Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



martes, 29 de junio de 2010

41.1 Persecucion

¿Por qué siempre me metía en este tipo de problemas?

Bajé lentamente los papeles y los dejé dentro del baúl, con mis manos temblando y mi corazón latiendo fuertemente en mis oídos. Pensé en salir corriendo, pero ellos eran más rápidos y ágiles que yo, así que me atraparían más rápido y con menos esfuerzo del que yo emplearía intentándolo. Pero, ¿qué podía perder? Ya estaba en problemas. Flexioné mis piernas y me preparé para correr, pero cuando di el primer paso, choqué con algo que no podía ver. Caí al suelo aturdida, riendo tontamente de mi misma.

-Wow. ¿Con qué así se siente, no? Ev, juro que no vuelvo a hacerte algo parecido.- reí. Ella frunció el ceño y presionó sus labios reprimiendo una carcajada.- Hey, debes admitir que me veo graciosa, Ev.

-No te hagas la chistosita.- me regañó Damen. Le saqué la lengua y le extendí mi mano a mi prima para que me ayudara a levantarme. Ella la tomó, pero me dio un suave golpe en la cabeza. Yo la fulminé con la mirada y ambas reímos.

-¿Qué tiene de malo que quiera saber más sobre mi familia?- espeté. Me miró ceñudo y se cruzó de brazos.- ¿Acaso hay algo que no quieres que sepa?

Touché. Con eso me había librado de los posibles problemas. Si mantenía mi fachada de niña inocente nada sucedería, o al menos nada demasiado malo. Ellos me inspeccionaron con la mirada, sopesando las posibilidades de que yo pudiera estar mintiendo, pero al final suspiraron y se relajaron un poco.

-¿Qué buscabas? Tal vez te puedo ayudar.- se ofreció Ever. Enarqué una ceja y ella me sonrió y guiñó un ojo.- Por cierto, ¿mañana me acompañas de compras? En 4 días es Navidad y todavía me faltan algunas cosas. ¿Qué opinas, mi amor?

-¿Compras? ¿Con Ever?- Pensé, dejando a Damen oír mis pensamientos. Tragué saliva e hice mueca de terror. -Por favor, Damen, di que no, di que no. Si en algo me aprecias di que no.

Él sonrió maliciosamente y abrazó a Ev por la cintura, depositando un beso en su frente y quitando el cabello de su rostro. La miró con tanta ternura que parecía imposible y ella le correspondió con un beso en la mejilla. En ese preciso momento extrañé tanto a Lucas que dolía.

-Claro, preciosa. ¿A qué horas salen?- dijo Damen. Lo fulminé con la mirada y él pensó: “Esto es por la declaración de tu NOVIO en la fiesta, linda.”




Hacía frío; mucho frío y la calefacción del auto no era de mucha ayuda. Me hice un ovillo en el asiento del copiloto y Ever rió solo de verme. Ella seguía mirando la carretera mientras yo miraba por la ventana el paisaje hasta Raleigh; el bosque nevado, todo tan blanco y perfecto que parecía escenario de cuento de hadas. Me concentré un poco en encontrar algo de vida, algún animal, pero estaba vacío, era demasiado frío.

-¿Y… qué cuentas?- preguntó después de un rato. Giré un poco la cabeza y le hice mueca de flojera ignorándola. – Vamos Dest, alegrate un poco. No sera tan malo.

-Está bien. Soy una clase de princesa de fenómenos inmortales. Los vampiros me cazan, una chica besó a mi novio, mi mejor amigo me traicionó haciéndome venir contigo de compras. ¿Algo más?- bromeé.

-¿Cómo que una chica besó a Lucas?- preguntó sorprendida. Solo me limité a encogerme de hombros y ella supo que no quería hablar sobre el tema.- “Todo estará bien. El te quiere.”- pensó.

-“Lo sé, pero es complicado, Ev. No tiene muy buenos antecedentes que digamos.”- Pensé. No me importaba que leyera mi mente, de hecho eso quería que hiciera, no me sentía de humor para hablar y menos hablar sobre ese pequeño problemita mío.

-Tienes razón. Es todo un anciano. Deberías buscar alguien de tu edad. Unos 3 años, más o menos.

-¡Eres una tonta!- reí. Ella revolvió un poco mi cabello y siguió manejando.

-Llegamos.- masculló señalando un centro comercial. Suspiré resignada y cuando detuvo el auto miré el edificio sintiéndome derrotada.

Nos bajamos del auto y caminamos dentro del gran centro comercial. Yo arrastré los pies, mientras mi prima caminaba hacia su territorio. Me jaló del cabello y me hizo caminar más rápido para entrar cuanto antes.

“Toques. Toques. Toques.” Pensé.

-¡Auch!- se quejó, soltando mi cabello y alejándose de mi. Examinó su mano y me miró ofendida.- ¿Y eso por qué?

-No fue mi intención.- me defendí haciendo pucheros y pestañeando.

-Eres la peor mentirosa que he conocido.- me acusó. Frotó su mano y bufó, obviamente enojada.

-¿Qué? Tú me enseñaste que si me agredían me defendiera. Fue tú culpa.- La recriminé. Me fulminó con la mirada y seguí: - Eso pasa cuando le enseñas a una niña de 5 años que no debe dejar que nadie la lastime.

Recordaba bien ese momento. En el jardín de niños Shelby Jones, la niña más odiosa del kínder me molestaba por todo. Un día, estaba jugando en los columpios, y me jaló del pie haciéndome caer al suelo. Me golpeé la cabeza con una piedra y tuvieron que darme unas cuantas puntadas. Llegué a casa llorando porque no quería volver ahí, pero como mis padres estaban de viaje, Ever me abrazó y me dijo que nunca, fuera quien fuera, debía dejar que nadie me lastimara de ninguna manera. Así que al día siguiente que Shelby intentó golpearme, me lancé contra ella y digamos que no volví a ese kínder.

-Ahora resulta que es mi culpa.- reprochó. Asentí con la cabeza y reí.

-Pero así te quiero. Y gracias a eso me deshice de ese horrible kínder.- le agradecí.

Ever sonrió y me introdujo dentro de una tienda en la que vio unos cuantos vestidos. Ella se perdió entre los estantes y maniquíes mientras yo observaba fastidiada la ropa; vestidos, zapatos, blusas, pantalones, faldas… Demasiado para mi gusto. Me salí de la tienda y caminé hasta una librería que había enfrente. La dependienta me sonrió y me invitó a pasar, yo solo sonreí y me perdí en los pasillos.

Leer era uno de mis pasatiempos favoritos, después de cantar, y a esta edad, me era muy importante hacerlo. Mi vida ya era demasiada ficción, pero aún así los libros me hacían sentir un poco normal. Me trasladé a la sección de jóvenes y observe los títulos de todos y cada uno de los libros con cuidado, captando cada detalle de ellos. Pasé mis dedos por las pastas de algunos y suspiré; de alguna forma deseaba poder saber que secretos escondían detrás de esas coloridas portadas.

Cuando sentí un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, me detuve en seco. Sentí que alguien me observaba; sabía que alguien me observaba.
. Miré por el rabillo de mi ojo buscando a quien me había hecho sentir así, pero no encontré a nadie. Solo había un par de gemelas de un cabello tan rojizo que parecía falso; la madre de las pequeñas y un chico de piel morena y cabello oscuro.

Me convencí de que solo eran alucinaciones mías y salí de la tienda, ignorando el nudo en mi garganta. Cuando volví a entrar a la tienda en la que se había quedado Ever, me encontré con que apenas estaba pagando. Me extendió una bolsa y sonrió. A la dependienta le entregó una tarjeta y cobró.

-Ábrelo.- me incitó. Abrí la pequeña bolsa y saqué un vestido negro de encaje. El torso del vestido era ceñido a la cintura, y la falda hasta un poco más arriba de las rodillas, con una tela negra vaporosa al final de la misma. No tenía mangas y era sin tirantes. Miré a mi prima maravillada y ella sonrió orgullosa. Intenté decirle gracias, pero mis labios no respondieron.- De nada. Anda, vayamos a comer que me muero de hambre.

Salimos de la tienda y caminamos al área de comida. Ever pidió spaghetti y yo una pizza. Comimos en silencio un rato, hasta que el mismo escalofrío y la misma sensación de que alguien me observaba me atrapó. Giré un poco mi cabeza y vi al mismo sujeto que en la librería, solo que ahora comía. Sentí que era algo tonto culparlo de mis paranoias, así que lo dejé por un lado; lo que no pude ignorar fue mi inquietud y nerviosismo.

-Ev, ¿no sientes algo extraño? ¿Cómo que alguien nos mira?- levantó su mirada y me sonrojé. Se veía alterada, ligeramente nerviosa, como si algo no estuviera bien.

-¿Cómo si alguien nos siguiera?- preguntó. Asentí y suspiró.- Si, Dest. También lo siento. Deberíamos calmarnos e ir a más tiendas.- sugirió ella, no muy segura. Estaba a punto de protestar sobre lo de las tiendas cuando dijo:- En las tiendas no nos buscarán.

-Vamos.

Nos levantamos rápidamente y prácticamente corrimos, hasta una gran tienda que estaba repleta de personas. Llevábamos muchas bolsas en las manos, pero no éramos las únicas; al parecer, mucha gente había venido a hacer las compras navideñas. Nos mezclamos con todos y cuando sentimos que todo estaba bien, nos detuvimos.

Nos sentamos en una banca y cada una se sumergió en sus propios pensamientos, sin molestar a la otra. Estuvimos un rato en silencio, seguramente pensando en que debíamos hacer, cuando el chico de la librería empezó a caminar hacia nosotras. Ever lo examinó y balbuceó:

-Vampiro. ¡Corramos, Dest!- gritó. Tomamos rápidamente las bolsas y comenzamos a correr por el gran pasillo, con el chico ese pisándonos los talones.

Corrimos por casi todo el centro comercial para llegar a nuestra puerta, pero cuando estábamos a punto de llegar, nos detuvimos en seco.

-Maldita sea. Nos tienen atrapadas. Imbéciles, por eso se van al infierno. - maldijo. Dimos media vuelta y seguimos corriendo a toda velocidad, o a toda la velocidad que un humano puede correr.

La mayoría de la gente nos lanzaba miradas de enojo y de fastidio, pero si en algún momento se hubieran enterado de que vampiros nos seguían, hubieran hecho lo mismo. En todas las puertas del centro comercial había un vampiro o una vampiresa esperándonos. Miré para atrás y casi nos alcanzaba el de la librería.

-Entremos ahí.- ordenó Ever histérica, con la respiración trabajosa y el rostro empapado de sudor igual que el mío, señalando una puerta cerca de una de las tiendas.

Entramos y comenzamos a correr escaleras abajo. Estábamos exhaustas, las bolsas eran un gran peso y llevarlas era un lujo que no podíamos darnos en ese momento.

-Ev, debemos dejar las bolsas. Son muy pesadas.- sugerí mientras corríamos. Pude ver cómo le dolía hacer eso y el debate interno que estaba peleando, pero terminó dejando caer las cosas al suelo.

A unos cuantos niveles más, había una puerta de emergencia; si lográbamos alcanzarla estaríamos libres. La desesperación y el miedo me estaban comiendo viva, cada paso que daba sentía como si me alejara más de la puerta, y al parecer Ever pensaba lo mismo.

Estábamos a punto de alcanzar la puerta, cuando el chico moreno de la librería se paró frente a nosotras, bloqueando nuestra salida. Nos quedamos paralizadas, viendo como se le unía una chica de cabello negro azabache y ojos color miel. Una sonrisa burlona se curvó en sus labios y sonrió maliciosamente.

-Miren a quienes tenemos aquí.- se burló, dando un paso hacia nosotras. Ever lo retrocedió y me empujo hacia atrás con ella.- Nada más y nada menos que las preciosas primas Boudelair…






Lucas POV


Me levanté del sillón medio dormido y dejé la televisión encendida. Alguien golpeaba la puerta muy fuerte y escandalosamente, como si fuera urgente. Odiaba que me despertaran cuando dormía. Abrí la puerta y Damen entró sin que lo invitara.

-¿Sabes algo de Dest o Ever?- preguntó ansioso, con sus ojos llenos de preocupación. Me tallé los ojos, bostecé y me estiré, haciendo que se molestara. Bien. Me debía muchas.

-No. Dest me comentó irían de compras, pero no la he visto u hablado con ella desde anoche, idiota. Se supone que tú las cuidas.- reproché. Sus manos se hicieron puños y vi como libraba una batalla en su interior para no golpearme.

-Tú eres el novio y guardián de Dest, imbécil.- me recriminó. Tensé la mandíbula pero me relajé un poco. Tenía razón.- Tengo toda la tarde llamándolas y no me contesta ninguna. Ellas no son así.

-Eres un exagerado, Dam. Son chicas, aman las compras, ¿Qué esperabas?

-Buen punto.- cedió. Se sentó en mi sillón y tomó un poco de mi soda y palomitas. Lo fulminé con la mirada y el rió.- ¿Qué? No tengo nada que hacer.

-Da gracias porque eres mi mejor amigo, si no ya estuvieras fuera.-bromeé.

Por más que me decía que solo se estaban divirtiendo, no lograba convencerme del todo. Algo estaba mal, pero no lograba saber que era. Era como si hubieran tomado algo mío y yo lo buscara, pero sin saber que es. El pecho empezó a dolerme y pronto me costaba respirar. Caí al suelo y Damen corrió hasta mí. Me ayudó a sentarme y golpeó mi pecho hasta que pude respirar normalmente, solo que con un poco de fuerza de más.

-Dest es peligrosa, hace que te enfermes.-dijo intentando parecer inocente y gracioso. Le di un fuerte puñetazo en el brazo y me lo devolvió con facilidad.

-Cierra el pico. Hizo que me enfermara, pero de amor.- defendí, recordándola como lo que era, la criatura más hermosa del planeta.

-Cuidado con don Corazón. Lucas, sinceramente, solo te falta ponerte un vestido y pintarte las uñas para convertirte en chica. Eres tan… romántico y dulce.- dijo juntando sus manos y pestañeando como niña. Ambos reímos y aclaré:

-Tú eres igual o hasta peor con Ev.

-Es diferente.

-Si como no.- me burlé. Puso los ojos en blanco y bufó, regresando su atención al partido de soccer.

Miramos un rato la televisión, ambos gritando cada que nuestro equipo metía gol. De vez en cuando era divertido pasar tiempo con un amigo, pero estar con Damen era mejor que estar con cualquier otro chico. Podía llegar a ser un completo imbécil, pero era mi mejor amigo y la persona más divertida que conocía.

Comimos palomitas y tomamos sodas durante todo el partido. Ya necesitaba esto, tiempo de chicos. Cuando el partido terminó, el se quedó callado y mirando al suelo.

-Descubrimos a Dest buscando en los baúles del ático. En el baúl de Trevor.- masculló. Mi mandíbula cayó de la impresión y me enderecé en el sillón para verlo mejor.- No encontró nada de Katherine, pero aún así no podemos dejar de vigilarla, Lucas. No puede saber que ese monstruo es su hermana. La mataría.

-Yo hable con Katherine el día que pedí cuidarla yo. Me dijo que solo quería ser la hermana que no tuvo la oportunidad de ser.- expliqué cuidando ser respetuoso con mi amiga.- A pesar de todo lo que hizo, no es mala.

-Lo sé. Pero solo busca a su hermana. No la culpo por eso. Muchas veces puedes extrañar a las personas.- dije interrumpiéndolo. Yo mismo me sorprendí de mis palabras, pero ya era muy tarde para cambiarlas.

-¿Has hablado con Avril?

-Sí. Me contó lo que Holly le había informado de el Consejo y como había ayudado a Dest en la fiesta de Raleigh.- expliqué. Recargó su codo en su rodilla y su rostro en su mano, pensando bien las cosas.- Pero aún me pone los pelos de punta lo que sucedió en la fiesta. Maldito Taylor…

-No te preocupes tanto. Guarda ese odio para cuando tengamos la oportunidad de ponerle las manos encima al desgraciado.

-Avril dijo que nos ayudará a encontrarlo, pero lo veo muy difícil.- me lamenté. El puso una mano sobre mi hombro y le dio un ligero apretón.

-Vamos. Ella sabe lo que hace. La pequeña Avril es buena en esto.- dijo animándome.

Estaba a punto de responderle, cuando mi celular sonó. Le hice seña de que me esperara un poco y asintió. El número era el de Dest, por lo que contesté al instante.

-Dest, ángel, nos tenían preocupados, ¿donde están?- le pregunté, con la voz suave y calmada, cuando me sentía todo lo opuesto.

-Lucas—vampiros—atrapadas— ¡Ayuda!- fue lo único que logré entenderle. La sangre se me heló y mi pulso se aceleró. No oí nada más, solo estática y el típico pitido de cuando alguien cuelga.

-¿Qué sucede?- preguntó Damen junto a mí, al borde de la desesperación.

-Malditos chupasangres, ahora si me las van a pagar.





:)

miércoles, 23 de junio de 2010

40.1 Julieta

A la mañana siguiente, en lo único en lo que puedo pensar es en el “chico” o lo que fuera que estuvo en mi habitación y me habló. No podía explicar esa extraña sensación de bienestar que me causó cuando se despidió ni ese presentimiento de que ya lo conocía. El dijo que me conocía, ¿pero a que se refería?

Genial, no sé si sea por mi familia, pero todos los psicópatas parecen conocerme. Genial. Simplemente genial. Cuando por fin me logré levantar de mi cama, una imagen me mareo de nuevo.

“Yo en el balcón de mi habitación mirando hacia abajo y hablaba con alguien. Mis
mejillas estaban sonrojadas y mis labios curvados en una sonrisa.”


En eso, oí que algo golpeó mi ventana. Todavía no salía del letargo de las imágenes, así que eso me hizo brincar para atrás y hacer que el estante que había atrás de mí cayera, pero para mi suerte todo lo que había en él se salvó.

Cubrí mi rostro con mis manos y me quité todo el cabello de la cara. Vacilé un poco en abrir la ventana y salir, pero recordé que lo que había visto me había gustado, así que lo hice.

-Pero, ¡silencio! ¿Qué es esa luz que brilla súbitamente al través de la ventana? Es el oriente, Julieta, digo, Destiny es el sol…-citó como Romeo Montesco, de William Shakespeare. No pude evitar sonrojar ni sonreír por su seriedad y dedicación. Llevaba en su mano una rosa roja, cuyos pétalos relucían con la luz del sol.- Te ves hermosa hoy.

Con que esto era lo que había visto. Escalé el árbol que había junto al balcón, y como pude intenté bajar del árbol. Un crujido me hizo tratar de tomar otra rama, pero no alcancé, fue muy tarde. Sentí como la rama se rompía bajo mis pies y cerré los ojos esperando el impacto.

Nada. No pasó nada. Caí perfectamente al suelo, solo que con mis brazos cubriendo mi rostro y un grito ahogado en mi garganta. Lucas me miró atónito, mejor dicho a mi muñeca, donde el tatuaje del otro día que convenientemente ya había olvidado, resplandecía más que la última vez. Caminó hacia mí sin articular palabras, hipnotizado por aquel intrincado diseño. Tomó mi mano y la giró, dejando el tatuaje expuesto.

-¿Desde cuándo tienes esto?

-Yo… No sé. La semana pasada me lo encontré. Pensé que me lo había hecho en Laguna, después del baile, pero no recuerdo nada. Importa?- balbuceé y el negó con la cabeza. Me sonrió y me abrazó con fuerza. Su calor me hizo estremecer y ambos reímos por lo bajo.- Perdón.

Meneó su cabeza de lado a lado como los cachorros (y él) cuando estaban confundidos y sus labios quedaron curvados en una sonrisa. Tomó un poco de mi cabello y se lo llevó al rostro, aspirando mi aroma y suspiró.

-Exageré un poco con lo de Audrey. Debí haber sabido que algún día lo iba a intentar por cómo te mira, digo, no la culpo. Mírate, Lucas.- dije señalándolo. El presionó y curveó su boca en señal de disgusto y frunció el ceño.

-No exageres.- me regañó.- No soy tan perfecto como tú me ves.

-Uh-Huh

-Como digas, pequeña mentirosa.- me sonrió divertido y besó mi mejilla.- Ohh… Toma.- dijo entregándomela rosa. Tomé el capullo entre mis manos e inspiré su dulce aroma. Enarqué una ceja y con sorna, añadí:

-¿Qué? ¿Solo una?- puso los ojos en blanco y chasqueó los dedos y con eso hizo que algunas de las rosas del jardín de mamá flotaran a sus manos. Lo miré horrorizada mientras veía como unas de las posesiones más preciadas de mi mamá eran arrancadas de su suelo.- ¡¿Qué haces?! ¡Son las flores favoritas de mi mamá!

Miró para atrás con expresión de terror y solo pude oír:

-¡Corre!- gritó mentalmente.

Nos echamos a correr como niños pequeños por todo el patio mientras intentábamos escondernos de mi mamá, la cual seguía de viaje. No podíamos dejar de reír mientras corríamos por el pasto, yo con mis pies descalzos y el cabello revoloteando por el viento. Lucas tomó mi mano y me subió a su espalda. Lo abracé fuertemente por el cuello y el abrazó mis piernas que estaba rodeando su cintura. Se echó a correr con todas sus fuerzas y velocidad, tan rápido que solo lograba ver grandes borrones por donde corría.

No se dio cuenta y se tropezó con una piedra, haciéndonos caer y rodar por el pasto. Sentí como las piedras y pequeñas ramas me raspaban las manos y piernas, pero ignoré el ardor. Me sentía feliz, estúpida y ridículamente feliz. Cuando dejamos de rodar, no podíamos dejar de reír, sentía como me dolía el estómago de tanto reír pero no podía parar.

Seguimos así un buen rato hasta que nos logramos calmar un poco y nos recostamos sobre nuestros costados, quedando cara a cara.

-¿Te lastimaste?- me preguntó con una sonrisa.

-Dos horas después y apenas te acuerdas.- dije riendo. Frunció el ceño y me acerqué a él para besarlo. Cuando mis labios se posaron sobre los suyos, sentí como un cálido hormigueo me recorría de pies a cabeza. Lo amaba. Realmente lo amaba, ya no había nada que me hiciera dudar. Esa estúpida necesidad de él me lo confirmaba; ese hormigueo cada que me veía y esa sensación de cables haciendo corto dentro de mí lo reafirmaban. Una parte de mí sentía que moriría si no se lo decía, pero la otra no sabía qué hacer o como decirle.- Wow. Amo discutir contigo.

-¿Por qué?- preguntó ofendido. Lo miré de reojo y el giró la cabeza.

-Por que las reconciliaciones siempre son geniales.- dije regalándole una sonrisa a la cual él correspondió. Volvió a besarme, solo que esta vez el beso fue más dulce, perfecto al igual que siempre.- Deberé hacerte rabiar más seguido.

-Lo tendré presente.- respondió.-Dest, faltan 4 días para Navidad.

Me encogí de hombros y asentí. Navidad siempre me había gustado, pero había algunas razones para que este año no fuese así. Nos sentamos y él me pasó un brazo por los hombros para que estuviéramos más cerca. Lucas empezó a hablar, pero no lograba concentrarme en lo que decía, solo podía pensar en todo lo que tenía que hacer y por qué preocuparme.

Debía ir a comprar los regalos.

-Claro.- balbuceé inconscientemente.

Algo que usar para Nochebuena, Navidad y para Año Nuevo.

-Si.- dije otra vez. No sabía por qué, pero solo respondía automáticamente.

¿Qué comeremos esos días? Mamá y papá no estarán, solo nosotros 3, ó si Lucas quiere también él.

-Como quieras.- respondí a algo que no había oído.

Mucho por hacer y solo tengo 4 días, muy poco tiempo. Regresando a clases tengo que ponerme al corriente. Debo llamar a Bel y a Cam para ver si querrán que hagamos algo…

-¿Quieres vestirte hada y nadar en el agua de la cascada del bosque?- preguntó Lucas ansioso.

-Como sea.

-Dest, ¿me estás poniendo atención?- preguntó. Lo miré como si acabara de despertarme y me sonrojé. El me abrazó con más fuerza y besó mi cabello. Chasqueó los dedos y una rosa flotó hasta nosotros. Me colocó el cabello detrás de la oreja y acomodó la rosa ahí.

-Perdón. Estaba pensando en las cosas que debo hacer.- me disculpe.

Su mirada me dijo que no me creía, y sabía que la curiosidad lo estaba matando y no tenía nada malo decirle lo que estaba pensando, pero eso no era lo único. También estaba este extraño presentimiento de que algo malo iba a pasar pronto, pero no sabía cómo explicárselo.

Excepto que en el momento exacto en que nuestras miradas se unieron, olvidé todo eso y solo pensé en nosotros. En que a pesar de todo lo que estaba pasando, me sigue queriendo igual, sin importar mis desplantes. El me había estado enseñando a cómo manejar todo esto de los poderes y magia, sin importarle mi actitud un poco negativa. Nunca nadie me había tenido tanta paciencia como él, y esperaba que eso nunca cambiara.

-Vamos, Dest, ambos sabemos que no es todo. Cuéntame.- pidió. Tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos.- Confía en mí.

-He oído que nunca confíes en quien te dice eso.- bromeé. Puso los ojos en blanco y besó la palma de mi mano para después acunarla contra su mejilla.- Tengo un mal presentimiento. Tú sabes, todo lo que está pasando.

-Yo no veo de que debes preocuparte, ángel. Ya sabes que no voy a dejar que te pase nada.- murmuró en mi oído. Recargué mi cabeza en su hombro y por primera vez en mucho tiempo me sentí completamente en paz.- Te quiero, Julieta. Mi Julieta.

-¡Oh, Romeo! ¿Por qué eres Romeo? Reniega de tú sangre y rechaza tu nombre. Júrame que me amarás y dejaré de ser una Capuleto.- Actué. Estiró sus piernas y recosté mi cabeza en su regazo, siempre viéndolo a los ojos.

-Te quiero.- me dijo. Yo sonreí y acaricié su cabello.

-Yo también. Hey, hay algo en lo que he estado pensando. Me gustaría tener una hermana.- exclamé. Lucas comenzó a toser, atragantado por su saliva, y golpeó su pecho con un puño.- Sería lindo.- añadí, probando su reacción.

Había recordado el “sueño” en el que Trevor decía que nosotros 2 y Katherine somos hermanos. No había tenido el valor de preguntarle a alguien algo, así que me decidí a dar algunas indirectas haber que sucedía; y Lucas sería el primero en mi prueba. Yo estaba convencida de qué era un sueño, pero se sentía tan real que me costaba creerlo, era más como esas visiones que tenía ocasionalmente; yo sabía que era verdad, pero esto no me convencía mucho. Creía, tenía que creer que era un sueño por el bien de mi cordura.

-Es una locura, Dest. Ya tienes a Ev.- aclaró. Lo miré detenidamente sopesando su reacción, la cual era muy seria, y me convencí de que decía la verdad.- ¿A que se debe la pregunta?

-Ya te dije, solo estaba pensando.

-Pues deberías pensar en cosas más importantes, Dest.- dijo riendo. No sé por qué, pero algo en su expresión me hizo dudar.




Cuando Lucas se fue en la noche, me decidí a buscar en el ático algo que me probara que solo eran cavilaciones mías, producto de un golpe en mi cabeza, pero una odiosa vocecilla dentro de mí no me permitía olvidarlo, me lo recordaba constantemente, como un pequeño reloj que suena cada hora y no te permite olvidar que está ahí.

Cuando “actué” mi hora de dormir, corrí por los pasillos de la casa en dirección a la escalera del ático, pero me di cuenta que no es tan fácil como parece, y de espía o encubierta, soy un asco. No quería que nadie me viera u oyera por que empezarían a preguntar cosas a las cuales no quería responder o simplemente no sabría cómo hacerlo.

Cuando estaba a 3 puertas de mi objetivo, recordé súbitamente que antes de la puerta del ático, estaba la habitación de mi prima. Ese sí que iba a ser un problema, ya que no pueden dejar pasar una pequeña sombra o un casi inaudible ruido por nada del mundo. Recordé algo de lo que Lucas me había enseñado; puse mis dedos en mis sienes y me concentré en que la puerta se abriera sin hacer ningún y cuando esta lo hizo, no pude evitar sentirme orgullosa de mi misma; este era un gran avance.

Está bien, puede que poder hacer todo esto no fuera tan malo, pero aún no me convencía. El sueño de toda chica de 16 años como yo, es ser joven siempre y tener un novio como Lucas, así que cualquiera diría: ¿Qué demonios le sucede a esta chica? Y el problema era que ni yo misma lo sabía. Odiaba saber que nunca cambiaría, que me quedaría atrapada en esta imagen por siempre, pero quitando todo eso, mi vida era buena, tal vez perfecta no, pero si buena.

Presioné mis labios y puse casi todas mis energías imaginando algo para que no me vieran u oyeran. Cuando estuve convencida de que lo había logrado, caminé tranquilamente frente a su cuarto y me detuve a verlos. Mi prima estaba tiernamente recostada sobre el pecho de Damen y este la abrazaba con dulzura mientras la veía como a la cosa más hermosa de este mundo y sinceramente, no lo culpaba. Exactamente así me sentía yo y esperaba que algún día Damen lograra entenderme. Seguí mi camino y subí las escaleras, desactivando lo que fuera que hubiera hecho.

Todo estaba cubierto de polvo y telarañas, aunque la mayoría eran baúles y grandes cajas tipo cofres antiguos. Divagué viendo los viejos muebles de mamá y las pinturas papá, viejos vestidos de Ever y uno que otra arma de Damen, todo perfectamente conservado a pesar de casi todo tener más de 100 años. Al fondo, alejado de todo, vislumbré un par de baúles, uno con mi nombre y otro con el de mi hermano.

Vacilé un poco en ir a revisarlos y al final me decidí. Cada paso que daba se sentía inseguro y mientras más me acercaba, más sentía que me alejaba de todo. Cuando por fin tuve los baúles frente a mí, abrí el mío sin dudar.

Tenía muchas fotos mías y papeles con mi información. Hojeé un poco pero no encontré nada de lo que estaba buscando, hasta que al final vi una foto que llamó mi atención.

Era una chica de cabello café que reconocí como Katherine. Sonreía más que feliz y emocionada a la cámara, mientras cargaba a una bebé del mismo color de cabello y ojos verdes. Yo.

Dejé caerla foto completamente asqueada. No. No. Y no. Algo estaba mal, realmente mal. Abrí el baúl de Trevor y busqué una foto o lo que fuera hasta que encontré su acta de nacimiento original. Todo era normal, excepto la fecha, claro, pero había un detalle que me hizo sentir que me ahogaba. En lugar de decir que fue solo un bebé, tenía marcada la casilla de 2 bebés, y no solo 2, si no que eran gemelos. Busqué rápidamente una que fuera un poco más actual, y me confundió ver que en su última acta de nacimiento, solo venía que era bebé único; nada de gemelos.

Está parte de la casa, siempre había estado prohibida para mí desde que tenía memoria y ahora sabía por qué. Respiré hondo un par de veces y me recargué en la pared, sintiendo como mi corazón martillaba en mi pecho y zumbaba en mis oídos.

-¿Te ayudamos o ya terminaste?- gruñeron Ever y Damen desde la puerta.

¿Por qué siempre me metía en este tipo de problemas?




-------

Holaa!! (:
Espero les gustee, se qe no es mi mejor capitulo, pero es todo para lo qe mi cabezita da. D;
&& cuentenme, qe haran en la mejor epoca del a~o [vacaciones:D]?? xD
jajaja
Como veran, ya cambie la musica, ya me tenia harta MileyCyrus con esa cancion, a ustedes no? Aclaro: me encanta MC solo que esa cancion la oi muchoXD
Ya casi se acabaa la historia! :D
Buehh..(: Nos vemos pronto:P
Comenten! (:
Ily♥

jueves, 17 de junio de 2010

39.1 Cumpleaños

-Esto no es normal. Se desmaya mucho.- dijo un chico. Damen.

-No, no lo es. – le respondió otro chico con una mezcla de ansias y preocupación. Lucas.

-¿Y qué querías que le pasara, idiota? La golpeaste muy fuerte.- gruñó una chica. Ever.- Debería llamar a mis tíos.

-¡Ya te dije que fue un accidente!- le gritó Damen.

Podía oír la desesperación en la voz de mi amigo, pero me costaba identificar donde estaba mi boca o cualquiera de mis músculos para moverlos y responderles. Tenían razón, de pronto me sentía muy cansada y otra veces con mucha energía.

Alguien puso su mano sobre la mía y el calor de su piel se sentía abrasador, pues sentía que me estaba congelando. Me estremecí un poco y cuando unos labios rozaron mi frente, me sentí con más fuerzas y abrí ligeramente los ojos.

-Si, Dam, eres un idiota.-susurré casi riéndome.

-¿Cómo…?- dijeron mi prima y Damen al unísono. Lucas rió por lo bajo y me miró a los ojos unos instantes, con tanta ternura que parecía imposible.

-Transferir un poco de energía no es tan difícil.

-Lucas…- susurré tratando de regañarlo, pero puso sus suaves dedos sobre mis labios y los presionó ligeramente. Atrapé su mano entre las mías y besé el torso de la misma.

-¿Para qué quiero tener todas estas habilidades si no puedo hacer que te sientas un poco mejor, Dest?-dijo entrelazando nuestros dedos. Me atrapó con la mirada. Sus ojos estaban cargados de angustia, pero a la vez del más bello brillo de amor que pudiera haber.

Todo en mi interior dio un vuelco y la temperatura subió. Desde la primera vez que Lucas me besó, todo en mí había cambiado, pero había cambiado para bien. Todo en el me hacía bien y eso era algo más que perfecto. Yo sabía que Lucas no era perfecto, que tenía defectos como todas las personas, pero esos defectos son lo que hacen que me sienta así por el.

Como de costumbre, Damen carraspeó ruidosamente e interrumpió el momento tan lindo que estaba pasando. Me senté en la cama, la cuál era de Damen y Ever, y los inspeccioné a todos con la mirada. Tenían la mirada llena de alivio y unas tontas sonrisas nerviosas en los labios. Damen se acercó a mí y se sentó a mi lado, empujando a Lucas con la cadera y haciendo que este cayera.

-¡¿Qué te pasa?!- gritó molestó. Le hice seña con el dedo de que se acercara, y cuando estuvo lo bastante cerca, besé su mejilla. Se sonrojó y soltó una risita como las que hacía cuando algo le gustaba, tan hermosa que no pude evitar reír yo también.

-Lucas…- llamó mi prima. Tenía esa mirada de cachorrito con la que siempre atrapaba a todos y le sonrió.-Tengo hambre, ¿me acompañas por algo de comer?

-No puedo yo…- intentó decir, pero con un movimiento de mano de mi prima, su boca se cerró.
-Lucas… acompáñame por algo de comer.- volvió a decir mi prima, pero ahora entre dientes y un poco desesperada.

-Pero, Ev…

-¡Argggg! ¡¿Tú no entiendes indirectas o qué?!- gritó ella. Su mirada era todo desesperación y ansias; nunca había tenido mucha paciencia.

Estiró la mano e hizo como si fuera a tomar a Lucas con ella aunque estuvieran un poco lejos y empezó a caminar a la puerta, con Lucas siendo arrastrado detrás de ella.

-¡Auxilio! ¡Me secuestra la loca!- gritó Lucas riendo, siendo un poco dramático. Mi prima refunfuñó algo ininteligible antes de salir y Lucas me guiñó un ojo.

La habitación quedó en silencio cuando Ev y Lucas se fueron. Era ese tipo de silencio que te hacía sentir tan incómodo que sentías la necesidad de salir corriendo de ese lugar. Eso quería hacer yo, correr. Alejarme por un momento de todo y de todos para aclarar mis pensamientos, pero no, tenía que afrontar las cosas tal y como vinieran.

-De nuevo a donde empezamos…- dijo el al fin, rompiendo el silencio.

Hasta yo misma me sorprendí cuando me lancé a sus brazos y me atrapó en un cálido abrazo, de esos que tanto me hacían falta. No estaba llorando, pero se podría decir que si sollozando. El frotó mi espalda con sus manos y después me alejó un poco para quitar el cabello de mi cara. Paso su mano por todo mi cabello, acomodándolo y peinándolo con sus dedos.

-Señorita despeinada…- dijo con una pequeña sonrisa, burlándose de mi aspecto.- Dest, se que tienes estas política de bañarte cada mes y sin usar jabón, pero un poco de shampoo no te vendría nada mal.

-Y a ti no te vendría mal lavarte los dientes de vez en cuando…- bromeé. Puso su mano sobre su corazón e hizo como que estaba herido. Ambos reímos y así se aligeró el ambiente.

-¿No estás enojada?- preguntó. Su mirada estaba casi tan adolorida como la mía, y me sentía como si no fuera para menos. Volví a abrazarlo y me quedé así un rato.

-Nop, estoy preocupada porque nuestra amistad desaparezca, Dam.

-No lo hará, pequeña. Mientras me queden fuerzas, no lo hará.- me abrazó con más fuerza y me entretuve un poco sintiendo su corazón latir al mismo tiempo que el mío.- Mmm… O es pura casualidad que tengamos los latidos al mismo tiempo o los aliens nos raptaron, nos mataron y nos revivieron al mismo tiempo.

-Dam, ningún alien nos raptó.

-Pues con ese cabello…-bromeó. Puse los ojos en blanco y le di un ligero golpe en el hombro.- Tengo que recompensarte por lo que dije. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Me senté nuevamente y lo miré a los ojos. Hice mi mueca de detective y froté mi barbilla, tipo Sherlock Holmes. Fruncí el ceño y después sonreí. -Ahora que lo menciones… si. Hay algo con lo que necesito que me ayudes.





POV Lucas

-¿Ya puedo ver?- pregunté. Dest rió cuando sus frías manos se presionaron contra mis ojos y yo me estremecí. Las ansias me estaban matando. El ser privado de uno de mis sentidos me hacía sentir… vulnerable.

-Por favor, Lucas, ¿crees que yo te voy a atacar?- preguntó ofendida. Levanté mi mano hasta donde supuse que estaba su rostro y acaricié su mejilla.-Ni qué fueras tan importante como para desperdiciar energía en eso.

-Auch. Eso me dolió.- bromeé. Ella soltó una risita nerviosa y besó mi mejilla.- Pero tú sabes que te encanto. Te vuelvo loca. ¿Y cómo no? Soy guapo, sexy, inteligente… ¡Dios! Soy perfecto. El sueño de toda adolescente.

-Pues en lo que a mí concierne, soy la única adolescente que te soporta. Y si, podrás ser guapo, pero es a mí a la que los chicos voltean a ver cuando salimos.- No pudo terminar de decir la oración pues explotó en ruidosas y melodiosas carcajadas. Me imaginé como abrazaba su abdomen como hacía cuando reía mucho y como su rostro se teñía de rosa.

-Pues que esos chicos te acompañen hoy.- gruñí. Me crucé de brazos y le di la espalda, a pesar de no saber donde estaba.

Me sentía nervioso porque Megan y Taylor no habían hecho nada desde el baile. Hoy era mi cumpleaños, 19 de diciembre, pero tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar y era por eso que me ponía tan nervioso no ver nada, pero Dest no me lo permitía. Gracias a Dios, hoy habíamos salido de vacaciones y tendríamos otras 2 semanas para relajarnos.

Ella “vio” que nada malo iba a pasar, pero lo que todavía no entendía era que el futuro cambia constantemente y sus visiones no eran muy exactas. Toda mi preocupación era por ella. Si a mí me hacían algo, lo soportaría para que ella se encontrara a salvo, pero donde algo le pasara a Dest… No. No quería ni imaginarlo.

-Perdón.- dijo con voz de niña pequeña. Me abrazó por la espalda y puso su barbilla sobre mi hombro, de manera que nuestras mejillas quedaron unidas. Ella estaba caliente y su mismo calor me hizo estremecerme con el frío.-Sabes que te quiero a ti.

-Yo también te quiero. Eres mi única razón para vivir. ¿Qué haría sin ti?

-Lo mismo que hiciste todos esos siglos…- en su voz podía distinguir un matiz de tristeza y algo de decepción. Me quité el pañuelo de los ojos y vi como su sonrisa se descomponía poco a poco. Cuando traté de hacer que me viera a los ojos, alejó su rostro y dio un paso para atrás.

-Ese es el problema, ángel. No sé como hice todos esos años para vivir.- dije tratando de hacerla sentir mejor pero al mismo tiempo abrirme un poco más con ella.- Dest, lo que yo hacía no era vivir. Yo sobrevivía. Todos los días odiaba despertarme porque era lo mismo. Nada me sorprendía, nada me hacía sentir lleno. Después te conocí y ¡Bam! Eres esa luz que ilumina mís días y mis noches. Tú le das sentido a mi vida y a todo lo que hago.

-No hagas eso…

-¿Hacer qué?- pregunté. Ella enarcó una ceja y soltó una estruendosa risa. Una risa llena de nostalgia, de esas que no te invitan a que te unas.

Se encogió de hombros y suspiró. Levantó el rostro y observó el cielo, mejor dicho las estrellas. Tomé su mano y la puse a una pequeña distancia de la mía. Ese brillo que semanas antes le había mostrado apareció, solo que esta vez con más brillo y de un rosa más intenso. Ella lo miró fascinada, con un brillo infantil en la mirada que me hizo recordar lo que me había contado sobre su niñez.

Dest es bella, no solo por fuera, sino también por dentro, y eso es lo que la hace única. Si, conocí a muchas chicas antes que a ella, pero ninguna tiene punto de comparación. Es fuerte y decidida, cumple sus promesas y afronta las consecuencias de sus actos, pero también es dulce y sincera, se preocupa por todos y sabe perdonar, cualidad que a mí me falta.

-Es que me siento mal cada que tú dices todas esas cosas lindas y yo nunca te digo nada que te haga sentir bien o especial como tú haces. Eso me hace sentir… mal.

-Hey, no te pido nada a cambio.- le dije. Volvió a suspirar y tomó mi mano, para prácticamente arrastrarme dentro de su casa.

Ella me había dicho que como no tuvo tiempo de ir a comprarme nada ni organizar nada, solo cenaríamos ella, Ev y Damen en su casa. Pero cuando encendió la luz y todos gritaron: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, LUCAS! Me di cuenta que me había mentido, lógicamente.

-Feliz cumpleaños, guapo.- dijo dándome un fuerte abrazo y un rápido beso en los labios.- Sorpresa.

-Dest… yo… Gracias.- fue lo único que pude decir.

La última vez que alguien me había organizado una fiesta sorpresa había sido tanto tiempo atrás que no logré recordar quien había sido, probablemente Avril o Ever.

-Feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños, feo Lucas. Feliz cumpleaños a ti.- cantó Bel.

Llegó por mi espalda y me dio un efusivo abrazo. Dio un brinco y quedó colgada de mí, con sus piernas envolviendo mi cintura; parecía un chango. Dest la miró divertida y Dean me ayudó a quitármela de encima.

-Wow. Muchas gracias, chicos.

-Dale gracias a tu preciosa novia. Ella fue la que organizó todo.- dijo el dándome un rápido abrazo.

-¿Cómo lo hiciste?- le pregunté a Dest. Un suave rubor le cubrió las mejillas y ella miró al suelo realmente apenada.

-Yo… tenía que practicar un poco con estas… habilidades o como ustedes les llamen y aproveché un poco. Pero no lo pude haber hecho sola. Damen me ayudó, al igual que Ever, Cam y Bel. Dean y Shane lograron mantenerte un poco distraído también.- tomó nuevamente mi mano y la elevé al nivel de mis labios para besarla.

-Ya déjate de cursilerías y vamos a bailar.- nos animó Bel. Cam hizo mueca de disgusto y entornó los ojos.

-No seas amargada, Camilla.- le susurró Shane al oído. Ella suspiró conteniendo la risa y lo siguió al patio de la casa, donde la fiesta se estaba llevando a cabo.

El jardín estaba todo decorado con pequeñas lucecitas blancas, como las que se usan en los árboles de navidad. Las mesas tenían manteles blancos y algunos adornos con flores y unas cuantas velas. Una mesa con comida y botanas estaba junto a una bella fuente de un ángel tocando un arpa y todos bailaban con la música, y con todos me refiero a toda la escuela.

Bailamos, comimos, reímos, hablamos, durante unas 2 o 3 horas, hasta que Dest me susurró al oído que la acompañara a su cuarto para que me diera mi regalo, pero que me adelantara porque necesitaba hacer algo antes. Me levanté de la mesa y caminé dentro de la casa. Estaba a punto de subir las escaleras, cuando Audrey, la chica rubia de mí salón que me había coqueteado en el baile, me tomó por el brazo.

-Feliz día, Lucas.- dijo. Me dio un abrazo y un beso en la mejilla, demasiado cerca de los labios para mi gusto.- Te ves genial hoy.

-Este… gracias.- respondí un poco nervioso. Su sonrisa era pícara y descarada y por alguna razón no me dio buena espina.- ¿Necesitas algo?

-¿Me puedes decir dónde está el baño?- preguntó. Miré mi reloj con ansias, pero asentí; no podía dejar de ser un caballero.

La conduje al segundo piso y caminamos en silencio por el pasillo. Cuando vi la blanca puerta del baño, una ola de alivio me llenó por completo y me sentí un poco… liberado.

-Aquí es…-dije, pero ella me lanzó contra la puerta y estampó sus labios contra los míos, en el momento exacto que Dest daba vuelta por el pasillo.





POV Dest
Corrí a mi cuarto y tomé la pequeña caja con el regalo de Lucas. Está bien, yo sabía que no era demasiado, pero, ¿La intención es lo que cuenta, no? Salí rápido, pero cuando estaba dando vuelta por el pasillo de las escaleras, oí la voz de Lucas.

-Aquí es…- le dijo él a Audrey.

Pero no lo dejó terminar, ella lo lanzó contra la puerta haciéndola crujir y lo besó. Sentí como la sangre se me drenaba del rostro y mis manos se volvieron tontas y flojas. Lucas la lanzó bruscamente para atrás y le gritó que no volviera a hacer eso. Yo sabía que ella era la que lo había hecho, pero el sentimiento era el mismo.

La caja con el regalo se me cayó al suelo y Audrey rió, seguramente por mi expresión. Lucas estiró su mano hacía mí, pero no pude. Salí corriendo a no sé donde, lo único que quería era salir de allí.

Llegué nuevamente a mi cuarto y lancé la puerta, cerrándola con candado solo con pensarlo. Me tiré en el sofá que tenía junto a la ventana y me quedé viendo la fiesta, decidida a no llorar. Tomé grandes bocanadas de aire, pensando que si sacaba todo el aire de mis pulmones y hacía entrar aire nuevo, la sensación de vacío se esfumaría, pero como de costumbre, estaba mal.

-Dest… ábreme.- le oí tocar la puerta. Sus golpes eran desesperados, caóticos, mientras yo me rehusaba a verlo. No sé cómo, pero logró abrir la puerta y corrió a donde yo estaba.- Yo no hice nada.

-Shhh…- lo silencié. Me miró avergonzado y cuando me levanté y lo abracé, me sentí cansada otra vez.- No quiero saber nada, Lucas.- le dije cortante.

-Pero yo…

-Shhh… Vamos. Si no bajó pronto, creó que Damen terminará en la cárcel por asesinato.



Cuando bajamos, actué como si nada hubiera pasado, pero Bel y Cam, Ev y Damen, Shane y Dean, pero sobre todo Lucas, notaron mi drástico cambio de humor. Audrey se fue de la fiesta, lanzándole un beso a Lucas. Me sentía enojada, me sentía herida, quería que Lucas se fuera y me dejara sola.

-Qué el cumpleañero pase a decir unas cuantas palabras.- dijo Shane por el micrófono.

Lucas me abrazó por la cintura, pero traté de alejarme. Subimos al pequeño escenario y todos voltearon a vernos con sumo interés.

-Primero, muchas gracias por venir. Pero sobre todo por los regalos, digo, ya me hacía falta ropa. Creo que también un baño pero eso es otra historia.- bromeó. Todos rieron de su chiste, pero mi humor no me lo permitió.- Segundo, le quiero agradecer a mi novia aquí presente, Dest por haber organizado todo.

Cuando Lucas dijo “Novia”, Damen escupió la bebida que tenía en la boca. Me fulminó con la mirada y mi prima entre risa y risa lo ayudó a limpiarse. La gente aplaudió y la fiesta siguió.

-Hablaremos luego, Dest.- pensó Damen.



Cuando todos se fueron, dejamos las mesas y todo afuera para limpiarlo al día siguiente. Me despedí de mi familia y me fui a mi cuarto. Cuando entré, sentí algo raro que no sabría describir. Una figura se irguió cuando me vio mientras yo me quedaba clavada al suelo. La diferencia era que esta vez, no se había marchado.

En la sombra, lo único que pude distinguir, fueron unos brillantes ojos azules que me resultaron inquietantemente familiares. Estiró su mano para tocarme, pero di un salto para atrás, escapando de su agarre.

-¿Quién eres y que quieres aquí?- pregunté con voz temblorosa.

-Me temo que no te puedo decir eso. Aún.- me respondió. Su voz era suave y cálida, pero a la vez me envió una serie de escalofríos por toda la columna y mis brazos y piernas.

-¿A qué te refieres?

-A que pronto lo sabrás, pero todavía no es el momento, Dest.- me respondió. Lo miré sorprendida y se le escapó una risita.

-¿Cómo sabes quién soy?- pregunté a la defensiva. El dio un paso hacía mi y no se por qué, no puede retroceder. Sabía que debía gritar, hacer algo, pero no podía, no podía hacer nada.

-Sé mucho más de ti de lo que te imaginas. Ahora, debo irme. Fue un placer volver a verte.- esa fue su respuesta. Me confundió. Pero cuando estaba a punto de preguntar más, puso su dedo sobre lo que supuse era su boca y me silenció.

En el momento en el que se acercó y me dio un suave beso en la frente, para después salir por la ventana, me sentí bien, extraña y escalofriantemente bien.

¿Qué demonios fue eso?- me pregunté a mi misma, mientras intentaba recordar como respirar.



------------------
Quien será?? XD
por favor no me maten, sigo en examenesD:
Wii! MEXICO LE GANÓ A LOS CAMPEONES DEL MUNDO!!
ahora si, prometo pubblicar más seguido, si no, vengan a mi casa y matenme..
Perdon..:$
Giselle, Mil gracias x tu ayuda, enserio, ya sabbes qe si ocupas algo, aqi estoy yo:D Amo tu blog, pero sobre todo tu forma de pensar, gracias x tu apoyo y tu ayuda!!
Comenten!
Ya casi no lo hacen.. no les gusta como va la historiaa??:(
Cuidensee,
ilyy♥

jueves, 10 de junio de 2010

38.1 Cruel

Pequeños temblores comenzaron a recorrer a mi prima de pies a cabeza, cobrando intensidad poco a poco. Tenía los ojos cerrados y las manos en puños, haciendo que sus largas uñas se clavaran en sus palmas y unos delgados hilos de sangre cayeran al suelo. Miré a Lucas de reojo y vi como tensaba la mandíbula y todos sus músculos mientras veía correr la sangre de Ever. Le di un pequeño codazo y fue como si escapara de un trance.

-Si me dejas explicarte...- pedí, ignorando el comportamiento de Lucas. No se molestó en abrir los ojos, los temblores, que ya eran violentas sacudidas, empezaron a perder intensidad hasta que solo parecían pequeños espasmos.

-Ev, Dest no tiene la culpa.- habló Lucas. Se levantó de la cama e intento caminar hacia ella, pero cuando estaba a punto de llegar, ella alzó su mano y Lucas se vio repelido por algo que ninguno de los 2 éramos capaces de ver.- Ev, se razonable.

-Vas a salir de la habitación de Destiny. Vas a tocar la puerta y vas a invitar a Damen a alguna parte fuera de la casa.- escupió mi prima. Lucas volvió a dar un paso hacía ella, pero ahora salió disparado hasta la pared al otro lado de mi habitación.- Vas a salir de la habitación de Dest, vas a tocar la puerta y vas a invitar a Damen a alguna parte fuera de la casa.- repitió.

Lucas se abrochó la camisa, se puso los zapatos y saltó por la ventana. Yo y Ever nos quedamos quietas, mirándonos a los ojos con expresiones retadoras, o al menos hasta que Lucas estuvo lo suficientemente lejos como para oírnos. Ever suspiró y sonrió. Caminó hacía mi y se sentó en mi cama.

-Dest, por favor dime que no tengo que volver a hablar contigo sobre este tema…- preguntó ruborizándose. Al principio no entendí, pero después capté que lo preguntaba por como me había atrapado. In fraganti.

-Ev… yo no… nosotros…- balbuceé. Ella rió y me dio un rápido y juguetón golpe en el brazo.

Seguía sin poder moverme, pero ahora me sentía consternada por su extraña reacción bipolar; eso no era propio de ella. Esa sonrisa seguía en su rostro cuando me levanté y caminé a la ventana para cerrarla.

-Vale. Ya dime que sucede que me estás asustando.- solté por fin. Ella soltó una fuerte risotada y se acercó a mí.

-¿Qué tan cruel me crees, Dest?- preguntó. Enarqué una ceja e hice mueca de estarlo pensando seriamente. El plató de cereal llegó hasta sus manos y comió un poco.- Dest, claro que no iba a dejarte encerrada en tu cuarto 3 meses sin ver a tu novio.

-Espera, ¿Cómo sabes que es mi novio?- pregunté, guardándome mis pensamientos para mí misma. Me miró como si la pregunta fuera estúpida y el flequillo le cubrió todo el rostro.

Según yo, no le había mencionado nada de mi relación con Lucas, pero Ever tenía algo. Algo que la hacía siempre saber que era exactamente lo que pasaba conmigo. Eso era lo que me encantaba de mi prima; que me conocía tan bien que no necesitaba hablar para que ella supiera cuando necesitaba llorar con alguien.

Aunque… Tal vez fuese que leyó mi mente en alguno de mis descuidos. Tengo algo en contra de la violación de mi privacidad, y toda mi familia, incluido Lucas, lo sabía. Sentía como si invadieran mi espacio personal. A veces ni yo podía evitar enterarme de cosas que preferiría no saber, pero no como ellos, que lo hacían cada que tenía oportunidad. Lo dejé pasar solo una vez, por que no me había hecho quedar mal ni nada.

-No sé. Si tú y Lucas nunca están juntos, nunca se abrazan, no te quejaste del castigo y nunca lo defiendes. ¿Seré bruja?- preguntó con una mezcla se sarcasmo y gracia. Puse los ojos en blanco y me encogí de hombros, suspirando tan fuerte que se estremeció.

-Eres una tonta.

-No te enojes…- pidió con ojos de cachorrito y haciendo pucheros, tal y como siempre funcionaban con todos menos conmigo y Trevor.- Dest, no te podía decir nada, Mis tíos estaban realmente molestos y Damen… deberías hablar con el.

-¿Para qué? ¿Para que me este diciendo lo que mi hermano desearía que yo hiciera? No gracias.- gruñí.

No había cruzado palabra con Damen, ni el conmigo. No es que ninguno de los 2 lo hubiésemos intentado de todos modos. A veces, necesitaba de mi amigo, para platicar de nada o desahogarme, pero ni yo tenía las ganas de pedir disculpas por haberme ido ni el la vergüenza por decir lo que dijo de mi hermano.

Si, sabía que todo lo hacía por mi bien, que quería que o fuera la mejor persona posible, pero a veces, ninguno de los 2 pensábamos antes de hablar. Mis lecciones habían sido suspendidas indefinidamente, ya que Damen, mi instructor, no me dirigía la palabra.

-Dest, se siente muy mal por lo que dijo.- dijo mi prima mirando al suelo.- Tú sabes que no lo dijo a propósito.

-¿A no?- dije, sintiendo la picazón en mis ojos y el ardor de mi garganta.- Ev… tú sabes lo mucho que me dolió y el también. Me pudo haber dicho otra cosa, lo que fuera y no me hubiera dolido tanto.

-Dest… No lo estoy justificando. Pero estábamos muy preocupados…

-No lo hace más fácil, Ev.- agaché la cabeza, en señal de no querer seguir con el tema. Cuando su pálida y cálida mano se posó sobre la mía y vi la pulsera que le regalé cuando yo tenía 6 años, recordé que la mía y mi collar habían desaparecido.- Ev…

-¿Si?- preguntó jugueteando con mis dedos.

-¿Tú tomaste una pulsera y un collar de mi buró?

-¿Yo?- me respondió con voz neutra, inspeccionando todos y cada uno de los rincones de mi cuarto.

-¡No! Mi otra prima que también se llama Ever.- respondí con sarcasmo. Ella frunció el ceño y me sacó la lengua.- Si, Ev, te pregunté a ti.

-No, yo no tomé nada tuyo, Dest. – dijo enfurruñada. Su mueca d niña consentida me hizo reír y me lanzó una almohada. Así inició una rápida pelea de almohadas como las que solíamos tener antes de que me inscribieran a la preparatoria.

Pero, algo andaba mal. Muy mal. Alguien, como solía pasar, había entrado a mi cuarto, pero esta vez había algo diferente en todo eso. Habían tomado mis cosas.





-No hagas ruido. Y cuidado, Dest.- susurró mi prima, transmitiéndome sus pensamientos cuando su mano estuvo sobre la mía. La miré, sintiéndome nerviosa y asustada, todo al mismo tiempo, pero reservando eso para mí, en estos momentos, debía de tener cuidado.

-¿Qué pasa si nos atrapa?- pregunte de la misma forma que ella, aprovechando este talento de no tener que hablar. Presionó sus labios y se quitó el cabello de la cara.

-No terminaría nada bien. ¿Lista?

Yo me limité a asentir. Una gota de sudor cayó por mi frente. Si nos atrapaba, las 2 estaríamos muertas y no habría nadie que nos salvara. Me hizo seña de que ambas estábamos listas para atacar, aunque podía sentir que estaba igual de nerviosa que yo.

-¡Ataca!- gritamos al unísono.

Abrimos la puerta con una patada y el cayó al suelo del susto. No nos había oído llegar. Se incorporó de un salto y corrió hacía mi prima, haciéndola caer, mientras una sonrisa burlona se curvaba en sus labios. Ever quedó inmovilizada en el suelo; la había paralizado. Ya que comprobó que Ever no era más una amenaza para el, corrió hacía mi, en un intento de barrerme.

Alcancé a brincar a un lado para que no me atrapara; definitivamente me estaba haciendo más rápida, pero no por eso menos torpe y más coordinada. Arremetió contra mí, pero me moví a un lado y brinqué sobre su espalda.

-Muy ágil.- dijo en un suspiro.- Pero lo suficiente.

-Eso ya lo veremos.

Tomó mi pierna y la jaló, haciéndome caer al suelo. Mi cabeza se estrelló muy fuerte contra la madera del suelo y sentí como todo se volvía borroso. Me quedé tendida en el suelo, esperando el próximo ataque, pero sobre todo por que mi cuerpo a penas me respondía.

-¿Dest?- me llamó Damen.- ¡Ever!

-¿Qué le hiciste?- preguntó mi prima, arrodillándose a mi lado. Pasó una mano por mi cabello y me levantó en brazos. Podía sentir como se movía y a los pocos segundos, estuve recostada en la cama de Damen.

-Nada… Ev, yo solo me la intenté quitar de encima…- fue lo último que le oí decir a Damen, mi hermano.


“-Trev, tú y yo sabemos que esto nos hará más fuertes.- dijo una voz femenina que me resultaba inquietantemente familiar.

¿Trevor? Le estaban hablando a mi hermano. No podía ver nada, solo oía voces, en mi cabeza. Todo era negrura completa, solo mis oídos distinguían algo. La chica trataba de convencerlo de algo, lo podía oír en su voz, pero el resoplido de mi hermano y su falta de respuesta me dieron a entender que no quería saber nada al respecto.

-Kath, no. La respuesta fue, es y será siempre no. Ella es nuestra hermana.- respondió mi hermano, con ese tono de voz que usaba cuando era su última palabra.

-Pero, ¡Trevor!- gritó ella.- Es nuestra oportunidad. ¡Ni el Consejo ni Los Dragones podrán detenernos!

-No vuelvas a decir eso, Katherine. Yo Nunca, óyelo bien, NUNCA daría la vida de NUESTRA hermana para un poco más de poder.- ladró mi hermano.

Un momento, ¿Dijo nuestra hermana? Trevor, Katherine y yo, ¿hermanos? No, no podía ser. Debo de estar soñando…”




---------------------
Por favor no me rega~en, esta no ha sido mi mejor semana, aparte ando enferma y me siento fatal.

Hoy es jueves, && ma;ana viernes, EMPIEZA EL MUNDIAL!

MEXICO! Mexico! RARARA!!

Siento la tardanza..:(

Comenten(:

Ilyy♥

martes, 1 de junio de 2010

37.1 Suspension

Me desperté en mi cama, perfectamente cubierta con las mantas y vestida. Gemí un poco y giré mi cabeza mientras trataba de recordar que había pasado. Solo recordaba esa voz que me llamó “Su majestad” y después de eso ya no supe nada. El recuerdo del tatuaje se hizo presente cuando estiré mis manos. Giré mi muñeca un par de veces, pero nada; mi muñeca estaba limpia. Tal vez lo había soñado, aunque yo podía jurar que no. Pero las únicas pruebas que tenía eran ese insoportable dolor de cabeza y la extraña sensación de entumecimiento en mi cuerpo… -Hola, Dest.- saludó Dean con una sonrisa en los labios. Lo miré de reojo y le devolví la sonrisa.- ¿Sucede algo? -Hola, Dean, ¿Y Bel?- pregunté algo insegura. Me miró como apenado y señaló su boca, diciéndome que tenían hambre. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, al imaginarme a mi amiga mordiendo el cuello de alguien para alimentarse.- No va a matar a nadie. Hay otras formas, Dest. -¿Y Lucas?- pregunté poniendo atención a que no lo había visto al llegar y tratando de cambiar de tema. Buscó algo en su mochila y sacó un pedazo de papel perfectamente doblado, que con una letra prefecta que reconocería donde fuera, tenía mi nombre. -Te mandó esto.- dijo entregándome el papel. Miré a los lados buscándolo, pero la nota lo decía todo; no vendría a clases. Tomé el papel con desgane y entorné los ojos sintiéndome decepcionada de no encontrarlo. Abrí el papel y comencé a leer: Dest, por razones que espero poder explicarte luego, saldré de la ciudad, lo planeado es que vuelva el domingo de la próxima semana. Espero que el tiempo se pase tan rápido como estoy esperando ya que si me demoro, me volveré loco sin verte. Dean y Shane estarán al pendiente de ti, no dudes en pedirles nada si lo necesitas. Dile a Dean que te de las demás cosas que te mandé. Pensando en ti, Lucas. -¿A Qué cosas se refiere?- le pregunté pensando en lo que decía la nota. Sacó de su mochila una hermosa rosa roja, de pétalos lustrosos y sedosos, una pulsera plateada con un dije de corazón de cristal tal como el del collar que me había regalado (a la cual decirle hermosa era quedarse corta), un abrigo negro y me los entregó. Primero olí la rosa, y después el abrigo, que estaba impregnado del aroma de Lucas, ese aroma a bosque, tierra, sol y perfume que tanto amaba. Me puse la pulsera y observé el dije moverse con la ligera brisa mientras un suspiro se formaba en mi garganta. -No sé que dirá la nota, pero si ocupas algo, lo que sea, puedes pedírmelo.- dijo muy amablemente. Le sonreí y casi siento que se me sale el corazón cuando Bel aterrizó frente a nosotros con una gran sonrisa en el rostro. -Hola.- dijo dándome un beso en la mejilla y después acercándose a Dean para tomar su mano.- Ya mejoré en eso del aterrizaje. Espera, ¿Dest, que te pasó en la mejilla? Se acercó e inspeccionó con cuidado el golpe que mi prima me había dado ayer por la noche. Puso su mano sobre el morete y lo presionó un poco, logrando que hiciera una mueca de dolor a la cual ellos rieron. No había hablado con nadie esta mañana. Solo tomé las llaves de mi auto y mi mochila para dirigirme a la escuela, pero cuando estaba a punto de subir, Damen me tomó del brazo y me hizo regresarme; no podía usar mi auto para nada. -Listo.- dijo muy sonriente. Sacó un espejo del bolsillo de su abrigo y me lo extendió para que me viera. -¿Qué se supone que debo ver? El golpe en mi…- inspeccioné mi rostro, buscando el golpe. Moví mi largo flequillo, que ya me llegaba más debajo de las cejas y casi cubría por completo mis ojos, de un lado a otro, pero no había señal de agresión en mi cara.- ¿Qué hiciste? -Magia.- dijo moviendo sus dedos frente a su cara como hacen para asustar a los niños pequeños.- Tu no eres la única que puede hacer cosas… diferentes. -Genial. Vampiro y bruja.- me burlé. Dean estaba a punto de soltar la carcajada pero Bel le dio un codazo en el brazo y tuvo que reprimir la risa. -Y tú bruja y ogra.- se burló. Estaba a punto de contestarle cuando sonó la campana y emprendimos nuestro camino hacía el salón. Saqué mi I-pod y me escondí los audífonos por debajo de la camisa del uniforme deportivo y lo escondí en el elástico del pantalón, para que nadie lo notara, con la música a todo volumen esperando ahogar la decepción que estaba sintiendo. Era demasiado malo estar castigada 3 meses sin salir, como para que además Lucas faltara una semana a la escuela. Entré al salón y todos me miraron con una sonrisa burlona en los rostros. Cam me miró preocupada, en su mente preguntándose que sucedía, pero solo me limité a encogerme de hombros y caminar a mi asiento. Lancé mi mochila al piso y me hundí en la silla, escondiéndome de las risitas y miradas furtivas de todos. Apagué la música y saqué un cuaderno para ponerme a garabatear mientras esperaba. -Srita. Boudelair,- dijo el profesor Green, de Historia, cuando entró. Se levantó un poco los lentes para buscarme con la mirada y cuando me encontró, presionó sus labios y señaló la puerta.- La esperan en la oficina del director. También al señor Russo. -El… no vendrá esta semana.- le dije cuando estaba a punto de salir. -En ese caso, buena suerte con su castigo.- dijo finalmente, con un tono que me dio a entender que era el fin de la conversación. Salí del salón y arrastré los pies en un patético intento de retrasar mi llegada a la oficina. ¿Castigo? Pero si yo no había hecho nada. O al menos no nada que se mereciera un castigo por parte de la escuela. Di varias vueltas por los largos pasillo, pero en una de esas, choqué con alguien y casi caigo al suelo. -Lo siento.- dijo esa voz, algo apenada. Levanté la mirada y me encontré con que era Jake. Suspiré pesadamente y seguí caminando, todavía seguía molesta con el por lo del intento del beso, así que lo ignoré. -Espera. -¿Qué quieres?- ladré. Se encogió por mi tono y en su mirada pude ver el más sincero arrepentimiento. -Quería pedir disculpas por lo de… tú sabes.- dijo esquivando mi mirada y jugando con un cordón de su mochila. Me crucé de brazos y miré el reloj esperando con todas mis fuerzas terminar con esta conversación de una vez por todas.- Estuvo mal y perdón, pero es solo que… me gustas demasiado. Si me dieras una oportunidad… -Tengo novio. Y se llama Lucas, por si no lo recuerdas.- lo interrumpí tajantemente. Sus músculos de brazos y mandíbula se tensaron y en sus puños se podían ver las venas muy bien marcadas.- ¿Terminaste? No me respondió, solo caminó al lado contrario, huyendo de mi y de mis palabras. Un sentimiento de culpa me asaltó en cuanto estuve sola. No debí de haberle hablado así. El era mi amigo, y si, se equivocó, pero todos lo hacemos, ¿no? Cerré los ojos fuertemente y seguí caminando. Cuando iba a dar la última vuelta a la izquierda para llegar a la oficina, un mareo me detuvo. Una fiesta. Una pelea. Un grito de terror. Sangre. Lucas en el suelo… -¡No!- grité gracias a esas imágenes. La puerta de la oficina se abrió y el director y su secretaría asomaron sus cabezas por el marco de la puerta buscando la causa de mi grito. Cubrí mi boca con mis manos y traté de parar la sensación de que mi corazón iba a atravesar mis costillas.- Lo siento, un… bicho. Ambos negaron con la cabeza y me hicieron seña de que entrara a la oficina. Suspiré pesadamente y caminé a donde me habían llamado. Entré y el aroma a moho y artículos escolares era tan fuerte que arrugué la nariz e hice mueca de desagrado. El director vio mi gesto y me dirigió una mirada desaprobatoria. -Creo que no está en posición de quejarse, señorita Boudelair.- ladró el hombre. El director era un hombre alto y flacucho, con una gran nariz y un rostro demacrado. Tenía tanto cabello que le caía en la cara aún cuando el mismo lo prohibía en su escuela.-Ahora entre y no haga gestos ni muecas. Entré a la oficina y me dirigí a las sillas que había frente al escritorio. Puse mi mochila en la silla de al lado y me hundí en la mía. El director se sentó y se cruzó sus manos, mirándome de una manera que me hizo estremecerme ligeramente. Recordé lo que me había enseñado Ever sobre leer las mentes y lo puse en práctica. Cerré los ojos y me concentré en escuchar la cabeza de mi director hasta que lo logré. Oh-ohh. Estaba en problemas, serios problemas y ni siquiera sabía por que. -Como usted sabrá, srita. Boudelair, el baile de invierno fue saboteado.- comenzó. Yo no le vía ni pies ni cabeza a eso, así que solo asentí. Se aclaró la garganta y siguió.- Hemos encontrado algunas pruebas de que usted y el Sr. Russo fueron los responsables de dicho… acontecimiento. -¡Pero nosotros no fuimos!- le grité poniéndome de pie y golpeando el escritorio. Me miró enojado y me indicó que volviera a sentarme. -El hecho de que hayan faltado lunes y martes no es de mucha ayuda, srita.- siguió intentando mantener el tono calmado de su voz, pero sus pensamientos decían otra cosa. Habían encontrado un video en la cámara de seguridad en el que estábamos yo y Lucas arreglando todo lo del agua, aunque fuera mentira. ¿Ilusión óptica? No lo sé. Lo que si sabía era que nosotros éramos inocentes.- Y que el sr. Russo no se haya presentado aún, no les ayuda mucho. -Le juro que nosotros no fuimos.- dije en un hilo de voz en el cuál el final fue apenas audible. -Lo siento mucho, pero está suspendida lo que queda de esta semana y la próxima. No la expulsaremos gracias a su excelente rendimiento y perfecto desempeño. Pero la próxima vez, tenga por seguro que no habrá otra oportunidad.- me espetó. Tecleó algo en la computadora y lo imprimió. Firmó la misma hoja, la guardó en un sobre y me la entregó.- Esta es la orden de suspensión, deberá venir firmada a su regreso. Si tiene la ocasión, coméntele al Sr. Russo que se presente solamente para la orden. Es todo. Gracias por su tiempo. Hemos llamado a su casa para que vengan por usted, tengo entendido que su prima la espera afuera. -¡¿Tienes algo que explicarnos, Destiny Boudelair Colt?!- me gritaron Ever y Damen cuando llegamos a la casa y me arrastraron a la sala; mejor dicho, me hicieron volar a la sala con sus truquitos de magia, los cuáles, apenas estaba aprendiendo yo a usar. -¡ARGG! ¡Ya sabes que odio que me llames por mi nombre completo! ¡Odio el apellido de mamá!- le grité a Damen, cuyo rostro esta descompuesto por el coraje.- ¡Yo no… Lucas y yo no hicimos nada malo! -Las pruebas demuestran lo contrario.- me recordó.- Y el apellido de tu mamá no es feo, tonta. -¿Y mis verdaderos padres?- les grité, esperando una mala reacción ya que estaba mentalmente preparada para lo que fuera que me esperara en casa. -Salieron de viaje.- dijo mi prima, que no estaba tan alterada como su novio, o esposo, o lo que fuera. Pensé a que lugar habían ido, por qué y cuanto tiempo, dejando mi mente libre para que ella lo leyera y me respondió:- Rusia y Francia. Dos semanas. Asuntos con los “fenómenos”. -Así que somos responsables de ti.- gruñó Damen.- ¿Qué fue lo que pasó realmente? Dejé mi mente recordar lo que había sucedido el día del baile para que ellos lo vieran, cada detalle de lo que había pasado con Megan y Taylor, la quemazón, los golpes, todo. Se quedaron un rato callados, reponiéndose de la visión y volviendo al presente. -¿Lo ves? Yo no hice nada.- repetí. Damen torció la boca y mi prima puso sus manos en sus caderas. -Has cambiado mucho...¿Qué pensaría Trevor de esto? -recriminó mi casi hermano. Sentí la puñalada en el pecho y el ardor de mis ojos por sus palabras. -Yo no… -¡Damen!- gritó mi prima más que furiosa, con los ojos llorosos y tragando saliva para no llorar- ¡¿Qué demonios te pasa?! -Golpe bajo, Dam.- susurré, apenas pudiendo creer que Damen, mi mejor amigo, mi cómplice, mi hermano, hubiera dicho eso. Que hubiera puesto ácido sobre la herida parcialmente cerrada. -Perdón, Dest…- intentó decirme Damen, pero no me quedé a escucharlo. Corrí a mi habitación con el collar y la pulsera flotando detrás de mí. Entré y cerré la puerta de la misma forma de la que tenía el collar y la pulsera volando, ósea con la telequinesia o como quiera que se llamara, y a estos últimos los hice flotar hasta mi buró, debajo de mi lámpara de noche. Entré al baño y abrí la llave de la bañera para que se llenara. El vapor llenó rápidamente el pequeño cuarto así que el aire se hizo pesado y difícil de respirar. Me quité toda la ropa y la lancé a no sé donde. Me metí al agua, sintiendo como el agua hirviendo me quemaba la piel, pero no me importaba. Me recosté como pude, dejando la quemazón y el denso vapor cubrirme, mientras asimilaba las palabras de Damen. ¿Acaso tenía razón sobre mi hermano? Me bañé lo más rápido que pude y cuando salí tomé una gran sudadera que solía ser de Trevor y un pantalón que me quedaba demasiado largo y también perteneció a mi hermano; me gustaba ponerme su ropa por que me quedaba grande y me hacía sentir cómoda y en calor. Caminé al buró, buscando mi pulsera y mi collar, pero no estaban ahí. Busqué en el piso con la mirada pero nada. Abrí cajones, los vacié, revisé debajo de la cama, en el piano, en el armario y en todas partes; hice que todas las cosas flotaran para ver si los encontraba pero nada. Una ráfaga de viento me hizo temblar y ahí caí en la cuenta. Alguien había entrado a mi habitación y había tomado mis cosas, ¿pero para qué? ¿De que le serviría a alguien un collar y una pulsera de plata? El tiempo pasó y los días con el. No salía de mi habitación y si lo hacía era solo para comer o tomar agua. Practiqué un poco con el piano y la guitarra, los cuales tenía tiempo sin usar. Me pasaba las tardes componiendo o repasando las canciones. Mi prima se paraba de vez en cuando en el umbral de la puerta para oírme tocar y siempre me dedicaba una sonrisa; le encantaba oírme tocar. Le pedí a Ever que fuera a la librería y me comprara algunos libros, cosa que la irritó por que fuero puros libros “raros”, como ellas los llamaba, sobre amor entre humanos y criaturas o entre las mismas criaturas fantásticas que yo creía que no existían, pero después descubrí que son más reales que muchos de los humanos que los libros “normales” tienen. Mi relación con Damen se deterioró tanto que ya ni nos mirábamos a los ojos en los encuentros ocasionales en la casa durante mis cortas travesías a la cocina; probablemente eso era lo que más me dolía. De Lucas… No tenía noticias, lo que me hacía rayar en la desesperación y la ansiedad. Mis uñas ya no existían de tanto que las había mordido por todo lo que había pasado en los últimos días. Mis padres solo me llamaban ocasionalmente y me hablaban normal, como si nada hubiera pasado, lo que me dio a entender que Damen se preocupaba más por mí que ellos, pero todavía seguía herida por su comentario. Estaba semi-acostada en la cama leyendo una revista de Ever. No tenía nada más que hacer, así que estaba realmente concentrada en el artículo sobre modelos y pasarelas. Zapatos, vestidos, accesorios, bolsos, carteras, maquillaje… era tanto que casi vomitaba. No odiaba la moda, pero eso era excesivo. ¿A quien rayos se le ocurriría leer algo así? OH, espera, yo lo estaba leyendo. Bueno, eso es un ejemplo de cuan aburrida estaba. Ya habían pasado 6 días desde la última vez que había salido de la casa. De pronto una sombra negra saltó desde la ventana abierta, rodó por el suelo hecho un ovillo y al final se paró se nuevo. Al mismo tiempo salté de la cama por el ruido y solté un gritillo de miedo e impresión. - ¡¿Dest?!- Se escucharon las voces de Ever y Damen junto con sus pasos subiendo las escaleras. La sombra se acercó a mí y mientras más se acercaba mas se distinguía la persona con la luz de la lámpara. Primero unos labios perfectos, unos ojos verdes y al final el rostro entero. -¿Lucas?- susurré lo mas bajito que pude, pero lo suficientemente alto como para que escuchara. -¡Shh!- Puso su dedo índice sobre sus labios. Era la cosa mas linda que había visto en el mundo. ¿Pero que hacía aquí? -¿Dest, estás bien?- gritó Ever tocando la puerta. Lucas me miraba desesperado. Suplicaba con la mirada que no dijera nada sobre el, como si creyera que soy lo suficientemente tonta para hacerlo aún sabiendo lo que pasaría. Con mi dedo apunte el armario para que se escondiera allí. De inmediato desapareció de mi vista. Yo aun seguía sin aire, la impresión me había dejado de rodillas en la cama. - ¿Dest?, no me obligues a entrar- me amenazó Damen que estaba utilizando sus últimos atisbos de paciencia. No tarde ni 3 segundos en llegar a la puerta, probablemente por la adrenalina. Giré la perilla y Ever cayó al suelo. Solté una risotada y tanto Damen como yo nos doblamos de risa. Ella volteo la cabeza y miraba furiosa a Damen. En cuanto este se dio cuenta dejo de reír, se puso serio y levanto la levanto con sumo cuidado. Ever se enderezó, se acomodó la ropa y el cabello. -Un bicho.- Mentí. No era necesario decir más pues sabía que dar demasiados detalles era malo. Los dos se miraron, indecisos de si creerme o no. Se dieron media vuelta y comenzaron a caminar hacia las escaleras. –Ev, Damen, ¿que hacen allí abajo a estas horas de la tarde?- Eran las 8:48 según mi reloj.- Buena hora para holgazanear, ¿no? -Lo mismo que haces tú despierta en tu cuarto.- Dijo Ever con la mirada reprobatoria. Su mirada se desplazaba por todo mi cuerpo como examinando la ropa que tenia puesta. Su expresión era de aburrimiento hasta que sus ojos se petrificaron en mi mano izquierda. Tenia los ojos tan abiertos que parecía que se le saldrían en cualquier momento. -TU QUE HACES LEYENDO MI REVISTA NUEVA QUE YO AUN NO HE LEIDO?- ladró furiosa. ¿Revista? Yo no recordaba ninguna revista. Después me acorde de lo que estaba haciendo antes de… ¡LUCAS! Se me había olvidado por completo. Debía apurarme. Ni siquiera sabía si seguía en el closet. De hecho, ni siquiera estaba segura de que lo hubiera visto realmente. Tal vez fuera esa semana sin el lo que me había hecho imaginarlo. - Estaba aburrida.- le respondí encogiéndome de hombros. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco hasta estar sellados por completos. Su boca se movía como articulando no sé que cosa y respiraba hondo... Muy hondo. -¿Cua...- -Vogue- respondí a sus pensamientos, que no eran nada agradables, antes de que terminara de preguntar. Se dio cuenta que no había protegido sus pensamientos y cerró los ojos, poniendo sus dedos en sus sienes, presionando sus delicados labios durante unos segundos hasta que abrió los ojos- Articulo sobre las modelos y sus vidas detrás de las pasarelas.- Su boca se movió hacia un lado como reflexionando. -Al menos estas leyendo algo decente. Te la puedes quedar... hasta la tarde. - dijo tranquilizándose un poco. - ¿Ya terminaste?- pregunté de forma indiferente. Ambos miraron al suelo, con la mirada triste, pero no me dijeron nada. - No la dobles, manches, rompas o si quiera respires sobre ella.- bromeó Ev tratando de sacarme plática, pero solo crucé mis brazos sobre mi pecho y puse todo mi peso sobre un pie. - Ya entendí. ¿Te puedes ir?- les volví a pedir. - No te duermas muy tarde.- dijo Damen con la voz apagada, de una forma muy propia de un hermano mayor. Se me hizo un nudo en la garganta y tragué saliva.- Dest, ¿sabes que hacemos esto por que te queremos, verdad? -Uh-Huh.- Cerré la puerta de un manotazo sin esperar su respuesta. Me recargué en la puerta y me dejé caer al suelo. Escondí mi rostro entre mis rodillas y cubrí mi cabeza con mis brazos, respirando profundamente ahogando el dolor y la culpa por haberles hablado así. - Te extrañé, Dest- susurró alguien en mi oído. Levanté la cabeza y me encontré con la mirada preocupada de mí novio. - Hola.- No pude evitar sonreír. Hacia mucho que no lo veía y el tenerlo ahí era demasiado bueno para ser real.- ¿Que haces aquí? - Vine a ver a mi novia, pero si no quieres ya me voy.- dijo agregando algo de dramatismo a la ocasión y dando media vuelta y comenzando a caminar a la ventana. La desesperación me entró y junto a un chillido, tomé su mano y lo jalé hacía mi, pero rápidamente rodeó mi cintura y acercó su rostro al mío para besarme. Tanto tiempo sin verlo estaba pasando facturas. La necesidad de tenerlo cerca era demasiada como para reprimirla y, ciertamente, no quería hacerlo. Cuando sus labios bajaron a mi mandíbula, tomé su rostro en mis manos y lo alejé un poco para verlo a los ojos. -Te extrañé.- dije antes de besar su mejilla. Nos separamos y comenzó a inspeccionarme de pies a cabeza. Sus ojos brillaron y una sonrisa torcida se curvó en sus labios. -Te ves linda en pijama- Su mirada y su sonrisa picara me decían que algo no estaba bien en lo que tenia puesto. Baje la mirada y no me gustó lo que mire. Tenía puesto solo un camisón holgado que era blanco y un shorts negro demasiado corto como para cubrir algo. Me sonrojé y soltó una suave risita que me hizo derretirme por dentro. - ¿Nos sentamos?- Asentí enérgicamente con la cabeza y nos recostamos en mi cama de costado uno frente al otro. - ¿Donde has estado todo este tiempo?- le pregunté frunciendo el ceño y cruzándome de brazos. - He estado ocupado, pero creo que podemos hablar de ello después.- respondió encogiéndose de hombros. Presioné mis labios en señal de disgusto, pero cuando acarició mi mejilla dejando un rastro de calor en mi piel, olvidé la razón de mi molestia. El tiempo transcurría muy rápido con Lucas. Seguimos hablando y riendo bajito por al menos 1 hora. Solo eso, hablando, mirándonos a los ojos, tomados de las manos y sintiéndome mareada por tanta cercanía. -¿Dest?- preguntó después de un tiempo de silencio.- ¿Me quieres aunque me haya ido sin avisarte? - ¿Es enserio?- pregunté riéndome. Hizo un puchero que me tomó con las defensas bajas y me acerqué a el, rozando nuestros labios nuevamente. Podía sentir la energía correr por nuestros labios. Su aliento embriagador se adentraba en mí ser y cada vez me sentía con menos fuerzas para dejar de besarlo. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda y me jalaba hacia el, presionándome cada vez más contra su cuerpo. No pensaba, no reaccionaba, no estaba conciente de lo que estaba haciendo. Sin darme cuenta, mis dedos llegaron al cuello de su camisa, y desabroché el primer botón. Después el segundo y el tercero, hasta que quedó abierta y solo quedó con una camisa blanca de tirantes. Cuando la solté el tomo mi rostro entre sus suaves y cálidas manos y estampó sus labios sobre los míos. El frío me hizo temblar y el frotó sus manos sobre mis hombros para calentarme. Nuestras respiraciones eran agitadas y mi corazón palpitaba a más no poder. Sus manos tocaron la piel de mi espalda y esta se curveo instintivamente para protegerse del frío. Cuando el 0.1% de mi cerebro que aun era racional reaccionó comencé a cuestionarme a mi misma. ¿Que estaba haciendo? ¿Era correcto? ¿Podríamos llegar a más si no parábamos? Era cierto que apenas comenzábamos, pero dudaba seriamente que acabara tan rápido como comenzó. El parecía estar concentrado en recorrer mi cuello, el hueco de mi clavícula y mis hombros con los labios. - Es peligroso, y ambos lo sabemos Lucas. Si Ev o Damen se dan cuenta, estamos muertos- logré decir por fin. Pero el ignoró mis palabras y trasladó sus labios sobre los míos. - No- dije entre pequeñas bocanadas de aire que tomaba cuando sus labios me lo permitían.- Lucas por favor… -Dest, quieres algo de co...- Estábamos tan concentrados en el otro que no nos dimos cuenta cuando Ever se acercaba al cuarto. Ella nos miraba incrédula. Tenía un tazón con cereal en una mano. Me había descubierto. Me había visto haciendo algo que se supone yo no debía hacer con alguien que se suponía que no debía estar ahí. Ahora si era mi fin... --------------------------- PERDON!:$