiró y dio un trago al vaso.- Tenía mucha fiebre. Unos minutos más y hubiéramos tenido que llevarla al hospital.

-¿De qué hablas? Explícate mejor.- exigió Ever en tono caprichoso.

-Ardía en fiebre.- respondió el amablemente, todo lo contrario a ella.

-Eso ya lo dijiste. Duh. Me refiero al hospital.

Will sacudió la cabeza, fastidiado.

-Está enferma. Necesita quela cuiden. No que la saquen a la nieve en pleno febrero.- recriminó él, mirándonos acusatoriamente.

-Lo sentimos…- dijimos los tres al unísono.

-Estudié algo de medicina, pero les recomendaría que la llevaran con su médico de cabecera. Digo, solo para asegurarnos que todo esté bien.- dijo él. Suspiró y abrazó a Katherine, pasando un brazo por su cintura.

-¿Lucas?- llamó Dest desde la cama.

Me apresuré a darle toda mi atención para ver que podía necesitar. En el momento en el que me miró a los ojos, todo volvió a estar bien.

-Estás caliente.- dijo, acunando mi mano contra su mejilla.

-Dime algo que no sepa.- Bromeé. Oí algunas risitas a mis espaldas, principalmente de Ev y Will, ya que al parecer a Damen y Katherine no les hacía mucha gracia.

-Tonto.- murmuró ella.

-Tonta.

-Idiota.

-Mimada.- respondí. Me sacó la lengua y apretó mi mano.

-Prepotente.

-Hermosa.- dije. Ella se sonrojó un poco más, sorprendiéndome al hacerlo, pues creía que su rostro no se podía poner más colorado.

-Sácame de aquí. Quiero ir a casa.- pidió, sentándose en la cama apoyándose en sus codos.

La miré un segundo y supe que haría cualquier cosa para complacerla, no importaba cuan arriesgada o estúpida fuera. Solo quería verla sonreír. Coloqué un brazo bajo sus piernas y el otro detrás de su espalda. La alcé en brazos y me dirigí a la puerta. Hundió su frío rostro en la curva de mi cuello y sentí cuando inspiró mi aroma. Sonreí tontamente.

“Vaya. Esta chica sí que me vuelve loco”.

5 comentarios:

  1. wow amo tu novela! esta super! muy interesante!
    pasate si podes x mi blog sip?
    gracias :)
    bsoo!

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  2. OKEYYY!
    Me fascinaaaaaaa como va la historiaaaaa :O
    Pobre Dest :( ya quiero que se cureeeeee :D!
    Jajaja soy adicta a esta historia al 100% todavia no consigo nada que no me gusteee!
    Bianca Fabiola eres excepcionalmente una excelente escrito, amiga y persona!
    Me alegro de habertee conocido y haber encontrado tu bloggg!
    Un besote gigante y nos estamos hablando! quiero saber como va todo!
    Cuidate y disculpa por no comentar el cap pasado :( jajaja :D

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  3. Me encanta!! m puedes ayudar?? http://siempreyparasiemre.blogspot.com/

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  4. OW! Lindo, lindo, lindo lucas(:
    te molesta si lo secuestro por un dia? O una semana? O un mes? O un año?
    Te molesta si me lo quedo de por vida? XD
    hahaha

    Que tiene Dest?
    Si es la pulmonia, o es algo mas?
    WAAA!!
    Me encanta!

    ily(:

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