Soulmates

Sola. Esa fue la unica palabra que logró penetrar mi caparazón.



miércoles, 26 de enero de 2011

12.2 Lexa

La campana sonó exactamente a las dos de la tarde y agradecí en mi fuero interno que no se hubiera retrasado ni un minuto. Me moría de ganas de salir de la escuela pues estaba harta de que Bel me ignorara y no permitiera que Dean me dirigiera la palabra y de que Lucas se la pasara todo el día con la tal Emily.

Ambos seguían molestos conmigo y lo peor del caso, es que era por cosas tan ridículas que me era difícil creerlo. Esas peleas habían sido como mis cambios de humor últimamente; espontáneos y fugaces.

Iba de salida del edificio, cuando de pronto algo, mejor dicho alguien, llamó mi atención.

Lucas me tomó del brazo y me jaló hacia él. Choqué contra su pecho, y algo muy diferente al impacto, me dejó sin aliento un instante. Fue uno de esos momentos en los que él me hacía sentir pequeña y como si necesitara que me protegiera.

— Suéltame. — gruñí. Pero no aligeró su agarre. — Si Damen llega y ve que me estás lastimando…

— El no vendrá. — interrumpió. — Lo llamé y ofrecí llevarte yo.

— ¿Por qué harías eso?

— Quiero estar contigo.

Quería que tomara mi rostro entre sus cálidas manos y me besara. Quería que me abrazara y sentir la promesa de que todo estaría bien. Pero tan realista como era, sabía que eso no iba a pasar.

— Los dejo, veo que necesitan hablar. — susurró Emily detrás de nosotros.

No me había dado cuenta de que ella estaba ahí, ni siquiera noté cuando los demás estudiantes comenzaron a pasar a nuestros lados. Ella llevaba el cabello recogido en un suave moño que la hacía ver como un ángel y su “tímida” sonrisa hacía resaltar notablemente sus ojos azules.

Lucas soltó mi brazo y la encaró. De nuevo esa sensación de que yo no existía para él. — ¿No nos hemos presentado, cierto? — preguntó ella dirigiéndose a mí.

— No lo creo. — respondí tajantemente.

Ella torció ligeramente su boca, como si estuviera reprimiendo una maldita sonrisa burlona y me estremecí. Un mes atrás, no me hubiera sentido tan amenazada, pero ahora que volvía a ser humana, me sentía más indefensa que nunca.

— Está bien, soy Emily. — se presentó con una radiante sonrisa. — Encantada de conocerte. Juro que me moría de ganas de conocer a la novia de Lucas, solo habla de ti y de lo maravillosa que eres.

— Sí, claro. — escupí, entornando los ojos e intentando irme. — Soy Destiny.

— Lindo nombre, Dest.

— Destiny para ti. — espeté bruscamente, y ella pareció momentáneamente sorprendida.

Recordé todas esas lecciones de modales que Ev me había impartido cuando era pequeña, y casi me echo a reír por imaginarme su expresión si me hubiera oído en esos momentos.

Sabía que estaba siendo realmente grosera, pero la chica no me inspiraba confianza alguna y de todas formas, no planeaba volverme su amiga, o mejor amiga o nada que envolviera tener contacto cercano en los próximos quinientos años o más, por lo que realmente no importaba.

— ¿Nos disculpas? — intervino mi “novio”.

Sentí la mano de Lucas ejercer presión en mi brazo y comenzó a arrastrarme lejos de ahí. No caminé, pues fui meramente arrastrada hasta un punto donde ella no pudiera oírnos discutir, porque de seguro eso haría, volver a discutir.

— ¿Siempre eres así de maleducada?

— ¿No te gusta? Lo siento, puedes volver con ella. Seguramente ella tiene más modales que yo. — y los ojos me escocieron cuando dije eso.

Me miró un segundo. Realmente me miró después de todos esos días y después de un largo suspiró, y una hermosa sonrisa comenzó a curvarse en sus labios. Me pregunté porque reiría, y nada vino a mi mente.

Comenzó a acercarse lentamente a mí, casi con cuidado, hasta que eliminó el espacio entre nosotros y me besó. Colocó sus manos en mis caderas y pegó su cuerpo con el mío. No podía hilar ningún pensamiento coherente y mientras le devolvía el beso, solo podía imaginarme el resto de mi vida así, junto a él. Todos los días esa sensación en el estómago cuando lo viera o me besara. Sentir el cosquilleo en mi cuerpo cuando tomara mi mano y la tranquilidad y seguridad cuando me abrazara por las noches.

Jake. Recuerda lo que te dijo Jake.

Lo empujé hacia atrás con fuerza y mientras se tambaleaba vi que sonreía. ¡Sonreía! ¡Realmente sonreía! Fruncí el ceño y entrecerré los ojos fulminándolo con la mirada.

— ¡No me beses! ¡No tienes derecho a besarme! — grité, y di un paso hacia atrás.

El comenzó a reír y avanzó el paso que yo había retrocedido.

— ¿Por qué no? — preguntó sonriendo coquetamente.

— Porque... ¡Porque no puedes ignorarme todo el día, pelear conmigo por no querer besarte anoche y ahora fingir que todo está bien!

No sabía que me molestaba más, el que se estuviera burlando de mí o que intentara hacer como que todo iba bien. Fruncí el ceño y me quité un mechón del rostro que me estorbaba.

Estaba jugando conmigo. Cada paso que yo retrocedía el lo avanzaba. Llegué a un punto en el que no pude avanzar más porque choqué contra una maldita pared y maldije en voz alta, que lo único que logró fue sacarle otra sonrisa de niño travieso.

Colocó sus manos a mis costados para impedirme escapar y pegó su cuerpo al mío. Inclinó su cabeza y me estremecí al sentir su aliento en mi cuello cuando suspiró después de olisquear mi cabello. Llevó sus labios a mi frente y depositó un suave beso en ella.

— Te quiero, y siento mucho haber sido un cretino ayer. — se disculpó y envolvió sus brazos alrededor de mí.

Lucas era alto. Una cabeza más que yo, así que cuando me abrazaba, mi cabeza apenas lograba alcanzar la base de su cuello. Cada vez que lo abrazaba, me sentía como cuando era pequeña y abrazaba a uno de esos muñecos de peluche gigantes, solo que mejor y aunado a una sensación de tranquilidad y seguridad. Hundí mi cabeza en su cuello e inspiré su aroma.

— Perdón por haber dudado de ti. — admití. Besó mi cabello y suspiró. — Ya debería saber que no debo creer información de segunda mano.

— Yo debí haberte explicado.

— Y yo debí haber confiado en ti. — respondí dulcemente. — Te quiero, Lucas.

Emitió un ronroneo desde la garganta y sonreí.

— Hoy iré a tu casa. Dormiré en el sillón de tu habitación y vigilaré tu sueño. Tengo permiso especial. — alardeó. — Recuerda que soy tu guardián. Tu guardaespaldas personal.

Recordé ese día, en el que se comprometió a cuidar de mí frente a toda mi familia. Megan no había vuelto a aparecerse por estos alrededores, pero aún así ninguno podíamos bajar la guardia del todo; no con una enferma psicótica como ella y menos ahora que yo sería una presa fácil para ella.

— Está bien. — dije, y besé su mejilla. — Ahora, ¿podrías llevarme a casa?

— Tus deseos son órdenes, mi princesa.

Sabía que era una broma, pero aún así, sentí unas terribles nauseas al oír que me llamaban “princesa”.




— ¿Crees poder seguir tú sola? — preguntó Ev impacientemente. Golpeaba el suelo con la punta de su zapato, ansiosa por seguir con sus compras.

Me había arrastrado hasta un centro comercial en Charlotte solamente porque “ya no tenía nada que ponerse” y porque “mi ropa había pasado de moda seis meses antes de comprarla. En lo personal, a mí sí me gustaba la ropa que tenía, y con tal de no ir de compras con ella, todo lo que usaba me parecía bien.

Pero a ella no.

Y como en mi casa creían en todo eso de las jerarquías de acuerdo a la edad, debía obedecerla. Aunque fuera a regañadientes.

Me encogí de hombres y asentí perezosamente con la cabeza. Frunció el ceño y me extendió una tarjeta brillante de color plateado. La tomé, pero antes fui yo quien frunció el ceño y la examiné con los ojos entrecerrados.

— Toma esta por si necesitas o te gusta algo. — dijo, atropellando las palabras. — Bien, nos vemos en la entrada en una hora, ¿está bien?

—No creo tener opción.

Lo meditó un instante. — No, realmente no. — Y con un ligero movimiento de mano y una deslumbrante sonrisa, se despidió.

Vagué por los pasillos del centro comercial. Era grande y por ser mitad de semana, no había tanta gente como me esperaba. Habíamos estado caminando tres horas, y yo ya estaba agotada y con mucha hambre.

Me decidí ir al área de comida y pedir algo como pizza o algún emparedado de Subway, pero nada parecía llamarme demasiado la atención. Los olores de la comida se arremolinaban en el aire y los letreros de los “restaurantes” saltaban notablemente a la vista.
Finalmente, me decidí por algo de comida china que estaba al fondo del área de alimentos y mientras caminaba con unas cuantas bolsas en las manos, choqué con una chica. El impacto no fue tan fuerte, pero por alguna razón caí al suelo.

— ¡Oh! ¡Lo siento! — chilló la chica. — No me fijé. Debo tener más cuidado.

Levanté la mirada, sintiéndome un poco aturdida y la miré. Tenía el cabello de un color café realmente oscuro que rayaba con el negro, lacio y largo. Su piel era clara, me recordó al interior de las nueces. Sus ojos eran negros, tan negros que no pude distinguir cual era la pupila y cual el iris. Y sentía que la conocía de alguna parte.

Iba acompañada de un chico como los que solo ves en los cárteles de marcas mundialmente reconocidas. Tenía el cabello de un negro azabache y unos preciosos ojos azules que resaltaban. Su piel me recordaba a la cal; tan blanca como solo los muertos podían estar, solo que tenía las mejillas ligeramente sonrojadas.

Ella me inspeccionó con la mirada y habló.

— ¿No te conozco de alguna parte? — preguntó. No respondí, pues me parecía un poco extraña, así que me limité a sonreír. — ¡Ya lo recuerdo! — anunció. — Fue en aquella fiesta en Raleigh, ¿recuerdas? Cuando ese chico te acosaba en el baño. Soy Holly.

Claro. Yo sabía que la conocía de alguna parte. Ella fue la chica que había espantado a Taylor en la fiesta en que intentó matarme por primera vez. Solo que esa vez era pelirroja y de ojos azules. Y lucía menor. Ahora lucía como de unos dieciocho o diecinueve años. Debía de haberse pintado el cabello y usado lentillas.

— Oh, Claro, ya te recuerdo. — respondí. — Solo que te mirabas diferente.

— Si, unas lentillas y tinte para el cabello pueden hacer muchas cosas. — sonreía tan abiertamente que parecía modelo. El chico junto a ella me miraba fijamente, como si quisiera hablar más no se atreviera. — Y el es mi novio…

— Peter Parker. — respondió después de vacilar un momento.

— ¿No es ese el nombre del “Hombre Araña”? — pregunté.

Ella le dio un codazo en las costillas y le dirigió una mirada que decía “idiota”. Ambos tragaron saliva y disimularon su malestar con una sonrisa.

— Si, mis padres son grandes fanáticos. — se justificó. Y tuve esa conocida sensación de que era mentira.

— Destiny Boudelair, mucho gusto. — anuncié a ambos.

Holly no pareció sorprendida, pues ya me conocía, pero Peter pareció tensarse y pedirle una explicación con la mirada. Ella hizo un ligero movimiento de mano y lo pasó por alto.

— Estaremos unos días en la ciudad, sé que sonará un poco extraño, pero, ¿te gustaría ir a cenar con nosotros? — ofreció Holly.

Su invitación me pareció de lo más extraña. No me conocía y aún así quería invitarme a cenar. Tal vez debiera invitar a Lucas por si acaso. Consideré inventar algo para no ir, pero no tenía nada mejor que hacer de todas formas.

— Claro. — accedí.

Ella sonrió abiertamente y dio un par de pequeños saltitos.

— Está bien. Escoge en donde te gustaría. Y claro, puedes llevar a tu novio.

Estaba a punto de preguntar como sabía que tenía novio, pero mejor me quedé callada. Le di el nombre de un restaurante al que fui una vez y mi número de celular para que me llamara en caso de cualquier cosa.

— Debo irme, ¿nos vemos el viernes entonces? — pregunté para confirmar la fecha.

—Por supuesto. — ahora fue Peter el que respondió. — Nos vemos.

Sonreí amablemente y con un movimiento de mano, comencé a caminar lejos, preguntándome si confiar en extraños no me traería algún problema.





Holly’s POV
Ambos seguimos sonriendo mientras la veíamos alejarse con un andar lento y cansado. Vi por el rabillo de mi ojo como la sonrisa de mi novio se desdibujaba poco a poco hasta que se convirtió en una mueca de desaprobación.

— Lexa, — farfulló entre dientes, llamándome por mi sobrenombre. — ¿Quieres decirme por qué de todas las chicas, tenías que invitarla a ella a cenar con nosotros?

Caminé rápidamente y me introduje en la primera tienda de ropa que vi. Miré las hermosas prendas que llevaban las maniquíes para hacer como que no había oído lo que me había dicho. Di unos cuantos pasos examinando todo con cuidado y tuve que reprimir una risilla cuando lo oí bufar. Me era tan aburrido y cansado estar en un lugar tan lleno de gente como ese centro comercial, pero debía lograr que Drei lo olvidara.

— ¿Peter Parker? — pregunté tratando de aligerar el ambiente y de paso, hacer que definitivamente olvidara que había invitado a la heredera de los Boudelair a cenar con nosotros.

Drei frunció el ceño y sus ojos azules se suavizaron un poco cuando me miró a los ojos, después me regaló una cálida sonrisa que hizo que mis rodillas temblaran. Más de quinientos años habían pasado desde que estábamos juntos y aún lograba tener ese efecto en mí.

— ¿Holly? — preguntó burlonamente. — Vaya, Lexa, creí que tenías un poco más de imaginación.

— ¡Cierra la boca, Hombre Araña! — repliqué entre risas. — Al menos no dije el nombre de alguna superheroína.

Avancé dando algunos saltitos, dispuesta a marcharme de ese lugar de una vez por todas, pero me detuve cuando Drei no me siguió. Se había detenido a unos cuantos pasos de mí, con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Suspiré. Realmente no lo había olvidado.

Retrocedí hasta estar a una distancia segura de él. Nunca sabía cuando explotaría y me llevaría con él, peor debía tener cuidado para que cuando sucediera, poder calmarlo de nuevo.

— Lexa, sabes lo arriesgado que es eso, ¿verdad?

— Claro que lo sé, Drei. — murmuré. Abrió los ojos lentamente y me miró detenidamente, asegurándose de que no estaba mintiendo, o peor, volviéndome loca.

— Me preocupa que los del Consejo llevan mucho tiempo buscándonos, y tu quieres invitar a cenar a precisamente la hija de los que están dirigiéndolo. — presionó el puente de su nariz y se pasó una mano por el cabello. — Creo que sería incluso más seguro invitar a Caroline Trevena, ¿no crees?

Lo medité un instante, tratando de recordar quién demonios era esa tal Caroline Trevena, porque estaba completamente segura de haberla conocido en algún momento de mi pasado. Muchos rostros de chicas bailaron delante de mis ojos un buen rato, pero nada. Lo pensé durante lo que debió ser un buen rato y cuando la recordé le propiné un golpe en el hombro.

— ¡Hey! — grité riendo, causando que algunas personas se detuvieran a mirarme con expresiones de que estaba loca. — Decirme que quieres invitar a cenar a tu ex-novia no me parece gracioso. Además esa vieja maldita vampira esquizofrénica no dudaría en entregarte a sus padres para que te arranquen la cabeza. Se volvió muy odiosa cuando sus padres comenzaron a representar a los vampiros en el Consejo.

— Lexa, es broma. — me tranquilizó, deslizando sus dedos desde mi hombro hasta mi cintura. Me estremecí y el besó mi cuello. — Me preocupa que llevo más de quinientos años cuidando de ti y que de un momento para otro todo se eche a perder.

— Si hubieras tenido un poco de sentido común, tendríamos nuestras malditas vidas y no tendríamos que escondernos del maldito Consejo por tu maldita pelea con el maldito hijo de la maldita familia de malditos vampiros. — gruñí.

Odiaba que me reclamara ese tipo de cosas. El que siempre era yo la que tenía la culpa de ser casi descubiertos cuando yo había sido la que lo había salvado de morir. Sentí la culpa fluctuar de él hacía mí de una forma que me abrumó. Casi como si fuera yo la que lo sintiera.

— Lo siento. — se disculpó. Y el enojo y la culpa se disiparon tan rápido como se formaron. — Pero, Lexa, ¿por qué estás tan interesada en ella? ¿Por qué en Destiny Boudelair?

Lo miré un segundo a los ojos, debatiéndome entre sí decirle o no. Al final suspiré y coloqué una mano sobre su mejilla.

— Porque ella no es otra inmortal como los Boudelair. — tomé aire y lo solté. — Ella es como yo.



Enserio que ya no tengo cara para disculparme. Siento no haberme reportado por
tanto tiempo, chicas. Pero estoy teniendo un momento algo difícil :( Gracias a
todas por el apoyo♥ Bueno, quería platicarles algo.

Sé que Clady(: Ya lo publicó en su blog, pero de todas formas me parece muy lindo. No sé si ustedes ya han visto el nuevo comercial de Coca-Cola, “Razones para Creer”; de verdad es uno de los mejores comerciales que he visto en mi vida. Te hace pensar en que en el mundo, siempre hay más cosas buenas que malas y que por cada cosa mala que pasa, hay muchas más cosas buenas que le superan y siento como que me da un poquito de esperanza en que todo puede mejorar.
Les dejo el link, y espero que las que no lo hayan visto, lo puedan ver. $:
Ya tengo algunos capítulos adelantados, así que supongo publicaré antes.
Bϊancaa(:

“Porque AMOR, tiene más resultados que MIEDO D;”. (Amo eso por alguna extraña razón) :D

6 comentarios:

  1. Te quedo super, pero como pudieron vivir 500 años si ella es humana , bueno dest es humana ahora .. amenos que a bueno tengo una idea , pero ya vere si es verdad mi hipotesis , jjiji te iba a decir, que todos tenemos problemas y que a mi tambien me pasan .. y tomate el tiempo para publicar, aunquesea de mi parte , ajajja esta super el comercial!! ajajaj .. pasate por mi blogg. estraña tus comentarios! ajjaaj besos cuidate te quiero

    Nattaa♥

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  2. ¡ELLA! ¿es la que se supone que el consejo asesino? O.o
    No puedes dejarnos así!
    No te preocupes publica cuando puedas
    Y espero que tus problemas se resuelvan
    Muy lindo el video de coca!

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  3. Holaa, biancabb , bueno muchas gracias por tu hermoso comentario , y si me encataria chatear contigo mi mail es : nata_yop_11@hotmail.com

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  4. Bianca tienes premio en mi blog
    My toxic Romance

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  5. Lindo Lucas!! <3
    Lo amo!!!! Es tan perfecto(:

    Me dió mucha risa lo de Peter Parker XD

    AH! Me dejaste intrigada!
    Quiero saber que pasa(:

    AY, ese comercial esta HERMOSO!
    Y esa frase que pusiste es mi favorita(:

    ily.

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  6. Bianca hermosaa!
    No te habia podido comentarrr!
    Me encanto el cappp pero publicaa prontooo D: D:
    Y el comercial es espectacularrrr!!!
    Se lo mostre hasta al perro jajaja
    Cuidateee

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